Según esta versión, la idea de autonomía comercial por la cual luchaban los texanos quedaba enterrada bajo una noción más laxa que entendía la libertad por oposición al despotismo. Este último estaba personificado por el presidente Santa Anna, quien al suprimir la Constitución de 1824 y eliminar el Congreso mexicano frustró las esperanzas de los texanos de tener una legislatura propia donde decidir cuestiones territoriales y comerciales. Su caracterización y la del ejército que comandaba se nutrieron de lo que comúnmente se denominaba la leyenda negra. Esta reunía una serie de concepciones negativas hacia los españoles católicos —y por extensión a los mexicanos— que conformaban un estereotipo del mexicano como “holgazán, ignorante, prejuicioso, supersticioso, embaucador, ladrón, jugador, cruel” y consideraban su gobierno como autoritario, corrupto y decadente. 6 Frente a este enemigo siniestro, el destino de los colonos norteamericanos —trazado por leyes divinas— era el de emancipar a los pueblos oprimidos y eliminar la tiranía de raíz.
Los autores que siguieron la línea de Barker se dedicaron a dilucidar las controversias que giraban en torno a la certeza o falsedad de algunos acontecimientos, pero jamás cuestionaron esta versión fabulosa de los hechos. Lo único que lograron fue reforzar el mito por el cual El Álamo se convirtió para los norteamericanos en un momento clave de su tradición nacional en el camino de la conquista de la libertad y defensa de la democracia al que estaban destinados. De esta manera, la historia del nacimiento de Texas se insertó en el relato fundante anunciado por Frederick J. Turner 7 sobre la frontera americana, puesto que reproducía casi literalmente los elementos constitutivos de la misma.
Esta narración del pasado difundida por la literatura e impartida desde la escuela ha sido retomada sistemáticamente por la producción hollywoodense. Los sucesos están imbricados en la memoria nacional, pero también forman parte de una tradición cinematográfica a través de la cual sus hechos se convierten en leyenda, los individuos que lucharon en ella devienen héroes y sus palabras se transfieren de generación en generación, conformando un universo cinematográfico que se transmite y resignifica constantemente hasta hoy en día. Así, cada general participante de la guerra de El Álamo o de la batalla de San Jacinto tiene su propia película o serie de televisión. Hay frases como “Recuerden el Álamo” pronunciada por Houston que han quedado grabadas en la historia fílmica y se repiten incluso en casos que no tienen relación con lo sucedido en Texas.
James Crisp 8 es uno de los pocos autores norteamericanos que buscó desmitificar el relato oficial que aquí mencionamos. En una especie de introducción autobiográfica a su libro cuenta el impacto que tuvieron en su vida las Texas History Movies , una serie de historietas que explicaban el nacimiento del Estado de Texas usadas por todos los niños texanos en la escuela. Además recuerda la atracción que generaban en su entorno los dibujos animados de Walt Disney sobre David Crockett. 9 Crisp explica a la perfección la importancia que tuvo la combinación de los manuales de texto y la proyección de estas producciones en la formación de la conciencia nacional estadounidense durante la década de 1960.
Si consideramos lo que dijimos anteriormente y tenemos en cuenta que las películas no sólo reproducen una narración histórica, sino que también proporcionan una interpretación del hecho al que se refieren, podemos preguntarnos cuál es la funcionalidad de retomar acontecimientos que forman parte del imaginario colectivo de los espectadores para proyectarlos en la pantalla. Randy Roberts y James S. Olson plantean que en más de 150 años, los dos intérpretes más importantes de los eventos de El Álamo han sido Walt Disney y John Wayne. 10 ¿Cómo se explican los hechos en nuestro film? ¿Qué implicancias tiene este proceso?
El Álamo en la pantalla grande
I
Que los ancianos cuenten la historia
Que crezca y crezca la leyenda
De los trece días de gloria
En el sitio del Álamo. 11
The Alamo (1960) es hoy en día una de las producciones más citadas y recordadas en la historia cinematográfica, no sólo al interior de los Estados Unidos sino también en el exterior. Fue una obra concebida y dirigida por el ya consagrado John Wayne, que guardó para sí la personificación de uno de los más renombrados héroes norteamericanos: David Crockett. Ganadora de un Oscar por mejor sonido y de un Golden Globe por la performance musical, obtuvo también numerosas nominaciones para ambos galardones y cosechó varios premios menores. 12
Con guión original de James Edgard Grant, esta versión lleva a la pantalla grande en plena guerra fría una loa continua a las virtudes democráticas de los Estados Unidos. Acompañan a Wayne en su actuación Richard Widmark y Lawrence Harvey como David Bowie y el Coronel William Travis respectivamente y Linda Cristal en el papel de la “Flaca”.
La historia comienza en San Antonio de Bexar, cuando Houston dispone las tareas para cada uno de los jefes texanos. Queda así marcado el destino de los combatientes de El Álamo: resistir, desgastar y retardar al ejército mexicano para ganar tiempo. Mientras, Houston deberá entrenar las tropas que enfrentarán a Santa Anna en campo abierto. La llegada de Davy Crockett y sus hombres al pueblo generará expectativas entre los texanos, que intentarán tentarlo para que luche a favor de su causa. Después de divertirse en la cantina, recuperar insumos militares robados, discurrir sobre la libertad y la República y salvar a una dama en apuros, Davy Crockett se incorporará junto con sus seguidores a la defensa del fuerte. La marcha de los acontecimientos —los escasos recursos, un enemigo numeroso, la falta de apoyo de las demás fracciones del ejército— llevará a que las discordias entre los coroneles desaparezcan y peleen juntos hasta la muerte.
Desde las primeras escenas, se disponen todos los hitos que conforman el relato oficial antes mencionado: la borrachera de Bowie, el uniforme que viste Travis, el enfrentamiento entre ambos, la bandera mexicana de 1824 que flameaba en el fuerte, el cañón que se disparó como negativa a la solicitud mexicana de rendición. Como siempre, la leyenda de Davy Crockett precede a su llegada al pueblo, aunque sorprende a todos con su capacidad de oratoria. También Sam Houston tiene su parte estelar ya que al enterarse de la situación en la que se encuentran los sitiados exclama la renombrada frase “Espero que Texas recuerde”.
La ficción proyectada en la pantalla se ubica entonces en el camino trazado hace tiempo por la historiografía tradicional, pero a la vez le aporta características propias que tienen que ver con la narrativa cinematográfica. Como dijimos al comienzo, creemos que ciertos elementos del western son funcionales a la representación del mito de El Álamo en la cinta y a su vez contribuyen a la transmisión de valores culturales y preceptos ideológicos que son útiles para elaborar una visión del pasado nacional y una noción de sociedad ideal a imitar.
II
El western antes de ser una mitología, antes de representar aventuras rentables al negocio de Hollywood, es una fantástica aventura totalmente real que se confunde con la de USA. 13
Enumerar, definir y analizar estos componentes a veces no es tarea fácil. ¿Qué es lo que hace a un western? ¿Qué implica que un libro o un film pertenezcan al género? Si bien cuando miramos una cinta estamos seguros que es una película del lejano Oeste, cuando nos preguntamos el por qué, cuesta encontrar una forma única de analizar la naturaleza del producto que estamos viendo. Estas preguntas se complejizan aún más si tenemos en cuenta que la mayoría de los autores cuando plantearon modelos o estereotipos se refirieron a aquellos libros o películas de las décadas de 1920, 1930 o 1940, cuando la producción, distribución y aceptación de los mismos estaba en su pico más alto. Es así que para poder definir aquellos films que se alejaban del canon hubo que agregar un nuevo vocabulario a la palabra original; como hizo Bazin al hablar de los westerns barrocos, o de los superwesterns o como cuando se alude a los westerns crepusculares para mencionar las producciones de la década de 1960 en adelante.
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