64Esperando de sus vasallos ultramarinos la misma lealtad que habían demostrado los peninsulares, Fernando premiaría con el ingreso en la Real orden a los protagonistas americanos de acciones militares en su nombre, denuncias de conspiraciones, levantamientos de regimiento, etc. ( Constituciones de la Real Orden Americana de isabel la Católica, instituida por el Rey Nuestro Señor en 24 de marzo de 1815 , Madrid, Imprenta Real, 1815). El anuncio en Gaceta de Madrid , 25-III-1815, pp. 316-317.
65 Gaceta de Madrid , 25-III-1815, pp. 429-430.
66En buena parte de los años del reinado la Gaceta de Madrid introdujo, con fecha de 24 de marzo, una noticia similar a esta: «Con motivo de ser aniversario de la entrada de S. M. en sus dominios de vuelta de su cautiverio en Francia, se ha vestido la corte de gala con uniforme y ha habido besamanos general» ( Gaceta de Madrid , 25-III-1830, p. 152). Los liberales no fueron ajenos la efeméride fernandina, que siguió recordándose durante el trienio con el acostumbrado besamanos. Pero también utilizaron esa fecha simbólica en 1820 para recordar al público que la situación había cambiado. No parece en absoluto casualidad que, tras el juramento fernandino de la Constitución en 1820, se publicase una Proclama a los españoles, Madrid, 24 de marzo de 1820 (s.l., Reimpreso en Niel, 1820). El texto recordaba que Fernando era ya un «rey constitucional». Otro manifiesto fechado el mismo día, anunciaba: «El seducido rey no es ya el juguete de viles cortesanos (...) Fernando no es ya un rey absoluto y despótico (...) sino un rey Constitucional, atenido a las leyes y a los dictámenes de ministros que no podrán extraviarle sin riesgo de parecer a manos de la inexorable justicia nacional (...) Así lo ha prometido jurando la Constitución de la Monarquía promulgada en Cádiz el año de 1812 y no podríamos, sin atentar al sagrado de la fe Real, desconfiar un momento de la religiosidad inviolable de su promesa» ( Pueblos españoles... Coruña, 24 de marzo de 1820 , Reimpreso en Madrid, Imprenta de Burgos, 1820).
67 Oración presentada por la Real Academia de la Historia al Rey Nuestro Señor Don Fernando VII con el plausible motivo de su feliz regreso al trono , Madrid, Imprenta de Sancha, 1814, p. 18.
68«¡oh día 24 de marzo!, tú formabas una de las mejores épocas del mundo, y desde ella comenzará la edad de oro que fingieron los antiguos. ¿Quién puede explicar el entusiasmo general que produjo en los verdaderos españoles esta noticia?» (Blas ostolaza, Sermón predicado ..., op. cit., p. 44).
69Como el soneto: Día 24 de Marzo. Aniversario de la entrada del Rey Nuestro Señor en sus dominios de vuelta de su cautiverio , s.l., s.a. (Biblioteca Nacional, R/60280/106).
70«Madrid, 20 de Marzo. Ayer con motivo de los días de la Reina y la publicación de la Constitución, que se verificó con el mayor orden y regocijo, hubo besamanos...» ( Gaceta de Madrid , 21-III-1820, p. 306). La Gaceta de 1821 añade el recibimiento «de S.M. a la diputación nombrada por las Cortes para felicitarle en tan fausto día» ( Gaceta de Madrid , 20-III-1821, p. 370).
71 Gaceta de Madrid , 26-IV-1820, p. 471.
72Es cierto que solo la última (la de 1833) le daba ese nombre, pero Francisco Javier Cabanes ya había publicado en 1815 una Historia de las operaciones del ejército de Cataluña en la Guerra de la usurpación, o sea de la independencia , Barcelona, Imprenta de Brusi, 1815 (José Álvarez Junco, «La invención de la Guerra de la Independencia», Claves de la razón práctica , num. 67 (1996), pp. 10-19 y Mater Dolorosa. La idea de España en el siglo XIX , Madrid, taurus, 2001).
73En la Historia razonada , Carnicero dice ser el autor de un texto anónimo publicado durante la guerra: Napoleón o el verdadero D. Quixote de la Europa, o sean comentarios crítico-patriótico-burlescos a varios decretos y párrafos de las gazetas de Napoleón y su hermano José, distribuidos en dos partes y cincuenta capítulos, y escritos por un español amante de su patria y rey desde primeros de febrero de 1809 hasta principios de enero de 1810, en los que procura vindicarse a su patria, a sus fieles generales, y a todos los fieles españoles de las negras invectivas y calumnias con que los franceses y sus secuaces han querido desacreditarlos ..., Madrid, Ibarra, 1813, 2 vols.
74José Clemente Carnicero, La inquisición, justamente restablecida ..., op. cit., 1816.
75José Clemente Carnicero, El liberalismo convencido por sus mismos escritos o Examen crítico de la Constitución de la Monarquía española publicada en Cádiz, y de la obra de Don Francisco Marina «Teoría de las Cortes» y de otras que sostienen las mismas ideas acerca de la soberanía de la nación, por ..., Madrid, Imprenta de D. Eusebio Aguado, 1830.
76José Clemente Carnicero, Historia razonada de los principales sucesos de la gloriosa revolución de España, escrita por el doctor ..., Madrid, 1814-1815, 4 vols. (Vol. I: Imprenta de D.M. de Burgos, 1814; vols. II y III: Imprenta de la Compañía, por su regente Juan Josef Sigüenza y Vera, 1814; y vol. IV: Imprenta de la Compañía, por su regente Juan Josef Sigüenza y Vera, 1815).
77No nos aventuramos a asegurar lo que es una percepción: un tono menos conservador en el volumen I, publicado en 1814, lo que invitaría a pensar que empezó a redactarse antes de la reacción absolutista de mayo.
78No era habitual que un autor recibiese el honor de poder dedicarle una obra de cuatro volúmenes al rey Fernando, a los infantes Carlos María Isidro y Antonio Pascual, y al secretario de Estado Miguel Lardizábal respectivamente.
79Aunque sí que coincide en pasajes importantes como el Motín de Aranjuez, el Dos de Mayo o el viaje de Fernando a Bayona.
80«...aquel no tuvo impedimento alguno para entregarse muy desde los principios a su guardia y favorito D. Manuel de Godoy, seguir sus consejos ciegamente, y alejar de sí aquellos españoles que podían darle los contrarios y más convenientes al bien de la Nación» (Ibídem, vol. I, pp. 4-5). Más adelante, hablando del comportamiento de Carlos IV en Bayona: «De haber tenido el señor Don Carlos IV un poco de carácter y firmeza en esta ocasión, todavía puede ser que hubiera contenido las iras y proyectos de Napoleón» (Ibídem, vol. I, pp. 114-116).
81He aquí –hablando de las Cortes de 1789– un reconocimiento del despotismo monárquico: “Ya los españoles inteligentes se lamentaban de que el gobierno monárquico de España había degenerado de aquella moderación prevenida por sus leyes fundamentales, y que apenas quedaba recurso a la Nación para precaverse de las disposiciones arbitrarias con que pudiesen mandarla sus reyes y ministros. Por esto para la jura y coronación del señor Carlos IV se pensó en tener unas cortes que pudiesen proponer algunos medios para evitar dicho mal. A este fin concurrieron a la corte varios obispos y diputados de las respectivas provincias y ciudades. Pero el conde de Floridablanca, ministro de Estado que fue de Carlos III, y lo seguía siendo de Carlos IV, tuvo miedo de ir dilatando y eludiendo bajo varios pretextos la reunión formal de las citadas cortes para el expresado fin, y por último no se celebraron sino en la apariencia, y con solo el objeto acostumbrado de autorizar la jura y proclamación del nuevo soberano, que en la corte y en todo el reino fueron de las más solemnes que se han conocido. Por esto el rey Carlos y sus ministros siguieron mandando sin más limitación que la que ellos quisieron proponerse» (Ibídem, vol. I, pp. 4-5).
82Dentro de una sorprendente excusa de los apresamientos ingleses de barcos españoles: «Así, atendidos todos estos antecedentes y circunstancias, no fue la conducta de los ingleses tan reprehensible como nos han ponderado sin interrupción los Godoyes y Napoleones» (Ibídem, vol. I, p. 11).
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