Milagros
Los signos del Mesías
Milagros
Los signos del Mesías
Euclides Eslava
Eslava, Euclides, autor
Milagros: los signos del Mesías / Euclides Eslava. -- Chía : Universidad de La Sabana, 2019
156 páginas; cm. (Colección Cátedra)
Incluye bibliografía
ISBN 978-958-12-0529-5
e-ISBN 978-958-12-0530-1
doi: 10.5294/978-958-12-0529-5
1. Milagros - Cristianismo 2. Fe 3. Mesías 4. Misterios religiosos I. Eslava, Euclides II. Universidad de La Sabana (Colombia). III. Tit.
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Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas
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Primera edición: noviembre de 2019
ISBN 978-958-12-0529-5
e-ISBN 978-958-12-0530-1
doi: 10.5294/978-958-12-0529-5
Número de ejemplares: 1000
CORRECCIÓN DE ESTILO
Nathalie De la Cuadra N.
DISEÑO DE PAUTA DE COLECCIÓN
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DIAGRAMACIÓN Y MONTAJE
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Conversión ePub: Lápiz Blanco S.A.S.
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HECHO EL DEPÓSITO QUE EXIGE LA LEY
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Autor
Euclides Eslava es sacerdote, médico y doctor en Filosofía. Director del Centro de Estudios para el Desarrollo Humano Integral (Cedhin) de la Universidad de La Sabana, y miembro del grupo de investigación Racionalidad y Cultura de la misma institución; autor de los libros El Hijo de María (2018), Como los primeros Doce (2017), El secreto de las parábolas (2016), La filosofía de Ratzinger (2014) y El escándalo cristiano (2da. ed., 2009), entre otras obras.
Correo electrónico:
euclides.eslava@unisabana.edu.co
Contenido
Introducción Introducción Los milagros de Jesús que narran los Evangelios son un tema polémico: algunos se preguntan si corresponden a la verdad histórica o si más bien se trata de una ficción interesada, de unos relatos míticos de fenómenos que ahora serían explicables por medios naturales. Los milagros de Jesucristo son muy variados y conllevan una cierta gradación: en primer lugar, sobre las fuerzas naturales, más adelante sobre los demonios y al final sobre la misma muerte (Legasse, 2000, p. 256). Estos forman parte de su biografía y es interesante anotar que los contemporáneos de Jesús no dudaron de ellos; ni siquiera sus enemigos, que los atribuyeron al demonio. Sin embargo, a partir del siglo XVIII surgieron dudas en ambientes agnósticos y racionalistas. En cualquier caso, la exégesis contemporánea afirma que no es posible negarlos con rigurosidad científica (Casciaro, 1994, p. 314). Más interesante es el significado último, el objetivo que tenía Jesús al obrar tales hechos maravillosos. Como señala el subtítulo de este libro, los milagros de Jesucristo son, ante todo, signos, señales que muestran su divinidad, que confirman la verdad de sus enseñanzas, que ayudan a creer en Él. Esa era la intención de Jesús al ejecutar esos portentos: revelar a Dios, mostrar que había llegado el Reino, que no era una promesa política, sino un regalo del Padre. Por eso también decimos que son “los signos del Mesías”, pues manifiestan su divinidad: es el enviado del Padre, el Hijo de Dios, el salvador y el siervo sufriente anunciado en el Antiguo Testamento. Jesús no vino para acabar con todos los males, sino con el único verdadero mal: el pecado. Y los milagros manifiestan que Satanás comenzaba a ser derrotado, aunque la victoria final solo se dará en la Parusía (cf. Casciaro, 1994, p. 313; Gnilka, 1995, p. 169). Esta obra no pretende ser un estudio pormenorizado ni una exégesis abstrusa, sino más bien una meditación que aúne el rigor científico y la piedad cristiana, a la luz de la liturgia de la Palabra dominical. Después de haber meditado el misterio de la Encarnación del Verbo en el libro El Hijo de María, la vocación de los discípulos —y la nuestra— en la obra Como los primeros Doce, y un aspecto de la predicación de Jesús en el tomo de El secreto de las parábolas, accedemos en este volumen al estudio y a la meditación de varios milagros de Jesús, que pueden servir para aumentar la fe en el Hijo de Dios y para obrar en consecuencia. Bogotá, 7 de agosto de 2019
1. Las bodas de Caná
2. El paralítico de Betesda
3. Curaciones en Cafarnaún
3. 1. La suegra de Pedro
3. 2. El paralítico
4. El demonio mudo
5. Multiplicación de los panes y de los peces
5.1. Cinco panes y dos peces
5.2. El Pan de vida
5.3. El Pan bajado del cielo
5.4. El pan para la vida del mundo
5.5. Reacción de los discípulos al Discurso del Pan de Vida
6. Milagros cosmológicos
6.1. La tempestad calmada
6.2. Jesús camina sobre las aguas
6.3. Palabra, promesa, desprendimiento y misión
7. El ciego de nacimiento
8. Los diez leprosos
9. El endemoniado de Gerasa
10. El ciego de Jericó
11. Resurrecciones
11. 1. Resurrección de la hija de Jairo y curación de la hemorroísa
11. 2. El hijo de la viuda de Naín
11. 3. Lázaro
12. La Transfiguración del Señor
12. 1. La Transfiguración, misterio de oración
12.2. El sacrificio del Hijo: Isaac y Jesús
Bibliografía
Introducción
Los milagros de Jesús que narran los Evangelios son un tema polémico: algunos se preguntan si corresponden a la verdad histórica o si más bien se trata de una ficción interesada, de unos relatos míticos de fenómenos que ahora serían explicables por medios naturales.
Los milagros de Jesucristo son muy variados y conllevan una cierta gradación: en primer lugar, sobre las fuerzas naturales, más adelante sobre los demonios y al final sobre la misma muerte (Legasse, 2000, p. 256). Estos forman parte de su biografía y es interesante anotar que los contemporáneos de Jesús no dudaron de ellos; ni siquiera sus enemigos, que los atribuyeron al demonio. Sin embargo, a partir del siglo XVIII surgieron dudas en ambientes agnósticos y racionalistas. En cualquier caso, la exégesis contemporánea afirma que no es posible negarlos con rigurosidad científica (Casciaro, 1994, p. 314).
Más interesante es el significado último, el objetivo que tenía Jesús al obrar tales hechos maravillosos. Como señala el subtítulo de este libro, los milagros de Jesucristo son, ante todo, signos, señales que muestran su divinidad, que confirman la verdad de sus enseñanzas, que ayudan a creer en Él. Esa era la intención de Jesús al ejecutar esos portentos: revelar a Dios, mostrar que había llegado el Reino, que no era una promesa política, sino un regalo del Padre. Por eso también decimos que son “los signos del Mesías”, pues manifiestan su divinidad: es el enviado del Padre, el Hijo de Dios, el salvador y el siervo sufriente anunciado en el Antiguo Testamento. Jesús no vino para acabar con todos los males, sino con el único verdadero mal: el pecado. Y los milagros manifiestan que Satanás comenzaba a ser derrotado, aunque la victoria final solo se dará en la Parusía (cf. Casciaro, 1994, p. 313; Gnilka, 1995, p. 169).
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