Los sistemas de admisión deben ser capaces de ordenar en forma confiable a los postulantes a partir de la medición de antecedentes relevantes para el éxito académico. Estos deben reflejar el desarrollo escolar y ser comparados con pruebas estandarizadas. Es importante perfeccionar el sistema, el que debiera avanzar hacia la incorporación de nuevas instituciones. Así también, se deben corregir las deficiencias que presenta la PSU, tomando en consideración las sugerencias del informe internacional Pearson. Estas críticas pusieron el énfasis en alinear las exigencias de la prueba con los requerimientos curriculares de la formación secundaria.
La prueba actual tiene las ventajas de ser objetiva, no discrecional, simultánea, accesible, económica e independiente. Sin embargo, junto con las cualidades descritas, el instrumento ha estado sometido a críticas muy válidas, por reflejar e intensificar la brecha socioeconómica existente en el sistema educacional.
Hace un par de años se implementó una nueva institucionalidad del Sistema de Admisión Universitaria, con el fin de modernizar la gestión del proceso de admisión, asegurar su calidad y darle una mayor transparencia. La prueba actual tiene las ventajas de ser objetiva, no discrecional, simultánea, accesible, económica e independiente. Sin embargo, junto con las cualidades descritas, el instrumento ha estado sometido a críticas muy válidas, por reflejar e intensificar la brecha socioeconómica existente en el sistema educacional. Al evaluar el conocimiento de los contenidos curriculares, la influencia de la calidad de los establecimientos educacionales, y por ende de factores socioeconómicos, es significativa. De esta manera, la PSU revela la inequidad social de nuestro sistema educativo. Es crucial resaltar que el desafío prioritario es aumentar la calidad de la educación pública para disminuir estas brechas académicas.
Las novedades de este año son que no se descontará puntaje por las preguntas erróneas, se incorporarán preguntas de pilotaje (5 de 80) para evaluar la calidad del instrumento, y se mantendrá la prueba de Ciencias para la educación técnico-profesional, considerando el currículo de estos estudiantes.
Por otra parte, el ranking de notas debe corregir sus falencias y aportar en la selección para aumentar la inclusión social con excelencia académica. Es necesario identificar nuevos componentes del sistema de admisión, con acciones concretas para favorecer las oportunidades de acceso de los estudiantes vulnerables.
Asimismo, se deben estimular los sistemas de admisión especial, reforzando los programas de inclusión de las instituciones y las iniciativas de propedéuticos que ha estimulado el ministerio en varias universidades.
Se inicia una nueva versión de la PSU, y con ello un desafío de avanzar en los cambios que signifiquen un sistema de acceso a la educación superior de mayor calidad y equidad para el desarrollo de nuestros jóvenes.
Publicado en el diario La Tercera el 2 de diciembre de 2014 .
Institucionalidad del sistema de educación superior
La desregulación y fragmentación actual han generado dificultades para la coordinación entre instituciones, el mundo laboral y entre las instituciones con el Estado. El mayor problema es que no es un sistema articulado, con capacidades limitadas del Estado para gestionar políticas públicas y fiscalizar el cumplimiento de la normativa. Desde la UC se presentan propuestas para actualizar la institucionalidad de la educación superior, considerando la autonomía universitaria y el carácter mixto de su provisión .
Impulso a la educación superior
Ya nadie duda de que la educación es el gran desafío si Chile quiere lograr verdaderamente una igualdad de oportunidades y un desarrollo sustentable en el tiempo. La etapa escolar es fundamental y gran parte de la energía y trabajo del ministro y del subsecretario de Educación debe dirigirse a lograr un cambio sustantivo en ella.
Sin embargo, la educación superior es crucial para lograr un mayor nivel de crecimiento, cohesión y progreso social. Por este motivo, se ha planteado la importancia de elevar al rango de subsecretaría a la actual División de Educación Superior, ya que la necesidad de renovación y de perfeccionamiento de este sistema requiere una representación del más alto nivel, más directa y con mayor fluidez en la toma de decisiones. Ella necesitaría trabajar en conjunto con el Consejo de Rectores –que por ley debe asesorar al ministerio en estos temas– y con las otras instituciones de educación superior, como las universidades privadas, los institutos profesionales y los centros de formación técnica.
La educación terciaria incluye hoy a más de un millón de jóvenes. En un 70% de los casos, el alumno es el primero de su familia que accede a esta instancia, integrada por actores con diferentes características y misiones: 60 universidades, 44 institutos profesionales y 72 centros de formación técnica.
Es importante considerar el número, variedad y tipo de instituciones, y la manera de garantizar que estas cumplan con los criterios de calidad, acreditación y orientación al bien público.
Los grandes desafíos anunciados por el Gobierno en el denominado “Año de la educación superior”, junto con aumentar recursos para la innovación y difusión del conocimiento de alto nivel, deben incluir también un renovado análisis sobre su institucionalidad. Es importante considerar el número, variedad y tipo de instituciones, y la manera de garantizar que estas cumplan con los criterios de calidad, acreditación y orientación al bien público. Se requiere, además, buscar formas efectivas para disminuir la carga económica de las familias y de los estudiantes a través de mecanismos como el financiamiento público, el aumento de becas para los jóvenes de los quintiles más vulnerables y la opción de créditos blandos y accesibles para toda la clase media. Por otro lado, la deserción estudiantil –que en algunas instituciones alcanza a cerca del 50%– y la empleabilidad de los egresados son temas clave, en los que una adecuada información para los postulantes es fundamental.
Además, es preciso resolver un tema pendiente de gran relevancia: la articulación e integración del sistema de educación superior. Para lograr una real articulación entre la formación universitaria y la técnico-profesional son muy importantes los programas de educación continua, el perfeccionamiento de los procesos de evaluación de calidad, la acreditación de las instituciones, cursos y programas y, por último, la creación, en ambos tipos de instancias, de nuevas carreras que sean complementarias y puentes entre los sistemas.
Todos estos desafíos son urgentes y pueden ser asumidos con mayor fluidez y agilidad por una Subsecretaría de Educación Superior que cuente con los recursos humanos y financieros para esta tarea. Los estudiantes, las familias y el país se beneficiarán y lo van a agradecer.
Publicado en el diario La Tercera el 16 de abril de 2011 .
Una mirada al debate en educación superior
La reforma de la educación superior debe ser considerada como una política de Estado, una misión de largo plazo que requiere la obtención de consensos que perduren más allá de un gobierno determinado. El sistema de educación superior es fundamental para el desarrollo social, cultural y económico del país. Las instituciones con vocación pública –del Estado y no estatales– deben ser protegidas para que puedan potenciar su labor y compromiso con el crecimiento de Chile.
Aun cuando se han registrado avances en educación superior en los últimos años, es destacable que el Ministerio de Educación esté planteando medidas para perfeccionar el sistema y lo instale como tema prioritario de su agenda. La participación estudiantil es de vital importancia en este debate.
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