1. Esquema de la evolución económica *
En el primer ensayo, Mariátegui señala que no se formó una verdadera fuerza de colonización de España, pues no llegaron pioneros sino gente de la corte y del clero. ¿Qué es lo que por definición traían los pioneros que preconizaba un mejor orden político?
La idea de la carencia de una colonización, en estricto, es incuestionable. El hecho es que los españoles encontraron una población nativa numerosa, bien organizada, con una cultura cimentada. Esto les permitió instalarse en la cima de la pirámide y dedicarse al gobierno de esta población, con privilegios que —salvo excepciones— no contaban en su país natal. Ellos no necesitaron campesinos ni pescadores ni muchos trabajadores manuales, pues estos existían en abundancia. Los conquistadores, gente de guerra, asumieron funciones cortesanas a su manera. Posteriormente, llegaron los verdaderos cortesanos, con escasas limitaciones para ejercer el poder y la administración del territorio y, en contrapartida, se introdujo el esclavismo de las etnias africanas, de modo que se generó una distancia cada vez mayor entre quienes trabajaban manualmente y quienes ejercían el poder.
¿Instauraron los virreyes y cortesanos un sistema que hoy podamos agradecer?
Fue uno de los peores legados, pues hasta entrado el siglo XX, solo la gente de bajo nivel trabajaba en actividades productivas, en tanto que los aristócratas o descendientes de estos no debían trabajar. En otras palabras, el ocio, para la élite, era considerado una cualidad inherente a esta. Además, por tratarse de una corte muy alejada de la sede central, los controles eran muy laxos y en algunos casos inexistentes, de manera que las responsabilidades por excesos o deficiencias se diluían y los funcionarios actuaban de manera muy libre. Esto dejó como herencia la falta de disciplina, la dejadez, el relajo en las obligaciones, las responsabilidades borrosas, herencias que de una u otra manera han dado lugar a la idiosincrasia de la “cultura criolla”.
Según el autor, la llegada posterior de los profiteurs marca otro hito en nuestra economía: son ellos los que construyen la clase capitalista. ¿Qué debió corregir esa casta para no propiciar el desarrollo de una economía feudal?
La transformación de los primeros españoles —que enfrentaron a los quechuas y sus aliados— en encomenderos, forjó las bases para que ellos mismos y luego sus descendientes y los parásitos que viven en torno a los ricos y privilegiados, formaran el sustrato de gente que vivía a expensas de los indios y los esclavos. No fue, pues, el clásico modelo del forjador del capitalismo que logra sus fortuna impulsado por la ética del trabajo, sino el rentista y el propietario de minas que explotaba a los indios mediante intermediarios, todos ellos amparados por la corona, que recibía grandes beneficios vía impuestos.
A España le facilitamos oro y plata mientras que a Inglaterra “sustancias humildes y groseras”, como el salitre y el guano. ¿Qué materia prima nos quedó entonces? ¿Puede establecerse alguna analogía con el presente?
En nuestra historia, desde la llegada de los españoles, los recursos naturales han ido cambiando con el tiempo, sin que el patrón cambie: explotación del recurso hasta su agotamiento y empobrecimiento del entorno físico de donde se extrae; enriquecimiento de instituciones o empresas extranjeras; aprovechamiento residual para los explotadores nacionales; y empeoramiento de las condiciones humanas de las comunidades nativas. Ahora, con los minerales, la fauna y la flora de la selva… tal pareciera que la naturaleza tuviera siempre algún recurso nuevo e importante para el país, de acuerdo a las necesidades de las economías internacionales, pero a la vez esta riqueza termina dejando una estela de degradación y agotamiento del recurso natural, de empobrecimiento generalizado, cuando no de muerte y desolación.
Mariátegui menciona que son las concesiones del Estado y la bonanza del guano lo que creó al capitalismo y a la burguesía. ¿Qué medidas debió adoptar el Estado para fundar una industria más conveniente?
La incipiente burguesía que se empezó a forjar a mediados del siglo XIX tuvo en el guano y el salitre la posibilidad de contar con el “capital originario” para su despegue, pero ello no ocurrió porque nunca se llegó a forjar como grupo social capaz de presentarse como una alternativa política frente a la oligarquía terrateniente; no fue capaz de consolidar una modernización de los estructuras productivas, ni forjar una opción política bajo reglas de juego democrático. Y, finalmente, porque lo poco avanzado colapsó debido a la derrota ante Chile.
Hace casi cien años el autor identifica la situación del indio como un grave problema social cuya solución revolucionaria debía provenir de los propios indios.
Mariátegui realizó un notable trabajo de reivindicación del indio, de su historia, de su rol en la economía y de su cultura; lo cual se expresó en el ámbito social, al generar debates sobre el papel del indio, sus valores, sus posibilidades y sus aportes para la marcha del país. Gracias a su prédica en favor del indio, los grupos que luchaban por su reivindicación encontraron nuevos argumentos para su revalorización —como el indigenismo—, y generó estímulos en creadores que recogieron sus argumentos y los sumaron a los derivados de sus experiencias personales, como en el caso de José María Arguedas, José Sabogal y otros escritores y artistas.
¿Qué aspectos atendió y cuáles no pudo prever Mariátegui a la luz del desarrollo actual?
No estuvo en sus manos imaginar los profundos cambios en el escenario social del país derivados de la aluviónica migración que se produjo a partir de los años cincuenta, debido a lo cual el indio se estableció en las ciudades, principalmente en Lima, iniciando de esta manera un proceso de mestizaje masivo, impregnándose de la cultura occidental e influyendo a la vez en ella en todo orden de cosas. Además, debido a las demandas de grupos minoritarios en muchos países, la posición de organismos internacionales y los estudios antropológicos de los años sesenta y setenta, la validez de categorías como indio y negro ha sido cuestionada en los estudios científicos, sobre todo para designar a los actuales grupos humanos. De esta manera, ya no tiene vigencia la postura de una solución revolucionaria, ni de parte de los interesados ni de los otros grupos sociales.
Ciertamente la población que describe Mariátegui era diferente a la del presente; sin embargo, se mantienen vigentes sus demandas sobre las injusticias en la población indígena. ¿Quién fue su antecedente más importante?
El antecedente manifiesto es Manuel González Prada, quien desde su célebre discurso del Politeama en 1888 pone en primer plano de la discusión política sobre la necesidad de reconocer el papel protagónico del indio en la realidad del país, no obstante la situación de marginación que sufre. A partir de entonces, la agenda política del país no pudo obviar el “problema del indio”, pues los intelectuales se debían pronunciar a favor o en contra. Ya no era posible ignorar esta situación.
Mariátegui considera importante que la acción antiimperialista no se restrinja al socialismo. ¿Qué otros caminos plantea para crear una sociedad más justa e inclusiva?
Mariátegui considera la necesidad de articular un frente de las fuerzas progresistas, dado que el socialismo se hallaba en una etapa de consolidación y aún no estaba en condiciones de enfrentar por sí solo al imperialismo. De allí que necesitara unirse a las fuerzas progresistas que el imperialismo afectaba, lo cual explica en cierta medida su posición ante el aprismo. En cuanto el proletariado alcanzara un significativo nivel de desarrollo y asumiera su papel en la lucha de clases, podría convertirse en la fuerza capaz de actuar por sí sola frente al imperialismo.
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