Eric Frattini - El Laberinto de Agua
Здесь есть возможность читать онлайн «Eric Frattini - El Laberinto de Agua» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:El Laberinto de Agua
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:5 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 100
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
El Laberinto de Agua: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Laberinto de Agua»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
El Laberinto de Agua — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Laberinto de Agua», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
– Eminencia, Aguilar ya no está entre nosotros.
– ¿Tiene el hermano Alvarado el libro?
– No. Al parecer, Aguilar consiguió transferirlo a un nuevo propietario.
– ¿Y por qué no ha sido enviado en su busca?
– Porque el nuevo propietario no es un personaje muy accesible, y mucho menos alguien que se deje presionar fácilmente -respondió Mahoney.
– ¿De quién se trata?
– Wu, Delmer Wu.
– Vaya, vaya -dijo, llevándose un habano a la boca-. Ahora parece que ese oriental desea clavarnos el puñal por la espalda después de todo lo que he hecho por él.
– ¿Qué cree que debemos hacer?
– Por ahora nada. No debemos hacer ningún movimiento sin saber antes si tiene el libro hereje, y si es así, dónde lo guarda.
– ¿Entonces?
– Entonces nada. Llamaré a Wu para indicarle diplomáticamente que nos entregue el libro de Judas. Si no consigo que entre en razón, el hermano Pontius irá a Hong Kong y le dará un escarmiento a ese oriental.
– Pero Wu está muy protegido después de lo que le ocurrió a su hijo, cuando fue secuestrado y asesinado por las tríadas.
– Las murallas no las construyen los hombres, las levanta el miedo y nosotros, el Círculo Octogonus, vamos a darle un empujoncito a Wu para que esas murallas sean un poco más altas.
– ¿Qué quiere decir con eso, eminencia?
– Muy sencillo, querido y fiel Mahoney. Primero llamaré para saludar a Delmer Wu y a su esposa. Después le pediré diplomáticamente la entrega del libro. Si no lo hace, enviaremos al padre Pontius para que se ocupe del objeto más preciado de Wu, su esposa Claire. Después de eso, volveré a llamarle para informarle de que rezaremos en el Vaticano una oración por la salud de su esposa y, por supuesto, para pedirle otra vez que entregue el libro. Si continúa sin entregarlo, entonces será cuestión ya de tomar medidas más severas contra él. Inhumanitas omni aetate molesta est, la inhumanidad es penosa en cualquier época, querido Mahoney, y por eso voy a darle al señor Wu una oportunidad de arreglar su error hacia mí y, por supuesto, hacia Dios.
En ese momento, el cardenal fue hasta la mesa de su despacho, extrajo una pequeña agenda negra y marcó un número de teléfono.
– Buenos días, querido Delmer.
– ¿Quién habla? -preguntó el millonario.
– Soy su amigo August Lienart. Le llamo desde el Vaticano, la casa de Dios en la Tierra.
– ¿Qué quiere? ¿Más dinero?
– Por favor, querido Delmer, los buenos comienzos propician buenos finales. Por eso he preferido llamarle personalmente en lugar de tener que enviar a uno de mis ayudantes.
– Muy bien. Sus palabras suenan siempre a reproche por los errores de los demás y no por los suyos -dijo el millonario.
– Se equivoca nuevamente, querido Delmer. Los errores no existen, sólo existe lo que uno hace y lo que no hace, y usted ha evitado hacer algo que debía.
– ¿A qué «algo» se refiere?
– Sabe a lo que me refiero. Al libro hereje de Judas. Lo quiero y lo quiero ya, sin excusas.
– En China solemos decir que el hombre sabio, incluso cuando calla, dice más que el necio cuando habla, querido Lienart.
– En el Vaticano decimos que la clave de la paciencia es hacer algo mientras esperas, y si no da resultado, tal vez debamos buscar una solución por nosotros mismos. Quiero saber dónde está el libro y cuándo piensa entregárnoslo.
– Su pregunta puede ser complicada de responder.
– A una pregunta complicada, la respuesta verdadera es siempre la más sencilla.
– Dado que he sido yo quien ha puesto los diez millones de dólares para adquirir el libro de Judas, ¿por qué cree que no debería quedarme con él en propiedad?
– ¿Por temor a Dios? ¿Por temor a mí?
– El miedo no es algo que le preocupe a alguien como yo.
– Pues debería preocuparle, querido Delmer, debería preocuparle -expresó el cardenal Lienart justo antes de cortar la comunicación.
– No va a entregarnos el libro hereje. Por tanto, envíe a Hong Kong al hermano Pontius.
– Antes tiene que terminar la misión de Chicago.
– De acuerdo. Cuando acabe, tiene que irse a Hong Kong inmediatamente. Comunique a nuestro hermano del Círculo que su objetivo será la esposa de Wu. Esa prostituta oriental llamada Claire.
– Bien, eminencia, así lo haré.
– Ahora diga a mis ayudantes que pueden volver a entrar -ordenó Lienart a su secretario.
Una vez reunidos, Lienart decidió tomar la palabra dirigiéndose al prefecto de la Entidad, el cardenal Belisario Dandi.
– Estimado Dandi, ¿puede usted darnos alguna información sobre el detenido por el intento de asesinato de nuestro Santo Padre?
– Sí, eminencia -dijo el jefe de la Entidad mientras abría un grueso dosier facilitado por la DIGOS, la unidad antiterrorista italiana-. El terrorista es un joven turco que al parecer militó en grupos de extrema derecha que criticaban la posición de nuestro Santo Padre en asuntos de política exterior, principalmente en lo relativo a las relaciones de la Santa Sede con los comunistas de Moscú y Varsovia. Después acabó militando en grupos musulmanes extremistas. Estos últimos acusaban a Su Santidad de ser el «jefe y Gran Cruzado cristiano» y, por tanto, objetivo de los terroristas musulmanes. Tengo aquí en mi poder una carta escrita por Ali Agca en la que afirma que su objetivo es matar al Papa.
La carta, escrita de puño y letra por Mehmet Ali Agca y filtrada por Coribantes, el agente del constraespionaje papal y servidor de Lienart, pasaba ahora de mano en mano entre los presentes del Comité de Seguridad.
– En la carta deja muy claro que su único objetivo es el matar a Su Santidad.
– ¿Pudo formar parte de una gran conspiración y ser Agca, el títere, la mano ejecutora?
– Lo dudo. Los servicios secretos franceses nos han informado que la pistola usada por Agca, una Browning 9 milímetros, fue comprada por el propio Agca a un neonazi austríaco llamado Horst Grillmayer con quien había tenido estrechas relaciones.
– Ese nombre me suena -intervino Giovanni Biletti, jefe de la Gendarmería Vaticana.
– Tal vez le suene este nombre porque Grillmayer fue utilizado por nuestros servicios de inteligencia para realizar operaciones encubiertas en territorio soviético. La Entidad lo utilizó también en operaciones en Polonia.
– ¿Y qué ha sido de ese Grillmayer? -preguntó Lienart.
– Lo encontraron con el cuello cortado en el interior de su coche, aparcado en el garaje de su casa -respondió el jefe del espionaje papal.
– Muy oportuna esa muerte, ¿no le parece?
– Cuando recibimos la información de los franceses, informamos rápidamente a los servicios secretos austríacos para que lo detuviesen, pero cuando llegaron a su residencia, Grillmayer estaba muerto. Por tanto, la pista del arma se ha cortado en este punto.
– Parece que el tal Agca no fue muy profesional -intervino el coronel Hessler de la Guardia Suiza -. El propio atentando contra el Santo Padre parecía estar realizado más por un aficionado que por un profesional. Realmente, disparar contra un Jefe de Estado desde tan poca distancia, en un lugar público y en medio de la multitud equivale a un suicidio. Deberíamos pensar si recibió ayuda de alguien…
– ¿Se refiere a alguien de dentro del Vaticano? -preguntó Lienart.
– No, eminencia, Dios me libre de pensar en ello. No creo que nadie de la Santa Sede pudiera tener interés en disparar contra el Santo Padre, pero tal vez alguien sin saberlo podría haber ayudado en la logística del atentando.
– ¿Sigo sin entenderle?
– Por ejemplo, cuando Agca fue detenido llevaba consigo una tarjeta de seguridad de la Santa Sede para poder acercarse a la zona en la que debía detenerse el Santo Padre. ¿Quién le facilitó esa tarjeta?
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «El Laberinto de Agua»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Laberinto de Agua» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «El Laberinto de Agua» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.