¿Y qué mejor apoteosis que un logrado espectáculo en honor de los protagonistas? ¿Qué mejor loor que el alarde de la mejor poesía a su mayor honra? Pero los procedimientos panegíricos se multiplican para ofrecer una apoteosis a varones estimados y estimados ejemplares, porque, teniendo en cuenta para quién mayoritariamente se representa, escolares, «el idioma más persuasivo es el ejemplo» (dicho). Ejemplo que se realza, por acumulación de varios procedimientos.
1. Elogio de otros como peana. Aunque resulte un procedimiento poco visible, por indirecto, se sublima la valía de alguien cuando se dice que supera la de otros. Peana de los honrados parece ser la mención del P. Morales, procurador que fue en Roma, donde procuró un cúmulo de reliquias, razón de aquella memorable semana de festejos, marco de la Tragedia del Triunfo de los Santos (1578), en cuya composición tuvo él considerable responsabilidad. Su nueva procura de más reliquias se enfoca como servicio a Alexis / Páez: «Procurote el que en Roma / las causas procuró...» (v. 743). La mención de Antonio de Mendoza es más compleja: sirve de peana a Dafnis / Váez, nuevo Provincial, en cuanto antecesor en el cargo; con él volvió a México, habiendo sido también procurador en Roma: pastores geminos . El Provincial Antonio de Mendoza, ya muerto (Roma, 1596), recibe el tributo del recuerdo y admiración de Cigorondo (vv. 770-774). Base más sólida para el elogio es la imagen del relevo, que representa el fundador del Colegio de San Pedro y San Pablo en la Ciudad de México, P. Pedro Sánchez, primer Provincial de México, a quien se apostrofa en dos estrofas, como nuevo Pedro, sobre cuya piedra, como la Iglesia cristiana sobre Pedro (Mat. 16, 18), pueden coronar el edificio Páez y Váez (vv. 913-924) 65 .
2. El relato biográfico, que no hagiografía, deviene panegírico de los protagonistas, Alexis y Dafnis, dictados dechados para la «loçana juventud» (vv. 837- 842). Lo que se hace mediante la exposición de su trayectoria vital y actividades, con mucho tropo y a todo trapo, transparente para el público espectador, pero con zonas opacas para nosotros.
De Esteban Páez, Alexis, cuenta Sileno sus dos viajes a Nueva España (vv. 195-197) y cuenta Apolo (vv. 637-654) sus estudios y docencia en Alcalá y en Roma-Nápoles; su paso a las Indias como socio de Visitador, entonces P. Avellaneda, con estancia de 1590-1592, y su definitiva vuelta como Provincial (vv. 737-742). Ahora se le propone iniciar nueva corona de méritos por el mar del sur, en el Perú (vv. 761-866; 813-842), donde, efectivamente, después de su visita, largos desplazamientos y propuestas con resultados positivos, fue Provincial y rector hasta su muerte.
De Francisco Váez, Dafnis, se hacen lenguas, en la égloga 3.ª, los poblanos uno tras otro: su actividad lo hizo famoso (v. 288s; quizá como profesor, v. 292: no está clara la alegoría de su actividad); aunque ahora cultiva una pequeña parcela (maestro de novicios –v. 260-265), de la que lo sacan para entregarle el gobierno (v. 302ss). Relata Apolo su nacimiento en Salamanca, su paso por Valladolid (España); su viaje desde el Betis a la nueva Menfis con «asiento / en aguas situado / del nuevo ymperio por Cortés hallado» (vv. 670-672). Fue, después, del Tíber al Betis a juntarse a aquel tropel de gente decidida (vv. 655-694) con Antonio de Mendoza y Bernardino de Llanos (v. 767) y: «como todos te aman», ahora «al govierno pastoral te llaman» (vv. 695 s y 773-778).
3. Y, de lo externo, al carácter y cualidades de los elogiados. Es Alexis infatigable y valeroso, aseguran los tres pastores mexicanos (vv. 164-174). De ahí la seguridad que proporciona, como, según el pastor Mopso, su mismo nombre pregona 66 : Páez, de paz: « pacem fronte refert , dulce fert nomine pacem » (‘paz en su frente anuncia, en su mismo nombre porta la paz’: vv. 174-177). Y premio merece su virtud: « puniceis humilis quantum saliunca rosetis , / ille rosas vario vincit virtutis odore » (‘Cuanto la humilde saliunca a los purpúreos rosales, / aquel vence a las rosas por el olor de su virtud’: v. 178s).
De Dafnis dice Menalcas:
Quantus honos , quantumque decus , quamque ynclita virtus
quanta viri pietas , et rerum industria quanta ,
et labor et studium , carum pastoribus illum
et fecere gregi , et fama super aethera notum (vv. 474-477).
Trad. : ‘Tan gran honor y tanta honra, tan ínclita virtud, tan grande piedad en varón y tanta capacidad de gestión, empeño y estudio, lo hicieron caro a los pastores y al rebaño, y conocido por su fama más allá del cielo’.
Todos reconocen su virtud (espec. vv. 319-322), y loa Apolo «el trato suave con mescla de entereça» (v. 697ss) y ese desvivirse por los demás, implícito quizá en el consejo que le brinda:
Mira, pues, lo que puedes,
que no es govierno de un rebaño solo,
y quien tras tantos corre
el bien les cargue, lo demás ahorre (vv. 775-778),
que podría responder a algo tan poco práctico como querer contentar a todos, que le achacaba la autoridad romana ( MM , VI, p. 562).
4. Súmese a ello, más allá de los honrosos nombres de la tradición literaria pastoril (Alexis, Dafnis), el concentrado olor de los epítetos que merecen, herencia del género pastoril. Alexis, el anhelado: « exoptatus Alexis » (vv. 38, 44), « quaesitum Alexin » (v. 47), « optatum ducem ... votisque petitum » (v. 51), « Magistrum » (v. 69); amado de las ovejas (v. 72); « ovium [pecudum] , pastorum et gloria » (vv. 66, 71, 81,113); « ruris , Alexi , [amor , honos , ] decus; spes unica ruris » (vv. 60. 62, 113s). Es un rompedor de corazones:
Nil animum mulcent , nec clementissimus aer
allicit , at solus mihi , pectora solus Alexis
allicit , hic mira reficit dulcedine mentem . (vv. 498-500)
Trad.: Nada calma el ánimo ni atrae al moderadísimo aire, como arrastra mi pecho solamente el señero Alexis; él restaura con admirable dulzura mi mente.
Y del parangonable Dafnis se dice:
Nil movet , at solus Daphnis mihi , pectora Daphnis
leniit , et curas quoties sua lumina praesens
obtulit et vox viva meas pervasit in aures
invasitque animum (vv. 509-512).
(Trad.: ‘Solo alivia mi pecho el señero Alexis cada vez que ofrece a mi vista sus ojos y su voz viva penetra en mis oídos e invade mi alma’.)
que lo tiene seducido (vv. 510-515). Dafnis es « noster amor » (v. 260), « dis genitus » (‘ese amado de los dioses’: v. 276), « pastorum iubar et laus optima ...» (v. 424 ss), a quien, según Melibeo, un reconocido trovador pindáricamente había cantado (vv. 299-310).
5. Pastores gemelos. Querido, requerido y hasta más disputado (égloga 5.ª) es Alexis, por quien resuena machaconamente el « huc ades! » (‘ven’) de los pastores peruanos. Se quiere agradecer su dedicación con flores y pájaros (égl. 2.ª y 4.ª). Todos cifran en él sus expectativas, pastores peruanos y mexicanos, pastores y dioses. El mismo Apolo las deposita en él (vv. 813-842), y le confía el futuro del dilatado Perú:
Y tú que te traspones al
antártico mar (¡Ô, cómo veo
lo que de yndustria pones
en ceñir tu corona a tu tropheo!),
va, pues, y, a mano y rienda,
consuela, alienta, alarga, acorta, enmienda
(vv. 925-930).
No menos se espera de Dafnis-Váez en México:
Y tú del mexicano
fértil suelo el aveto, el cipro, el nardo
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