Los discursos de los actuales gobiernos del sur promueven el bienestar social, pero de forma contradictoria deciden invertir en actividades extractivistas, pese a las resistencias de las comunidades locales que habitan los territorios y viven en condiciones cada vez más vulnerables debido a la degradación de sus ecosistemas. Por otra parte, se ha evidenciado que el crecimiento del producto interno bruto (PIB) no asegura mayor bienestar a los pueblos, al punto de que “hoy es fácil mostrar que el bienestar no depende tanto del nivel de riqueza cuanto de la distribución de la riqueza” (Santos, 2003, p. 29). En consecuencia, el desarrollo se convierte en un espejismo que se quiebra y que exige superar los modelos existentes, para pasar a las alternativas.
Es muy importante reconocer que los impactos ecológicos, culturales y sociales de la depredación profundizan la injusticia social, el asistencialismo y la dependencia, intensificando los conflictos entre el norte y el sur (Santos, 2009). Estas dimensiones son primordiales en las demandas de los movimientos y las organizaciones sociales, de ahí que políticos y teóricos sociales consideren que los movimientos de carácter local son semilla de grandes cambios. En la misma línea, este libro se ocupa de mostrar el potencial emancipatorio de las organizaciones sociales del norte del Cauca, territorio donde impera el monocultivo de la caña de azúcar y en donde confluyen —en diferentes escalas— las tensiones por los impactos del desarrollo con los conflictos por desigualdad.
Desde esta perspectiva, las siguientes páginas se ocupan de visibilizar la FTA como territorio de acción, desde el cual se fomentan la seguridad socioeconómica y la sostenibilidad ambiental y en el que, además, se gestan iniciativas populares desde abajo. Lo anterior, con el fin de aportar a la comprensión de las iniciativas de autonomía de los pobladores afronortecaucanos, 2sus particulares maneras de abordar las relaciones interpersonales y con el territorio, su concepción de la propiedad, la productividad, el tiempo y la vida misma que agencian con sus propias tecnologías.
En la FTA, la construcción social del territorio se fundamenta en las relaciones y correspondencias sensibles, dando lugar a la emergencia de alternativas al esquema impuesto por el capitalismo neoliberal. En este orden de ideas, la FTA responde a la necesidad de construir utopías, en el sentido de
definir una alternativa, no en función de una forma espacial estática, ni siquiera de un proceso emancipador perfecto. La tarea es reunir un utopismo espacio-temporal —un utopismo dialéctico— enraizado en nuestras posibilidades presentes y que al mismo tiempo apunte hacia diferentes trayectorias para los desarrollos geográficos humanos desiguales. (Harvey, 2007, p. 226)
En el norte del Cauca, las formas de organización local ofrecen alternativas contrahegemónicas frente al deterioro laboral, social y ambiental de su espacio geográfico. Conocer las ideas, las prácticas y los saberes de los actores sociales de estas comunidades es muy importante, pues a partir de estas se gestan otras posibilidades de comprender el territorio, el trabajo, la naturaleza y la vida misma, distintas a las que plantea e impone la ciencia occidental moderna. En la FTA, los lazos de cooperación funcionan de forma efectiva para la organización diversa y compleja del territorio. Los procesos compartidos engendran formas experimentales para la socialización de información, experiencias, recursos concebidos para el beneficio común y dirigidos a la construcción colectiva de una visión territorial y de futuro. Esto conduce a preguntarse: ¿qué prácticas tradicionales y saberes emergentes de los sujetos sociales, de las organizaciones y los movimientos sociales afronortecaucanos dan cuenta de otra noción de territorio?
La geografía crítica de David Harvey (2005, 2007, 2009) aporta a la discusión sobre los conocimientos y los métodos del saber geográfico e indaga sobre sus usos políticos; de ahí que en esta aproximación se entiendan los actores locales, los sujetos sociales de las organizaciones y los movimientos sociales afronortecaucanos —con su potencialidad de movilización— como protagonistas en la construcción conjunta de conocimientos situados, de una geografía que se distancia de universalismos y que permite encuentros entre diferentes saberes y formas de comprender el territorio encaminadas a lograr transformaciones ecológicas y sociales.
Así pues, este libro aporta a la construcción de los ideales de justicia cognitiva y democracia epistémica, a mejorar la condición humana en el marco de la esperanza, el reconocimiento de un futuro más justo y decente para el mundo, así como a ampliar los límites del conocimiento para visibilizar la emergencia de otras nociones de territorio desde los movimientos sociales, sus prácticas tradicionales y saberes emergentes que contrastan con el modelo capitalista neoliberal.
La lectura de esta obra permite comprender las relaciones que se gestan en el norte del Cauca, que hacen posible la configuración de dicho territorio como un espacio de esperanza (Harvey, 2007) que resiste la mercantilización, la privatización y el individualismo impuestos por el capitalismo neoliberal. A partir de esta idea, se explica cómo en la FTA “la concertación motivada confiere sentido a una política de la solidaridad, la equidad y la paz, comprometiendo a cada ciudadano con el destino común” (Hoyos, 2007, p. 100), porque los acuerdos ciudadanos no se logran despóticamente, sino en la medida en que se establecen responsabilidades con diversas formas de ciudadanías mestizas, multiétnicas y pluriculturales que fortalecen la participación democrática.
Los movimientos sociales son fundamentales en la reconstrucción de sentidos y formas de movilización, pues como poderes en movimiento (Zibechi, 2007) se distribuyen en la sociedad sin órganos especializados. De ahí que resulte importante comprender tanto las múltiples dimensiones del territorio agenciado por los afronortecaucanos como las formas en que los actores y organizaciones sociales del norte del Cauca —en red con movimientos antiglobalización y guiados por la idea de que otro mundo es posible 3— están creando estrategias innovadoras sobre la base del desarrollo local, la flexibilidad y la solidaridad. La metáfora del sur y la epistemología del sur de Boaventura de Sousa Santos sitúan en el sur al sufrimiento humano, causado de forma sistemática por el colonialismo y el capitalismo, que constituyen el sur imperial.
En consonancia con las orientaciones de la epistemología del sur, las reflexiones que presento destacan formas más ecológicas y relacionales para transformar las conexiones sociales y el conocimiento. La dimensión epistemológica, aquí, se desplaza del paradigma dominante de la ciencia moderna occidental al paradigma emergente o, en palabras de Santos, al “conocimiento prudente para una vida decente” (2003, p. 14). En este sentido, las formas científicas más ortodoxas entran en diálogo con los conocimientos populares campesinos para ampliar las fronteras, desnaturalizar los supuestos y visibilizar otras formas comprensivas posibles.
Por su parte, la dimensión social transita desde el paradigma dominante, centrado en la competencia promovida por el capitalismo neoliberal, el mercado libre, el patriarcado y las dinámicas electorales no democráticas, hacia esquemas de poderes en movimiento y manifestaciones experimentales de imaginación utópica y horizontes emancipadores. En este marco, tanto las relaciones como las construcciones de los actores sociales territoriales se ponen en diálogo y discusión con las elaboraciones de los autores de la ciencia occidental. Así, pese a que los pobladores afronortecaucanos han sido silenciados y desacreditados de muchas formas, pongo en evidencia que son ellos los protagonistas y los que muestran alternativas significativas frente a sus relaciones y construcciones en y con el territorio.
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