1 ...6 7 8 10 11 12 ...20 En segundo lugar, también se distancia del idealismo de Fichte y Schelling al considerar que el verdadero infinito solo puede ser el que, en la realidad, realiza su propia infinitud superando todo lo finito. En Hegel no basta con la manifestación en lo finito si luego este no se supera. Solo es verdaderamente real el infinito que ha incorporado en sí todos los momentos finitos. Por tanto, es la filosofía como máxima expresión de la razón, y no el arte, el lugar donde se toma conciencia de la unidad de la realidad. El arte es la forma sensible en la que el absoluto se aprehende a sí mismo intuitivamente, pero esta forma no es la más elevada. De ahí que, tal y como señala Pinckard, Hegel quiera determinar «qué papel podía jugar el arte en la vida moderna y que solo el arte en cuanto arte podía jugar» (2001: 747) una vez descartado su carácter de absoluto.
Para entender la visión hegeliana es necesario analizar a fondo las teorías de Hegel sobre el arte y entender el lugar que ocupa dentro de su sistema, cosa que haremos más adelante. Lo que corresponde hacer ahora es atender a la importancia que Hegel otorga a la historia y su decisiva influencia en la historización del arte.
1. Esta tesis ha sido defendida, por ejemplo, por Hans Blumemberg en La legitimación de la Edad Moderna (2008). Otros autores, como Karl Löwith, conciben la modernidad como una secularización de la teología o escatología cristiana (1958).
2. Precisamente por esto Voltaire en su obra Essaies sur les moeurs et l’esprit des nations (1877) comienza a utilizar el término «filosofía de la historia» en el sentido moderno, distinguiéndolo del uso teológico que tenía hasta entonces (Löwith, 1958: 9).
3. En el ámbito de las artes aludo en este trabajo especialmente a la literatura y la pintura, pero es necesario destacar que los propios románticos dedicaron también muchas reflexiones a la arquitectura, como puede verse en Goethe y su valoración de la arquitectura gótica y el desarrollo del neogótico (Marchán Fiz, 2010). Asimismo, la valoración especial que el Romanticismo hizo del sentimiento conllevó una revolución en el terreno musical, tal y como ha sido puesto de manifiesto por Rivera de Rosales (2006: 92-118).
4. «Como el talento mismo, en cuanto es una facultad innata productora del artista, pertenece a la naturaleza, podríamos expresarnos así: genio es la capacidad innata ( ingenium ) mediante la cual la naturaleza da la regla al arte» (Kant, 2007: 233).
5. El estatuto epistemológico kantiano se encuentra para Hegel limitado al ámbito del sujeto, lo cual no está exento de problemas, pues no logra la reconciliación entre necesidad (naturaleza) y libertad, entre lo particular y lo universal o entre la finitud y la infinitud, como bien se encarga de señalar: «Kant ofreció una representación de la contradicción reconciliada, pero sin desarrollar científicamente su verdadera esencia, ni poderla exponer como lo verdadero y únicamente real» (Hegel, 1989 b , I: 55). A no ser que especifique lo contrario, las citas de esta obra corresponden siempre al volumen I.
6. De hecho, el propio Hegel vincula el paso a la «modernidad» con el inicio de la estética: «Lo mismo que es nuevo el descubrimiento de la filosofía en general, es también el nuevo descubrimiento de la ciencia artística; y propiamente, a este redescubrimiento debe por primera vez la estética como ciencia su verdadero nacimiento y el arte su valoración superior» (Hegel, 1989 b : 54-55).
7. Como recoge Shiner en su libro, la Encyclopédie considera que las bellas artes son poesía, pintura, escultura, grabado y música, y las agrupa bajo la facultad de la imaginación, «como una de las tres principales divisiones del conocimiento, claramente aislada del resto de las artes, disciplinas y ciencias» (2004: 129). No obstante, en esta misma época se encuentran otras clasificaciones de las bellas artes. Por ejemplo, Batteux «incluyó tanto la oratoria como la danza, Kant incluyó la oratoria y el diseño de jardines o Roberston incorpora la oratoria, la jardinería, la danza e incluso la historia» (Shiner, 2004: 131).
8. No obstante, algunos autores señalan que el desarrollo de las bellas artes, centrado en la «figura» y en el estudio del clasicismo, fue perjudicial porque «basar
el arte en el estudio de la Antigüedad y no en la naturaleza significa negar su sustancia metafísica y someterlo al mismo proceso de laicización al que el pensamiento ilustrado había sometido todas las demás disciplinas» (Argan, 1980: 74). A este respecto también puede verse Fernández Uribe (1996).
9. Aludiendo a Schelling, Innerarity afirma: «La ocurrencia original del autor del Systemprogramm es la oposición de una razón narrativa, capaz de apresar la totalidad, de pensar lo distinto como unido, frente a una razón analítica que descompone, separa y desgarra [...]. La novedad estriba en recuperar el valor de verdad de la referencia de la razón a la totalidad, una referencia que tuvo en la Antigüedad forma mitológica, pero que puede ser recuperada como forma de racionalidad» (1993: 43).
10. Afirma Innerarity a este respecto: «La mitología política del idealismo alemán surge, por tanto, contra la pluralización sofística de los intereses, frente al con-
tractualismo individualista, como respuesta al fracaso que supone el intento fichteano de construir la comunidad política desde la subjetividad» (1993: 47).
11. La idea de que Dios habla a través de sus obras también es defendida en el romanticismo por Hamann en su obra Aesthetica in nuce (1760). Considera aquí que la naturaleza es un discurso de Dios a las criaturas, mientras que la obra de arte manifiesta la naturaleza en un lenguaje comprensible para los hombres. En realidad, esta idea siempre había estado de alguna manera presente en la reflexión sobre el arte. Kultermann explica en su estudio de la historia del arte que esto es así porque «la obra de arte se corresponde con la Naturaleza como un espejo y es la ocupación más elevada del hombre en su retorno hacia Dios» (Kultermann, 1996: 113).
12. Berlin ve en este protagonismo de la inventiva un giro importante de la historia del pensamiento humano, pues por primera vez se considera que «los ideales,
los fines, los objetivos no se descubren [...] sino que se inventan; no se encuentran en algún lugar sino que se crean del mismo modo en que el arte es creado» (2000: 121).
13. De ahí que pueda hablarse de un progresivo proceso de estetización de la política, como explica Marchán Fiz (2010: 280-289). A esta estetización de la política, que sigue la idea romántica del arte y se continuará en l’art pour l’art , se le contrapondrá, como afirma Benjamin, la politización del arte: «Así sucede con la estetización de la política que propugna el fascismo. Y el comunismo le responde por medio de la politización del arte» (2008: 47).
14. Gadamer no solo señala la correspondencia entre Ilustración y Romanticismo, sino que muestra el camino para poder superar el prejuicio moderno de que era mejor comenzar de cero que basarse en la tradición. Para llevar esto a cabo se basa en la idea de distancia histórica, que ya no se comprende como un tiempo pasado irrecuperable, sino como una realidad innegable que abre posibilidades positivas de comprensión.
15. «La significación de lo estético se enriquece con la dimensión práctica que tiene el arte como necesidad humana fundamental, pues reabre el interés por su capacidad para configurar el éthos en la sociedad moderna, al modo como en la época antigua configuró la religión y con ello el sentido de lo divino y de lo humano, o como en la sociedad cristiana hasta los tiempos del Renacimiento y la Reforma protestante, cuando también el arte configuró para el hombre común los misterios de la vida, de la muerte y de la salvación» (Domínguez Hernández, 2003: 124).
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