Al entrar, Alisha vio por primera vez la sala magna del MIT y fue tal su impresión que no dejó de pensar en el miedo escénico que sufriría en el improbable caso de que tuviese que dar una conferencia en ella. Con cierta incredulidad, vio que su jefe no presentaba ningún signo de cobardía, todo lo contrario, a pesar del rictus de solemnidad de su semblante, lo notaba con ganas de guerrear.
Jimmy dio por acabados los dos minutos de cortesía, tocó con delicadeza la cara del gran Anaximandro y comenzó su conferencia.
–Buenos días, les agradezco su asistencia y espero que mi exposición les sea de utilidad –empezó, dando a entender que no quería ningún tipo de conflicto.
–Lo dudo, de verdad, dudo que nos sea de utilidad –murmuró el Dr. Erans.
La primera diapositiva mostraba una recreación de las caras de cinco especies del género Homo ; en el centro, nuestra especie, el sapiens , y a su alrededor el erectus , el neanderthaliensis , el floresiensis y el denisoviensis . Con un ritmo de voz sin apenas fuerza enfática, del todo inapropiado para aquel momento, empezó su exposición.
–Hace 150.000 años habitaban en nuestro planeta cinco especies del género Homo que eran muy parecidas entre sí y durante más de 80.000 años convivieron pacíficamente compartiendo los recursos naturales. Pero ¿qué pasó hace 70.000 años en Oriente Próximo para que los neandertales que habitaban allí se extinguieran? Y luego, hace tan solo 28.000 años, ¿qué pasó para que desapareciese el último de ellos, cuyos restos fósiles se encontraron en la cueva de Gorham en Gibraltar? La respuesta, queridos colegas, parece ser obvia. La selección naturalinició una competición de especies por el nicho ecológico y el sapiens la ganó, y como consecuencia, todas las otras especies del género Homo desaparecieron. Bueno, esa es la explicación eufemística, la del nicho ecológico, pero la verdad, si me permiten decirla con claridad, es que no tuvimos ningún reparo en cargárnoslos.
El azote del MIT saltó como un dóberman rabioso e interrumpió la exposición de Jimmy.
–Para ser exactos, Dr. Andersen, no podemos afirmar que nos los cargamos como usted ha postulado con descaro. Usted sabe perfectamente, o mejor dicho, debería saber, que no disponemos de ninguna evidencia que confirme lo que acaba de decir. Es más, todos sabemos que existen varias teorías respecto la extinción de los neandertalesy esa que usted menciona, la de la guerra con los sapiens , solo es una de ellas. Así que le sugiero que no sea tan categórico a la hora de formular sus afirmaciones, en la sala hay muchos estudiantes que debemos proteger y, sobre todo, impedir que se contaminen con argumentos del tipo del que usted ha expuesto tan vehementemente.
–Tiene usted toda la razón, Dr. Erans, toda la razón –repitió la frase, mostrándole una irónica sonrisa al mismo tiempo que negaba con la cabeza. En el aire quedó que se estaba riendo del azote del MIT.
Y no contento con eso, soltó otra de sus perlas.
–Aunque, deberíamos tener en cuenta que en este mismo momento los sapiens ya tenemos bastante avanzada la sexta extinción masiva del planeta y que estamos empleándonos también muy a fondo en la extinción de varias razas de nuestra propia especie, como la de los aborígenes de Australia o los de Sudamérica, sin ir más lejos.
–Lo siento, pero debo insistir, –arremetió Erans– disiento una vez más, no hay evidencias científicas de lo que está mencionado.
Jimmy volvió a sonreírle con ironía. «Maldito racista –masculló–, si por ti fuera, en este mismo instante extinguirías a todos los que no son como tú, solo te quedarías con los altos de metro ochenta y pico, rubios y de tez blanca marmórea». Trató de controlarse y prosiguió con la ponencia.
–Bien, independientemente de si los sapiens extinguieron o no al resto de especies Homo , lo interesante es que se quedaron solos porque «algo» les pasó. Ese «algo» les hizo evolucionar hace 70.000 años y les permitió adquirir la posición de supremacía en el árbol filogenético de todas las especies del planeta. Ese «algo», parece que fue la adquisición de un elevado grado de complejidad en el lenguaje, lo que les permitió entrar en el nivel del leguaje verbal y, sobre todo, en el del lenguaje simbólico. Esto, unido a la gran capacidad de aprender que tenían todas las especies Homo , incluida la nuestra, obviamente, les permitió pasar al siguiente escalón de complejidad evolutiva, el que yo llamo «el nivel de enseñar lo aprendido». A partir de ese «algo», –ya era la cuarta vez que Jimmy dibujaba las comillas con los dedos en el aire cuando se refería a ese algo– fueron capaces de aprender, pero por primera vez, una especie Homo también fue capaz de enseñar de forma eficiente lo aprendido, y eso, mis queridos colegas, la hizo extremadamente competitiva y, por qué no decirlo, peligrosa, muy peligrosa...
–Interesante lo que está postulando, Dr. Andersen –lo interrumpió la Dra. Damon–, ¿quiere decir que la secuencia «aprender–enseñar lo aprendido», fue el motor que nos hizo ser lo que somos?
–En parte sí, pero la secuencia no solo fue «aprender–enseñar lo aprendido». Esta secuencia ya la tenían también las otras especies Homo , lo que nosotros tuvimos se completó con lo que llamo «refutar por terceros». Solo de esta forma, los sapiens de aquel momento sabían que lo aprendido realmente funcionaba o, por el contrario, que no era útil. Este fue el primer paso hacia la innovación, que, en mi opinión, sí que fue lo que nos hizo ser lo que somos. Y solo entonces, cuando la eficacia de ese nuevo conocimiento era confirmada por otros, se incorporaba al acervo del grupo como algo nuevo para ser utilizado por todos sus miembros –contestó a su amiga, diligente.
–Pero si no me equivoco, eso parece ser una forma arcaica del método científico, ¿no lo cree así, Dr. Andersen?
–Sin duda, así lo creo, Ina –Jimmy sonreía, empezaba a sentirse cómodo y la llamó por el nombre que siempre utilizaba en la intimidad. –La adquisición de un lenguaje más sofisticado, junto con un elevado simbolismo, les permitió desarrollar un método científico arcaico, basado en un rudimentario proceso de observación y experimentación, seguido de aprendizaje y posterior enseñanza de lo aprendido a otros miembros del grupo, lo que permitió que estos refutaran, o no, el nuevo conocimiento. Pero en este caso la refutación por terceros fue muy precaria pues estaba limitada solo a ese colectivo. Obviamente, esta limitación hizo que existieran notables diferencias tecnológicas entre los diferentes grupos. Por esta razón los sapiens estaban siempre viajando en busca de nuevas herramientas y tecnologías, interaccionando pacífica o agresivamente con otros grupos e incorporando a su comunidad todo aquello que supusiese un avance tecnológico. Es lo que yo llamó la era de «la búsqueda de la innovación».
–Interesante idea, ¿pero tiene usted alguna evidencia científica con la que apoyar esta sorprendente hipótesis?
–intervino Erans.
–De momento no, solo es una hipótesis de trabajo, pero ya me conoce, Dr. Erans, no cejaré hasta que el experimental me permita demostrarla.
–Ah, solo es una hipótesis. –Erans zanjó en seco la discusión.
Las risas del auditorio empezaron a aflorar tímidamente, lo suficiente para que Jimmy fuese consciente de que la batalla había empezado, y eso que solo estaba en los entrantes de la inmensa bacanal que había preparado para sus compañeros.
–Sí, Dr. Erans, es solo una hipótesis –le volvió a dirigir una sonrisa, diciendo por dentro: «asqueroso supremacista, ¿por qué no desaparecerás de una puñetera vez?»
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