Expresiones faciales . Mi madre (de Elisabeth) intentaba hacerme prestar atención a mi expresión facial cuando me dijo que congelara la cara y me mirara al espejo. La forma en que ponemos nuestra cara o gesticulamos puede “hablar” muy alto a los demás. Mientras estás leyendo esto, congela su cara y realiza una exploración interna de cómo se sienten los músculos de tu rostro. ¿Tienes el ceño fruncido? ¿Está la mandíbula apretada? ¿Están tus labios apretados, fruncidos, o sonríes? Con la cara todavía congelada, ve y mírate en un espejo. ¿Coincide tu escaneo interno con el reflejo externo? Si no, ¿en qué se diferencian? Ahora, mirando en el espejo, pon en tu cara la expresión que más te gustaría mostrar al hablar con un aconsejado, y realiza un análisis interno de qué se siente al tener esa cara. Si tu cara predeterminada no coincide con esta “cara de ayuda” elegida, toma un tiempo cada día para repetir el proceso de mirarte en un espejo, encontrar tu cara de ayuda y notar cómo te sientes. Con el tiempo esto puede ayudarte a “restablecer” tu cara predeterminada.
Mientras que, por defecto, el rostro de algunos consejeros es un rostro pensativo o de estoicismo, el de otros puede verse demasiado sonriente y feliz. Mientras que una cara más cálida, más positiva, por defecto inicialmente puede ser más acogedora para un aconsejado, esta misma expresión facial puede ser problemática cuando un aconsejado está compartiendo algo doloroso o comunicando algo difícil. Responder a la angustia de un aconsejado, al dolor, el miedo o la ansiedad con una sonrisa es obviamente inadecuado, si bien puede ser una respuesta automática, no intencional por parte de un consejero. El objetivo es que las expresiones faciales del consejero sean congruentes con el estado de ánimo de la historia que el aconsejado está compartiendo.
Reflejar . Hay varias maneras de entender el concepto del reflejo, cada una con sus propios matices. Para los propósitos de este proceso de entrenamiento, definimos reflejar como la habilidad de usar la comunicación no verbal para reflejar los mensajes no verbales que percibimos en el aconsejado. Por ejemplo, el reflejo ocurre cuando un aconsejado está contando una historia de la alegría, y de la emoción, él sonríe, y tú sonríes también. Estás reflejando las expresiones no verbales del aconsejado, mostrándole en tu cara lo que percibes en su rostro. Lo mismo puede suceder con el afecto negativo. Por ejemplo, si un aconsejado comienza a hablarte de la muerte de un ser querido, puede empezar a llorar o a ponerse triste. Mientras que tú como consejero no puedes empezar a llorar o tener el mismo nivel de emoción que el aconsejado, el reflejo implicaría poner tu cara en una posición más melancólica o triste, reflejando la tristeza que percibes en el aconsejado. Se debe de tener cuidado, sin embargo, de no reflejar expresiones faciales que sean realmente incongruentes con la historia del aconsejado. Por ejemplo, a veces las personas sonríen cuando describen un dolor intenso, tal vez como una forma de tratar de minimizar la extensión de su dolor o por temor a que no validen la intensidad de su emoción. En tales casos, no necesitarás reflejar intencionalmente las expresiones faciales de tus aconsejados, porque la mayoría del tiempo puede que no sean conscientes de que están sonriendo y podrían preguntarse por qué estás tomando en broma su dolor.
Es importante recordar que el reflejo no imita la presentación de un aconsejado, sino que está más alineado con la correspondencia de su estado. Se trata de utilizar tu comunicación no verbal, ya sea en la expresión facial, la postura corporal o la calidad vocal, para reflejarle al aconsejado que estás percibiendo con precisión lo que está compartiendo contigo.
Aspecto físico personal . La presentación de tu aspecto físico también es parte de la consejería efectiva. Para bien o para mal, las personas hacen suposiciones sobre la personalidad, la clase social, los valores y la simpatía de otra persona basada en la apariencia física de esa otra persona. A la luz de esto, es importante que los consejeros consideren cómo percibirán su aconsejados su aspecto físico, incluyendo su higiene personal, así como su ropa y sentido del estilo. La limpieza es de suma importancia para un consejero. Lo último que uno quiere es entrar en una oficina y sentarse a un metro de un consejero que desprende olor corporal, que no se ha lavado los dientes, cuyo aliento necesita desesperadamente ser renovado o que claramente ¡no se ha duchado en varios días!
Más allá de la limpieza básica, otras áreas de la presentación física pueden ser influenciadas por la cultura. Por ejemplo, la elección de ropa y estilo de un consejero refleja su origen étnico, su estatus socioeconómico y su personalidad. Ya seas hombre o mujer, con respecto a la forma en que te vistes, necesitas tener en cuenta lo que sería adecuado para tu clientela. Por ejemplo, hubo un tiempo en que yo (Elisabeth) enseñaba en una universidad, pero también trabajé como consejera en un orfanato de acogida temporal. Los días que iba a enseñar por la mañana y al orfanato por la tarde, traía un cambio de ropa conmigo. Para mis estudiantes universitarios, era importante que me vistiera profesionalmente, en un estilo formal o casual-formal. Pero para el hogar de acogida temporal, esas ropas habrían creado una barrera social entre mis aconsejados y yo, así que aconsejaba regularmente en pantalones vaqueros y una camiseta casual, ya que mis aconsejados provenían de contextos de pobreza y de ambientes negligentes donde tenían pocos o ningún recurso financiero. Una regla de oro es vestirse igual o un nivel profesional por encima de cómo se visten tus aconsejados. Así, por ejemplo, mientras que los aconsejados en el hogar de acogida a menudo llevaban pantalones de mezclilla o pantalones vaqueros, mi elección de usar pantalones vaqueros me mantuvo en un nivel comparable de estilo.
Si bien un traje y una corbata sería considerado generalmente excesivo para los consejeros varones, si tus aconsejados son profesionales que vienen a las sesiones con traje, entonces debes por lo menos llevar una camisa y una corbata o un traje con la chaqueta colgada donde se pueda ver. Las camisetas pueden ser aceptables en los ambientes informales, residenciales, pero una camisa con cuello resultaría a menudo más conveniente para los hombres. Los pantalones vaqueros pueden ser convenientes en algunos contextos, pero no en otros, y los pantalones vaqueros rasgados deben ser evitados siempre en ámbitos profesionales. Adicionalmente, los pantalones cortos no están generalmente permitidos en un entorno de oficina.
Si bien tanto los consejeros masculinos como femeninos necesitan prestar atención a lo que su ropa transmite a sus aconsejados, la modestia en la ropa es de suma importancia, en particular para las mujeres. Independientemente de tu contexto de consejería, tu elección de ropa nunca debe servir para llamar la atención sobre ti o sobre tu cuerpo de manera que pudiera percibirse como provocativa, sensual o cualquier otra cosa que no sea profesional. Esto significa que las mujeres no deben usar blusas que deje ver el escote, camisetas de tirantes finos o faldas que muestran demasiado el muslo cuando se sientan. Las prendas que son ajustadas y acentúan o realzan las curvas también deben evitarse. Un conjunto que sea tan impresionante como un vestido de noche, pero demasiado elegante para la oficina puede de manera similar poner la atención sobre ti misma en formas que no son útiles en una relación de consejería. Esto no significa que las mujeres no pueden vestirse femeninamente o de una manera que sea conveniente a su figura, sino que significa estar atenta a cómo a cómo te percibe el aconsejado, tanto a ti como a tu estilo. Del mismo modo, los consejeros masculinos necesitan vestir modestamente. La ropa ajustada debe ser evitada, y las camisas deben abrocharse de manera que no muestren mucho pecho o pelo en el pecho.
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