Jaime Bayly - El Huracán Lleva Tu Nombre
Здесь есть возможность читать онлайн «Jaime Bayly - El Huracán Lleva Tu Nombre» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:El Huracán Lleva Tu Nombre
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:5 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 100
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
El Huracán Lleva Tu Nombre: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Huracán Lleva Tu Nombre»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
El Huracán Lleva Tu Nombre — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Huracán Lleva Tu Nombre», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
¿Qué estará tramando esta bruja incansable? Algo malo con seguridad, alguna intriga desalmada y ponzoñosa sin duda. Trato de escribir pero estoy demasiado inquieto por la llamada de Bárbara, así que me cambio de ropa, me pongo algo más apropiado para las circunstancias, le dejo una nota a Sofía por si llega -«me voy a la biblioteca, regreso en un par de horas, te quiero»- y salgo a la calle. Camino a paso rápido para resistir mejor el frío. Decido no tomar un taxi, sino caminar por toda la avenida Wisconsin hasta la calle M y luego unas cuadras más hasta el hotel Four Seasons. Me hace bien pasear por este barrio donde nadie me conoce, mirar a los chicos y a las chicas guapas, perderme entre los pocos turistas que contemplan las vidrieras a ambos lados de la avenida. Esto, caminar, mirar, es algo que nunca pude hacer con placer en Lima y menos en Miami. Media hora después, llego al Four Seasons y siento el aire cálido que me envuelve tras cruzar el umbral de la puerta de vidrios corredizos. Camino hasta los salones del té, sacándome el sombrero y los guantes, y advierto que Bárbara no ha llegado. Me siento a esperarla. Miro el reloj, son las cinco de la tarde, estoy puntual.
Poco después la veo llegar: Bárbara cruza el vestíbulo como una estrella de cine, en sus pantalones de cuero negro y su abrigo de piel, maquillada y enjoyada, toda una señora de alta sociedad que pasea por el Four Seasons con absoluta naturalidad y no se detiene a contestar los saludos de los porteros, quienes inclinan levemente la cabeza a su paso y no se atreven a mirarle el trasero, como harían en Lima. Qué puntual, me dice, con una sonrisa exagerada, y me da un beso en la mejilla, envolviéndome en la nube de perfume que la rodea. Te ves regia, digo, adulón, y ella sonríe encantada con el halago, aunque esa palabra, regia, es demasiado afeminada y tal vez debería haber usado otra. Tú estás un poco gordito, tienes que ir al gimnasio y bajar la barriga, me dice con cariño. Entonces se acerca el mozo y pedimos té, galletas y agua mineral. No he almorzado, me muero de hambre, confiesa ella, haciendo un ademán compungido. Pide un sanguchito, la animo. No, ni loca, estoy a dieta, sólo almuerzo una manzana, responde. Me parece una locura, si estás espléndida así, continúo con los halagos. No, tengo que bajar tres kilos, si no, cualquier día Peter se va con otra, dice, con una preocupación afectada, y luego se ríe.
Yo sonrío mansamente y me pregunto qué ardides y triquiñuelas la habrán traído a sentarse conmigo en este hotel. Sé que no me quiere, no me engaño, pero finjo que todo está bien entre nosotros porque en eso, el arte de la duplicidad y la hipocresía, ella es, como buena señora limeña, una artista consumada. ¿Cómo va la novela?, me pregunta. Bien, bien, avanzando, respondo. ¿Pero crees que vas a ganar plata con un libro?, me dice. Bueno, no sé, supongo que no, pero no estoy escribiendo por plata, digo. ¿Entonces por qué lo haces?, pregunta, con un tono de voz que rezuma amabilidad y no hace sino avivar mi desconfianza. Bueno, porque siento que es mi vocación, contesto. No, no, te equivocas -me dice, con esa arrogancia tan natural en ella-. Tu vocación es la televisión, eres muy bueno en eso y ahí puedes ganar mucha plata, sentencia. Prefiero no entrar en una discusión inútil y digo: Bueno, quizá. Pero cuéntame, ¿qué querías decirme que era tan urgente? Ella se queda callada, ensombrece su rostro con una expresión acongojada, hace chasquear los dedos de las manos y dice, bajando la voz: Quiero proponerte algo que puede ser beneficioso para los dos. Lo único de mutuo beneficio para ambos sería vernos lo menos posible, pienso, y digo: Cuéntame, por favor, que me interesa mucho. Ella cruza las piernas, tensando el cuero negro del pantalón, y balancea levemente la bota derecha, también negra y de cuero, y a continuación tira los hombros para atrás, tratando de no encorvarse y mantenerse erguida, y dice: Yo sé que tú no quieres que Sofía tenga el bebito y yo te entiendo. Permanezco en silencio. Bueno, en algún momento me pareció que el aborto era lo mejor para los dos, comento con vergüenza. Ella prosigue, como si no me hubiese oído: Yo sé que tú quieres que Sofía aborte y que no quieres casarte con ella, que todo esto es muy duro para ti, ¿no es cierto? Me sorprende el tono de cariño con que se dirige a mí y digo: Bueno, sí, es duro para mí y para Sofía, y supongo que para ti también. Ella asiente, apretando los labios, como tratando de mantenerlos muy rojos y brillosos, y dice: Yo estoy contigo totalmente. Sofía no puede tener al bebito y menos casarse contigo. Es un error garrafal. No deben hacer eso. Van a joderse la vida por un capricho, por una calentura hormonal. Yo tengo un plan para que ella aborte y tú puedas recuperar tu libertad, que sé cuánto valoras, y acabemos con esta pesadilla que no sabes cuánto me ha hecho sufrir.
Ahora Bárbara se lleva las manos al rostro muy maquillado, me mira desolada y se le humedecen los ojos. Lo siento -digo, incómodo-. Supongo que estás sufriendo mucho. No sabes -me interrumpe-. No sabes cómo sufro de ver a mi hija destruyendo su futuro, cavando su propia tumba. y tengo que hacer lo que sea para ayudarla. Entiendo, digo. Ella recupera el aliento y dice: Pero tengo un plan, y sonríe con aire maquiavélico. ¿Cuál es el plan?, pregunto, lleno de curiosidad. Ahora Bárbara juega nerviosamente con el collar de perlas que baila sobre su pecho pecoso y dice, con un aire de misterio: ¿Conoces Londres? Intrigado, respondo: No, pero me muero de ganas. Ella sonríe y me sorprende de nuevo: ¿Te gustaría pasar un mes en Londres? Yo me hago el tonto y digo: Claro, me encantaría, pero ahora no puedo porque tengo que acompañar a Sofía y seguir con la novela. Pero nos vamos a ir de luna de miel a París y tal vez después podríamos pasar unos días. Te invito a Londres, me dice, con una sonrisa inquietante y esa mirada de mujer trastornada. ¿Cómo es eso?, pregunto, tratando de mantener la calma. Te invito un mes a Londres, insiste. Esta vieja se ha vuelto loca, pienso. Está caliente y quiere llevarme a Londres. No entiendo nada, todo esto es muy absurdo. ¿Me puedes explicar bien en qué consiste la invitación, porque estoy un poco confundido?, digo.
Ella sonríe, pone una mano sobre mi pierna, me palmotea el muslo y dice: Escúchame y no digas nada hasta que termine. Yo quiero que Sofía aborte. Cuanto antes, mejor. Sofía no puede tener un hijo ahora y menos contigo. No tengo nada contra ti, creo que eres un buen chico, pero tú mismo me has dicho que eres gay y que no estás enamorado de ella, y yo no quiero que mi hija tenga un bebito con un gay, ¿me entiendes? Entonces, tengo que mover cielo y tierra para que aborte. Pero ella no va a abortar si tú te quedas a su lado. Porque si estás a su lado, le haces creer que eres su pareja, que no eres gay, que la quieres de verdad. Por eso Sofía no ha podido abortar todavía. Porque te has quedado con ella. Pero si te vas, si la dejas, entonces estoy segurísima de que abortará. Es mi hija y la conozco mejor que nadie. Lo que tenemos que hacer para que aborte, cosa que tú y yo queremos, es dejarla sola, que la dejes, que te vayas. Entonces ella se va a dar cuenta de que estaba engañada, de que no puede contar contigo, y ahí abortará de todas maneras. Créeme, estoy segura de eso. Lo que tenemos que hacer, si me sigues, es ponernos de acuerdo para que te vayas cuanto antes. Le dices que no la quieres ver más, que estás harto de ella, que no quieres ser el papá de esa criatura ni verla más a ella, y te vas con todas tus cosas, desapareces, te haces humo. Ahí entro yo a tallar y éste es mi plan. Obviamente, no te conviene regresar a Lima. Tienes que irte a un sitio donde nadie te conozca y puedas estar escribiendo tu libro tranquilito. Bueno, te invito un mes a Londres. Eso sí, no le puedes decir a nadie nuestro plan, no le puedes decir a Sofía que te estás yendo a Londres, ella no puede saber eso, no puede saber dónde estás -Bárbara habla agitadamente, pero en voz baja, casi susurrando, al tiempo que la escucho con atención, y luego mordisquea una galleta y prosigue-: Entonces te vas a Londres con un pasaje en British que yo te voy a sacar por lo bajo en la oficina de Peter, porque tenemos unos descuentos buenísimos con British, y te quedas en el departamento de una amiga, que ya me prestó las llaves. No tienes que gastar en nada, yo te consigo el pasaje y te doy las llaves del departamento, que es lindo, comodísimo, te vas a sentir un rey. y te quedas ahí un mes enterito y no das señales de vida. Sólo yo puedo saber que estás allí. Yo te llamaría de vez en cuando para contarte las novedades. y entonces Sofía se daría cuenta de que no puede tener al bebito sin un papá y de que tú no la quieres, que la has abandonado. y te puedo jurar que abortaría. Yo la ayudaría en todo eso, los trámites del aborto y toda la recuperación. y cuando aborta, te llamo, te aviso y ya está, puedes hacer lo que quieras, seguir con tu vida, pero ya salimos del problema. ¿Qué te parece mi plan? No está malo. Un mes en Londres escribiendo en un lindo departamento y yo te aseguro que Sofía aborta y los dos, tú y yo, que en esto estamos en el mismo barco, nos quitamos un problema de encima. ¿Qué te parece?
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «El Huracán Lleva Tu Nombre»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Huracán Lleva Tu Nombre» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «El Huracán Lleva Tu Nombre» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.