Marzo de 2011
Dr. Samuel Pagán
Profesor de Biblia hebrea
Colegio Universitario Dar al-Kalima
Belén, Tierra Santa
Capítulo 1
La iglesia se refleja en su culto
Para poder conocer la iglesia y adquirir una conciencia eclesial, es indispensable dirigirse a ella y vivir su culto.
—J. J. von Allmen
En las últimas décadas, hemos sido testigos de los diferentes intentos que se están haciendo en América Latina por comprender lo que es la iglesia evangélica. Si damos un vistazo general, encontraremos que, por ejemplo, desde comienzos de la década de 1970 se viene estudiando a la iglesia en su papel misionero y evangelístico con el fin de ver su fidelidad al mandato que el Señor dejó antes de ascender a los cielos 1 1 Los esfuerzos de clade i y ii son un ejemplo de ello. 2 Bien se podría ubicar en esta categoría el libro de Read, Monterroso y Johnson (1970), y también las obras de David Martin (1990) y David Stoll (1990). 3 Sobre este tema, ver Teología de la liberación, de Emilio Antonio Núñez (1986), y La fe evangélica y las teologías de la liberación, de Samuel Escobar (1987). 4 Christian Lalive D’Epinay (1968) analiza el comportamiento de los migrantes en Chile en relación con las iglesias pentecostales. 5 Nuestro propósito aquí no es revisar toda la literatura que autores latinos han publicado sobre el culto evangélico, sino solamente resaltar algunas obras que creemos son de especial interés en este estudio. En este sentido, nos limitaremos a trabajos que aluden al culto dentro de las iglesias no litúrgicas de nuestro continente, llámense anglicanas y luteranas principalmente. Para los interesados en estas confesiones, ver el trabajo del peruano Edilberto Márquez, Is There a Peruvian Liturgy in the Evangelical Church? (1995), ministro anglicano en Inglaterra, y Culto cristiano. Historia, teología y formas (2000), del luterano brasileño Nelson Kirst. 6 Carlos E. Valle (1972). 7 Ver “La realidad de la Iglesia evangélica latinoamericana”. En C. René Padilla (1974), pp. 35-66. 8 La revista Iglesia y misión era dirigida por René Padilla desde Argentina.
. Otros han hecho investigaciones sobre su crecimiento numérico, a fin de determinar su fuerza y efectos en la sociedad latinoamericana 2 2 Bien se podría ubicar en esta categoría el libro de Read, Monterroso y Johnson (1970), y también las obras de David Martin (1990) y David Stoll (1990). 3 Sobre este tema, ver Teología de la liberación, de Emilio Antonio Núñez (1986), y La fe evangélica y las teologías de la liberación, de Samuel Escobar (1987). 4 Christian Lalive D’Epinay (1968) analiza el comportamiento de los migrantes en Chile en relación con las iglesias pentecostales. 5 Nuestro propósito aquí no es revisar toda la literatura que autores latinos han publicado sobre el culto evangélico, sino solamente resaltar algunas obras que creemos son de especial interés en este estudio. En este sentido, nos limitaremos a trabajos que aluden al culto dentro de las iglesias no litúrgicas de nuestro continente, llámense anglicanas y luteranas principalmente. Para los interesados en estas confesiones, ver el trabajo del peruano Edilberto Márquez, Is There a Peruvian Liturgy in the Evangelical Church? (1995), ministro anglicano en Inglaterra, y Culto cristiano. Historia, teología y formas (2000), del luterano brasileño Nelson Kirst. 6 Carlos E. Valle (1972). 7 Ver “La realidad de la Iglesia evangélica latinoamericana”. En C. René Padilla (1974), pp. 35-66. 8 La revista Iglesia y misión era dirigida por René Padilla desde Argentina.
. En un tiempo, surgió también un debate por entender el lugar de la iglesia evangélica en las llamadas teologías de la liberación 3 3 Sobre este tema, ver Teología de la liberación, de Emilio Antonio Núñez (1986), y La fe evangélica y las teologías de la liberación, de Samuel Escobar (1987). 4 Christian Lalive D’Epinay (1968) analiza el comportamiento de los migrantes en Chile en relación con las iglesias pentecostales. 5 Nuestro propósito aquí no es revisar toda la literatura que autores latinos han publicado sobre el culto evangélico, sino solamente resaltar algunas obras que creemos son de especial interés en este estudio. En este sentido, nos limitaremos a trabajos que aluden al culto dentro de las iglesias no litúrgicas de nuestro continente, llámense anglicanas y luteranas principalmente. Para los interesados en estas confesiones, ver el trabajo del peruano Edilberto Márquez, Is There a Peruvian Liturgy in the Evangelical Church? (1995), ministro anglicano en Inglaterra, y Culto cristiano. Historia, teología y formas (2000), del luterano brasileño Nelson Kirst. 6 Carlos E. Valle (1972). 7 Ver “La realidad de la Iglesia evangélica latinoamericana”. En C. René Padilla (1974), pp. 35-66. 8 La revista Iglesia y misión era dirigida por René Padilla desde Argentina.
, y no podríamos dejar de lado aun los intentos por estudiarla desde el lado sociológico 4 4 Christian Lalive D’Epinay (1968) analiza el comportamiento de los migrantes en Chile en relación con las iglesias pentecostales. 5 Nuestro propósito aquí no es revisar toda la literatura que autores latinos han publicado sobre el culto evangélico, sino solamente resaltar algunas obras que creemos son de especial interés en este estudio. En este sentido, nos limitaremos a trabajos que aluden al culto dentro de las iglesias no litúrgicas de nuestro continente, llámense anglicanas y luteranas principalmente. Para los interesados en estas confesiones, ver el trabajo del peruano Edilberto Márquez, Is There a Peruvian Liturgy in the Evangelical Church? (1995), ministro anglicano en Inglaterra, y Culto cristiano. Historia, teología y formas (2000), del luterano brasileño Nelson Kirst. 6 Carlos E. Valle (1972). 7 Ver “La realidad de la Iglesia evangélica latinoamericana”. En C. René Padilla (1974), pp. 35-66. 8 La revista Iglesia y misión era dirigida por René Padilla desde Argentina.
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Mi intención en este trabajo es mirar la iglesia desde otro ángulo, desde su vida de adoración en el culto. Bien ha dicho J. J. von Allmen (1968: 43) que “para poder conocer la iglesia y adquirir una conciencia eclesial es indispensable dirigirse a ella y vivir su culto”. Ciertamente, no soy el primero en desarrollar un tema así. A comienzos de 1960, el Fondo de Educación Teológica publicó El culto cristiano, de William D. Maxwell, que trata sobre los orígenes del culto cristiano, pasando por sus diferentes formas litúrgicas orientales y occidentales, dándonos una base amplia para entender algo de su trasfondo histórico. A fines de la misma década, apareció El culto cristiano, del pastor reformado Jean-Jacques von Allmen. Esta obra enfoca los problemas que existen en la celebración del culto, y termina con algunas sugerencias para “desclericalizar” la liturgia. En 1977, la Subcomisión de Literatura Cristiana, en su serie Diccionario de la Teología Práctica, publicó Culto, que contiene diez distintos artículos sobre la vida cúltica de la iglesia escritos por renombrados autores. Posteriormente, la editorial Vida publicó dos obras relacionadas con el tema. Una es Exploración de la adoración, de Bob Sorge (1987), quien pastorea una iglesia pentecostal en New York. Aquí, Sorge trata, entre otros aspectos, acerca de la diferencia que hay entre adoración y alabanza. Y la otra se titula La teología de la adoración, de Ralph. P. Martin (1993), que más bien se centra en los aspectos teológicos e históricos del culto. clie, por su parte, revivió en 1990 un libro antiguo de A. W. Tozer, ¿Qué le ha sucedido a la adoración?, donde el autor hace una severa crítica a las iglesias de su época por haber perdido de vista el verdadero significado de la adoración y haber caído en una frialdad espiritual. En portugués, hay una traducción del alemán, Celebrando o amor de Deus. O despertar para um novo culto (2000), de Klaus Douglass, que está dirigida a no pastores. ¿Por qué a no pastores? Porque, según el autor, los cultos los dirigen los laicos. Su tesis es simple: cuanto más profunda sea la experiencia del amor de Dios en las vidas de estas personas, más avivados serán los cultos que ellos dirijan. En este sentido, Douglass afirma que cada creyente puede contribuir para que el culto se convierta en una celebración inspiradora.
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