1 ...8 9 10 12 13 14 ...40 Con su proyecto de reforma constitucional el epl hacía uso de un mecanismo típicamente burgués, aun cuando explicara que se trataba de un paso en sus pretensiones políticas a mediano y largo plazo. Fuese por mera estrategia o por pura convicción, la aparición ante la opinión de algunos de sus dirigentes le permitiría también medir su capacidad de convocatoria de cara a las otras fuerzas de izquierda y a sus antagonistas ideológico-políticos. Como se dijo, la tregua de Betancur incluyó al m-19 y a las farc, con quienes buscó acuerdos políticos, en especial con las farc, con las que históricamente las relaciones eran tensas. Sin descuidar el plano militar, estableció lazos con tres organizaciones opuestas al cese del fuego; el eln (que se restablecía de la operación Anorí), el Movimiento de Integración Revolucionaria – Patria Libre (mir-Patria Libre) y el Partido Revolucionario de los Trabajadores (prt). Pero su ambivalencia de afirmar una ideología con el amparo de las armas y promover un debate abierto no le permitió robustecer la unidad con otras fuerzas políticas de la izquierda, y en momentos de un auge de la movilización social. Cada guerrilla, así como cada partido o movimiento de este campo, valoraba diferentemente la contestación popular, y en el caso de las que acordaron la tregua, la hora no estaba para llamar a un cambio radical; además, si de las alianzas políticas y militares una u otras podían sacar frutos, ninguna estaba dispuesta a ceder la vanguardia que pensaba tener respecto a las demás.
Muy seguramente por la lucha entre egos la propuesta de la Constituyente no tuvo acogida en el seno de la izquierda, fuera esta legal o no. “Al m-19 […] le parecía demasiado programática. Consideraban que al pueblo había que sensibilizarlo con cosas más concretas. En realidad, subestimaron las posibilidades del proceso político. El Partido Comunista se distanció y más bien esperó el surgimiento de la Unión Patriótica para desplegar ideas. La izquierda más radical hizo un frente contra la apertura democrática y la concertación, considerando que los acuerdos eran simplemente un engaño deliberado del sistema”.48 De la parte del Gobierno tampoco podía esperar apoyos, ya que aquel enfrentaba las críticas de quienes juzgaban que su Plan de Paz comprometía la institucionalidad; si hubo quienes estuvieron a favor de una Asamblea Constituyente, era sistemática su oposición a toda iniciativa procedente de la izquierda. En definitiva, para el epl su idea era apenas el mínimo para consolidar la democracia, para efectuar “unas negociaciones firmes con la guerrilla, la eliminación del autoritarismo presidencialista y la corrupción del Parlamento y, finalmente, el protagonismo popular en las decisiones y cambios requeridos”.49
El rompimiento de la tregua entre el epl y el Gobierno, y que coincide con la toma del Palacio de Justicia por parte del m-19, se debió inicialmente a las arremetidas del Ejército en otras zonas donde la organización actuaba, por lo que decide tomarse el municipio de Urrao, Antioquia; pero causa principal fue el asesinato de Óscar William Calvo, el 20 de noviembre de 1985, atribuido a la Brigada N.º 20. Es menester precisar que para entonces la influencia del pcc-ml era determinante en las convenciones colectivas de los sindicatos bananeros y del magisterio, de las que se destaca la jornada de ocho horas. Paralelamente, el Frente Popular gozaba de amplias simpatías entre los movimientos sociales. Es en aquel momento que emergen tres perspectivas en el seno de la tríada epl-pcc-ml-Frente Popular, respectivamente: afianzar la unidad con el resto de guerrillas, mantener la afiliación al maoísmo, dejar abierta la puerta de la negociación; solo que el contexto favoreció a la estructura militar. La paz no fue convidada a las elecciones de 1986, con excepción de las farc y la Autodefensa Obrera (ado) —que participaron a través de la up—, el epl y otras agrupaciones llamaron a la abstención y al saboteo, soportando la ofensiva del Ejército que por ende se les vino. Pero ya en el pcc-ml y el Frente Popular eran inocultables las divergencias que los minaban y cuyo trasfondo era el tema de los medios para conquistar el poder.
Contrastes del partido rígido y el movimiento político flexible
Finalizando 1986, Barco puso fin a los diálogos. Los combates radicalizaron las posiciones, acelerando una nueva unidad guerrillera que se concreta en 1987.50 Para la izquierda radical el nuevo presidente era un autócrata más. Por el contrario, algunos movimientos regionales y locales se entusiasmaron con el Plan Nacional de Rehabilitación, a través del cual el Gobierno realizó acciones sociales y logísticas en zonas con fuerte presencia guerrillera, buscando que las comunidades ganaran en autonomía y participación. Solo que Barco no previó que el clientelismo, la corrupción y la flema burocrática frenarían un “plan” que también se encaminaba a la descentralización administrativa.
1987 fue decisivo para un epl, que sin ceder en su credo revolucionario se proponía dinamizar la movilización social. En enero, el Frente Popular, junto con el movimiento ¡A Luchar!, propusieron un frente de oposición al Gobierno, a este se sumaron algunos movimientos sociales de carácter regional y unos cuantos dirigentes liberales preciados de progresistas. Esta unión propuso la creación del Congreso de Unidad por una Alternativa Popular y Democrática, que en últimas no se concretó. Un mes después, en febrero, caía asesinado su máximo comandante, Ernesto Rojas, cuyo verdadero nombre era Jairo de Jesús Rojas, lo que generó una crisis en el conjunto de la organización partidista y militar, que en un corto lapso había perdido a dos de sus mejores hombres. Los hermanos Calvo sintetizaban no solamente destreza militar y tacto político, sino también audacia al ser quienes iniciaron el debate democrático y la autocrítica en el seno de esta estructura maoísta. Es así como en su homenaje el Pleno del Comité Central del pcc-ml, reunido a mediados de aquel año, decidió reiterar la propuesta de la Asamblea Nacional Constituyente y consolidar el Frente Popular, añadiendo, rompiendo con su tradición abstencionista, que el movimiento político participaría en las elecciones de 1988. Aun así, un sector dirigido por Francisco Caraballo, quien se convirtió en el nuevo secretario general del pcc-ml, apuntó: “preparar la insurrección desechando cualquier ilusión en un periodo de lucha pacífica”.51 Debido a la importancia que adquirió el Frente Popular, surgieron dos posturas: la una recalcó que la convergencia con otros sectores no podía hacerse a expensas de la defensa del proletariado ni del descuido a los designios partidistas; la otra, liderada por otro dirigente que emergía, Bernardo Gutiérrez, se distanció del entusiasmo electoral. Mientras toda esta estructura resolvía sus propias contradicciones, las farc, que habían respetado la tregua, dieron marcha atrás a raíz de las balas que comenzaban a empecinarse contra la up.
Para el Gobierno la situación no era mejor, incapaz de responder a dos situaciones que se entrelazaron: la movilización social y la “guerra sucia”. La primera había llegado a su cúspide tal como lo prueba Mauricio Archila sobre el “subperiodo 1980-1990”.52 Las reclamaciones principales fueron la violación de los derechos humanos, atribuida a grupos de extrema derecha, el respeto a las conquistas de los trabajadores y la salvaguarda de la actividad sindical. Relativo a la “guerra sucia”, tímidos fueron los llamados del Gobierno para detener la ola de crímenes. En vano, el entonces ministro del Interior, César Gaviria Trujillo, convidó a las guerrillas a restablecer los contactos; al mismo tiempo, exhortó a las organizaciones sociales a no dejarse infiltrar por aquellas. La respuesta de algunos sindicatos de izquierda al hostigamiento, la violencia y la crisis de su gremio, en parte por las privatizaciones, fue la creación de la Central Unitaria de Trabajadores (cut), que devino la más grande del país. Como era de esperarse, no estaría exenta de rivalidades entre sectores que comulgaban con el reformismo y aquellos que pretendían darle un carácter revolucionario. El ejemplo precursor era que “los poderosos sindicatos bananeros de Urabá se distribuían milimétricamente entre el epl-Frente Popular y las farc-up. [Mientras que] en los sindicatos de los sectores energéticos y de empresas de servicios públicos […], en particular el eln”.53 La influencia de la izquierda se extendió también a otros sindicatos que habían estado bajo la tutela del Partido Liberal.
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