Inicialmente describiremos las diferencias del instrumento CEE–R, el cual evalúa conciencia y control emocional, autoestima, habilidades socioemocionales y habilidades de vida y bienestar subjetivo.
Los resultados que se obtuvieron en el cuestionario de educación emocional muestran que las puntuaciones son bajas tanto en el diagnóstico como en el final, ya que la puntuación total del instrumento fue de 60; la media del diagnóstico, de 32 y la evaluación final de 31.12; también se observa un descenso entre ambas fases.
TABLA 2.1. RESULTADOS TOTALES DEL CUESTIONARIO DE EDUCACIÓN EMOCIONAL
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CEE-R |
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Evaluación diagnóstica |
Evaluación final |
Media |
32 |
31.12 |
Para identificar el efecto de la intervención en educación emocional se analizó si existen diferencias en las dimensiones que integran el cuestionario: los resultados indican que sí hay diferencias entre las evaluaciones diagnóstica y final, ya que en tres de las dimensiones se detectó una disminución entre ambas fases, mientras que en la dimensión de habilidades para la vida y bienestar subjetivo se notó un incremento entre ambas fases (tabla 2.2).
TABLA 2.2. COMPARACIÓN DE LAS DIMENSIONES DEL CEE–R
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Evaluación diagnóstica |
Evaluación final |
Conciencia y control emocional |
5 |
4.7 |
Autoestima |
11 |
10.12 |
Habilidades sociales |
8 |
7.8 |
Habilidades para la viday bienestar subjetivo |
8 |
8.48 |
Lo anterior podría suponer que no hubo efectos de la intervención, pero como observamos en la dimensión de habilidades de vida y bienestar subjetivo, en esta escala sí hubo incremento, lo que nos hace suponer que hay una mejoría en dicha área. Sin embargo, al relacionar la escala de habilidades sociales y la intervención, existe una dificultad para identificar y nombrar las emociones, lo cual nos señala el obstáculo que tienen los niños en este aspecto, y podemos inferir que en las interacciones de los niños con los demás no hablan ni expresan sus emociones, lo cual supone un riesgo tanto para la interacción como para el bienestar general de este grupo.
El conocimiento de sí mismo y de los otros involucra nombrar e reconocer los sentimientos, ser responsables, entender las obligaciones éticas, la seguridad, las conductas legales, reconocer fortalezas; esto es, equilibrar y cultivar las cualidades positivas. Estas habilidades se relacionan con la conciencia emocional (Elias, 2006; SEL, 2003; Renom 2003). Podemos inferir que si el niño no ha desarrollado esta conciencia emocional, su relación con otras personas es conflictiva y difícil, favorece el rechazo social y la exclusión, pero sobre todo que actúa negativamente al no identificar sus propias emociones y sentimientos, lo cual lleva a diversos problemas de salud.
La toma responsable de decisiones involucra el manejo de las emociones, su regulación; entender las circunstancias de uno, establecer metas y objetivos a corto y largo plazo, explorar alternativas que guien a la responsabilidad y la solución de los obstáculos (Elias, 2006; Bisquerra, 2000). Si no se aprende el control de las emociones, las respuestas son impulsivas y conllevan a la afectación a terceras personas, perturbando su relación con los otros.
Con respecto a la escala de comportamiento asertivo (CABS), se encontró que en la evaluación diagnóstica 10 alumnos fueron asertivos, siete agresivos, tres pasivos, tres pasivos–asertivos y uno fue pasivo agresivo. En la evaluación final, 11 alumnos fueron asertivos, siete pasivos, dos agresivos y uno pasivo asertivo (tabla 2.3).
TABLA 2.3. COMPARACIÓN DEL CABS
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Evaluación diagnóstica |
Evaluación final |
Asertividad |
10 |
11 |
Agresivos |
7 |
2 |
Pasivo |
3 |
7 |
Pasivo–asertivo |
3 |
1 |
Pasivo–agresivo |
1 |
– |
Los resultados indican que disminuyeron las conductas agresivas, observándose que regulaban sus conductas para no reaccionar de esta manera; sin embargo, les costaba trabajo reaccionar asertivamente, lo cual puede deberse tanto a un conflicto cognitivo como a un desarrollo de la autorregulación de sus propias emociones, así como a un logro en la agencialidad de este proceso.
Este conflicto cognitivo puede observarse desde dos dimensiones: en la primera, los alumnos se dieron cuenta de sus respuestas agresivas, además de que no habían logrado consolidar las respuestas asertivas; en la segunda, el conflicto con el contexto cultural en que se desarrollaban, ya que la familia fomenta la violencia, en particular los padres hacia los hijos varones (uno de los niños nos reportaba que su papá le decía: “los moretones se quitan pero lo maricón no”). Lo anterior coincide con lo planteado por Rebollo y Hornillo (2010) acerca de que “las emociones surgen en la legitimización o resistencia hacia los mediadores culturales, es decir, surgen de la actitud hacia los valores sociales que representan estos modos de mediación y el papel social que a su uso le otorga cada persona” (p.240).
Además, los comportamientos agresivos presentan una alta incidencia a pesar de que eran sancionados; es conveniente señalar que en general los niños no son escuchados y el contexto sociocultural no favorece que expresen o manifiesten sus deseos. Como parte de la cultura se espera que sean “obedientes y buenos”, es decir, que se comporten como los padres o maestros desean, sobre todo en el caso de las niñas; esto reafirma nuestra suposición de que el contexto en el que se desarrollan no favorece el comportamiento asertivo.
En la lista de chequeo de habilidades sociales de Goldstein, en la evaluación diagnóstica la media del grupo fue de 148 puntos, en la evaluación final la puntuación media fue de 181 puntos, mientras que la puntuación de la lista es de 250 puntos, lo que señala que los alumnos tienen deficientes habilidades sociales.
Esta lista se divide en seis bloques, las primeras habilidades sociales son: escuchar, iniciar una conversación, mantener una conversación, formular una pregunta, dar las gracias, presentarse, presentar a otras personas y hacer un cumplido.
En la evaluación diagnóstica del grupo 1, de 40 puntos se obtuvo una media de 27 puntos y en la evaluación final una media de 29; se observó que los alumnos aumentaron un poco sus habilidades básicas, pero se requiere seguir trabajando en ellas. A pesar de que se consideran habilidades que se practican en la vida cotidiana, muchos de los niños las desconocían y no las empleaban; ahora reconocen que son habilidades que poseen (tabla 2.4).
TABLA 2.4. COMPARACIÓN DE LA ESCALA DE GOLDSTEIN
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Puntuación |
Diagnóstico |
Final |
Grupo 1: Primeras habilidades sociales |
40 |
27 |
29 |
Grupo 2: Habilidades sociales avanzadas |
30 |
21 |
23 |
Grupo 3: Habilidades relacionadas con los sentimientos |
35 |
23 |
22 |
Grupo 4: Habilidades alternativas a la agresión |
45 |
31 |
33 |
Grupo 5: Habilidades para hacer frente al estrés |
60 |
38 |
44 |
Grupo 6: Habilidades de planificación |
40 |
30 |
30 |
Total |
250 |
148 |
181 |
El grupo 2, habilidades sociales avanzadas, evalúa habilidades como: pedir ayuda, participar, dar instrucciones, seguir instrucciones, disculparse y convencer a los demás; su calificación es de 30 puntos.
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