Joanne Harris - Cinco cuartos de naranja

Здесь есть возможность читать онлайн «Joanne Harris - Cinco cuartos de naranja» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Cinco cuartos de naranja: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Cinco cuartos de naranja»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Cuando tras décadas de ausencia Framboise Simon regresa a su pequeño pueblo en la campiña francesa, los habitantes no la reconocen como la hija de la mal afamada Mirabelle Dartigan,la mujer que aún consideran responsable de la tragedia sucedida en los años de la ocupación nazi. A la búsqueda de un nuevo comienzo en su vida, Framboise descubre rápidamente que el presente y el pasado se encuentran inextricablemente unidos, mientras recorre las páginas del cuaderno de recetas de cocina heredado de su madre.
Con la ayuda de esas recetas, Framboise recrea los platos de su madre, que sirve en un coqueto restaurante. Y a medida que analiza el cuaderno -a la búsqueda de pistas que le permitan comprender la contradicción entre el amor de su madre por la cocina y su conducta opresiva-, descubre poco a poco un significado oculto detrás de las crípticas anotaciones de Mirabelle. Entre las páginas del cuaderno, Framboise encontrará la clave para comprender lo que realmente sucedió aquel fatídico verano en el que tenía tan solo nueve años.
Exquisito y lleno de matices, Cinco cuartos de naranja es un libro sobre madres e hijas del pasado y del presente, sobre la resistencia y la derrota y, sin lugar a dudas, una extraordinaria muestra del talento de la autora de Chocolat.

Cinco cuartos de naranja — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Cinco cuartos de naranja», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Noisette contestó a mi llamada tarde aquella misma noche. Su voz era tensa y cauta como la mía; me la imagino apoyada como yo contra la superficie pulida del mostrador, con su rostro anguloso lleno de recelo. Hay poco calor en sus palabras, viniendo como vienen a través de fríos kilómetros y de años malgastados, pero a veces, cuando habla de su hija, me parece apreciar algo en su voz. Algo como un principio de suavidad. Y eso me llena de felicidad.

Se lo contaré cuando llegue el momento, creo; poco a poco, atrayéndola hacia mí. Al fin y al cabo me puedo permitir ser paciente; conozco la técnica. En cierto modo ella necesita la historia más que nadie: ciertamente más que el público, husmeando en los viejos escándalos, más incluso que Pistache. Pistache no guarda rencor. Acepta a las personas tal y como son, honestamente y con bondad. Pero Noisette necesita esta historia y su hija Peche también la necesita si no queremos que el espectro de la Gran Madre vuelva a levantar la cabeza algún día. Noisette también tiene sus propios demonios. Sólo espero que yo ya no sea uno de ellos.

La casa está extrañamente vacía ahora que todo el mundo se ha marchado, deshabitada. El viento levanta algunas hojas muertas sobre las tejas. Y, sin embargo, no me siento sola. Es absurdo imaginar que los fantasmas han permanecido en esta vieja casa. He vivido aquí tanto tiempo y jamás he sentido ni la menor vibración de una presencia, y no obstante hoy siento… Alguien aguarda detrás de las sombras, una presencia silenciosa, discreta y casi humilde, esperando…

– ¿Quién anda ahí? He preguntado que quién está ahí. -Mi voz es más brusca de lo que pretendía. Con un sonido metálico contra las paredes desnudas, el suelo embaldosado. Salió a la luz y de pronto sentí ganas de reír y de llorar ante su presencia.

– Huele a buen café -dijo con sus mansas maneras.

– Dios, Paul. ¿Cómo te las arreglas para andar con tanto sigilo?

Sonrió.

– Pensé que tú… pensé que… -balbuceé.

– Piensas demasiado -dijo sencillamente Paul moviéndose hacia la cocina. El rostro parecía dorado en la tenue luz de la lámpara; su bigote lacio le daba una expresión lúgubre traicionada por el raudo destello en sus ojos.

Intenté recordar cuánto había llegado a oír de mi historia. Sentado en las sombras de aquel modo me había olvidado de que estaba allí.

– También hablas demasiado -dijo no sin amabilidad, sirviéndose una taza de café-. Pensé que te ibas a pasar toda la semana hablando tal y como ibas. -Me dirigió una sonrisa fugaz y maliciosa.

– Necesitaba que lo entendieran -empecé con dificultad-. Y Pistache…

– La gente entiende más de lo que tú te crees. -Dio un paso hacia mí y me puso la mano en la cara. Olía a café y a tabaco rancio-. ¿Por qué te ocultaste durante tanto tiempo? ¿Qué pretendías con ello?

– Había… cosas… que no podía soportar contar -titubeé-. Ni a ti ni a nadie. Cosas que creí que harían que el mundo entero se viniera abajo a mi alrededor. Tú no lo entiendes… nunca has hecho nada…

Se echó a reír, un sonido dulce y sencillo.

– ¡Oh, Framboise! ¿Es eso lo que crees? ¿Que no sé lo que significa guardar un secreto? -Me cogió la mano sucia entre las suyas-. ¿Que soy demasiado estúpido incluso para tener un secreto?

– Eso no es lo que pensé… -empecé. Pero lo era. Que Dios me perdone, lo era.

– Crees que el peso del mundo recae sólo sobre tus espaldas -dijo Paul-. Pues bien, escucha esto. -Volvió a pasar al dialecto y en algunas palabras me pareció oír un temblor de su tartamudeo de la infancia. La combinación hizo que me pareciera muy joven-. Aquellas cartas anónimas… ¿te acuerdas de aquellas cartas, Boise? ¿Las de la mala ortografía? ¿Y las pintadas en la puerta del granero?

Asentí.

– ¿Recuerdas cómo las es-escondía en cuanto entrabais en la casa? ¿Recuerdas cómo podías adivinar que había recibido una por aquella mirada en su rostro, la forma de andar pisando fuerte, su aspecto asustado… y enfadado… y de cómo la odiabas especialmente aquellos días, la odiabas tanto que podrías haberla matado tú misma?

Asentí.

– Fui yo -dijo Paul sencillamente-. Yo las escribí, todas y cada una. Apuesto a que ni siquiera sabías que sabía escribir, ¿eh? Y bastante mal trabajo que hice para todo el tiempo que me llevó escribirlas. Para vengarme. Porque me había llamado cretino aquel día delante de ti… y de Cassis y de Reine-C-C-C… -Frunció la expresión con una repentina frustración, sonrojándose furiosamente.

– Entiendo.

Por supuesto. Como todos los acertijos, claro como la luz de las estrellas cuando sabes la respuesta. Recuerdo la mirada en su rostro cada vez que Reinette estaba cerca, la forma en que se ruborizaba, tartamudeaba y se quedaba en silencio, a pesar de que cuando estaba conmigo su voz fuese casi normal. Recuerdo la mirada de odio profundo y llano en sus ojos aquel día -«¡habla bien, cretino!»- y el misterioso lamento de dolor y furia que cruzó los campos tras de él. Recuerdo la forma en que a veces miraba los libros de cómics de Cassis con una expresión de fiera concentración: Paul, todos lo sabíamos, no podía leer ni una palabra. Recuerdo la mirada de valoración en su rostro cuando di los trozos de la naranja, la extraña sensación en el río de que a veces me sentía observada… incluso aquella última vez, aquel último día con Tomas… incluso entonces, Dios, incluso entonces.

– Jamás tuve intención de que llegara tan lejos. Quería que se arrepintiese. Pero nunca quise que pasara lo otro. Se me fue de las manos. Como suele pasar con estas cosas. Como un pez demasiado grande, se te lleva por delante el sedal. Pero intenté rectificar. Al final lo intenté.

Me lo quedé mirando.

– ¡Dios mío Paul! -estaba demasiado sorprendida incluso para sentirme enfadada, suponiendo que aún tuviese capacidad en mí para enfadarme-. Fuiste tú, ¿no es cierto? Tú, con la escopeta aquella noche en la granja. Tú, escondido en el campo.

Paul asintió. No podía dejar de mirarlo, de verlo, quizá, por primera vez.

– ¿Tú lo sabías? ¿Todo este tiempo tú lo sabías todo?

Encogió los hombros.

– Todos pensabais que era un poco bobo -dijo sin amargura-. Os pensabais que podíais hacerlo delante de mis narices y que no iba a enterarme… -Me dirigió su sonrisa dulce y triste-. Supongo que ahora ya está. Entre tú y yo. Supongo que todo ha acabado.

Intenté pensar con claridad pero los hechos se negaban a permanecer en su lugar. Durante muchos años pensé que fue Guilherm Ramondin quien lo empezó -Guilherm quien mandaba la noche del fuego- o quizá Raphaël, o una de las familias… y oír ahora que fue Paul, mi dulce y lento Paul, con apenas doce años y abierto como un cielo de verano… Lo empezó y también lo acabó, con la simetría firme e inevitable del paso de las estaciones. Cuando por fin pude hablar fue para decir algo totalmente distinto, algo que nos sorprendió a los dos.

– ¿La amabas mucho? -Mi hermana con los pómulos altos y los rizos satinados. Mi hermana, la Reina de la Cosecha, con carmín en los labios y coronada de bayas, con una espiga de trigo en una mano y una cesta de manzanas bajo el brazo. Así la recordaré siempre, ¿sabéis? Esa imagen vivida y perfecta en mi mente. Sentí una repentina punzada de celos en el corazón.

– Probablemente lo mismo que tú lo amabas a él -dijo Paul con calma-. Como tú amabas a Leibniz.

¡Qué par de tontos éramos de niños! ¡Qué par de tontos crueles e ilusionados! Me pasé la vida soñando con Tomas, durante mis días de casada en Bretaña, durante toda mi viudez, soñando con un hombre como Tomas, con su risa desenfadada y los ojos del color intenso del río, el Tomas de mis deseos -«tú, Tomas, sólo tú para siempre»-. La maldición de la Gran Madre cumplida de forma terrible.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Cinco cuartos de naranja»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Cinco cuartos de naranja» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Joanne Harris - Blackberry Wine
Joanne Harris
Joanne Harris - W Tańcu
Joanne Harris
Joanne Harris - Runas
Joanne Harris
Joanne Harris - Zapatos de caramelo
Joanne Harris
Joanne Harris - Chocolat
Joanne Harris
Joanne Harris - Jeżynowe Wino
Joanne Harris
Joanne Harris - Czekolada
Joanne Harris
Joanne Harris - Runemarks
Joanne Harris
Joanne Harris - Holy Fools
Joanne Harris
Joanne Harris - Sleep, Pale Sister
Joanne Harris
Joanne Sefton - Joanne Sefton Book 2
Joanne Sefton
Отзывы о книге «Cinco cuartos de naranja»

Обсуждение, отзывы о книге «Cinco cuartos de naranja» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x