Ustedes preguntaban por la posición kafkiana, es muy interesante cómo la describe Lacan: “Nada va a ser posible” o “Solo lo peor va a ser posible”. Conocen pacientes —ninguno de nosotros, por supuesto—, conocen gente que está tomada en esta posición en donde nada va a ser posible o lo peor es lo único que va a ser posible. Esto quiere decir que no se va a poder concluir. Este es el carácter kafkiano, El proceso , de Kafka. No se va a poder concluir, no hay un comienzo, no hay un final en la situación, por eso es una situación de gravedad, de emergencia.
Me pedían el ejemplo: es un muchacho que hacía poco tiempo que venía, pocos meses, y tuvo una crisis, que se presentó como un ataque histérico. La novia lo dejó y él tuvo una crisis en donde le vino un endurecimiento, una contractura de los brazos, de las manos, de los brazos, una dificultad de hablar, y los padres lo llevaron a la guardia. Ahí recibió Rivotril, antidepresivos, etc. El modo kafkiano es la Hilflosigkeit . El desamparo, eso es la Hilflosigkeit . La Hilflosigkeit es la desasistencia del rasgo unario. Esto quiere decir que no es la angustia. Entonces, ustedes me preguntaban por el modo kafkiano. En el modo kafkiano de lo que se trata es de traer al sujeto a la angustia, sacarlo de la Hilflosigkeit y traerlo a la angustia. La angustia está articulada, tiene marco, está el sujeto, está la dimensión de la falta. Entonces, la cuestión es cómo pasar de la Hilflosigkeit del modo kafkiano y traerlo a la angustia. Esa operación es por el rasgo unario.
Entonces, este muchacho estando en una situación que se podría llamar depresiva , sin futuro, sin salida, está arruinado. Esto quiere decir que no se va a poder concluir, que lo peor es lo único esperable. Entonces, en una de las sesiones, dice que llamó a la novia y la novia no lo quiere ver. La llamó y le contó con detalles este ataque que tuvo, lo que le pasó con las manos, con hablar, con los brazos. Entonces, yo tengo una intervención del tipo clásica... le digo: “Ajá” (risas). Eso se aprende con los análisis que uno ha tenido, eso no está en Lacan. Entonces, en un momento, es interesante porque aparece algo que él dice —le había contado a la novia toda esta crisis—, y entonces él sigue: “Me parece que hice mal en contarle esto”. Si yo le digo: “¿¡Cómo le contaste eso!?”, es peor, se sepulta más en el proceso de Kafka. Es muy importante cuando él dice esto, hay una cuenta de sujeto. Una cosa es que él me cuenta que le contó a la novia, ahí no está articulada la identificación de sujeto, tiene que pasar algo que lo sustraiga. Lo que lo sustrae es el “Ajá”, es la posición del analista y el silencio del analista. En ese momento él, de golpe, se marca en otro lugar. Eso es la cuenta. Entonces, él dice una cosa más. Ahí se ordena el discurso y ahí dice: “Yo le cuento a ella porque para mí ella es un apoyo, incluso un apoyo como una mamá. Por ejemplo, cuando tengo que dar exámenes y estoy muy mal, ella me dice: “Calmate, vas a ver que te va a ir bien, tranquilizate, vos sabés”. Fíjense que lo importante no es analizar qué le dice una mujer como madre, que es la madre fálica, que él es el falo de esa madre fálica. No es un tema de fantasma en ese momento. Porque el sujeto viene de otra situación, viene de la posición kafkiana. La cuestión es cómo traerlo a la dimensión de la cuenta. Supónganse que uno se pone analizar ahí de por qué una mamá no, no. Es un momento para la operación del rasgo unario, esto quiere decir sostener que se ha contado. Si se ha contado, “me parece que hice mal”, se contó en otro lugar, esa operación es del rasgo unario.
Pregunta:¿Estuvo el asentimiento de tu parte?
Jorge Linietsky:No, el asentimiento es estructurante. Yo lo escucho. No es nada, lo escucho, es el “ajá”, lo escucho.
Stella Maris Nieto:Está muy bien este ejemplo porque yo pensaba, vos lo dijiste bien, si hubiera dicho “obvio” lo hundo. Ahí lo hundo con el superyó. Que es lo que se estaba trabajando ayer. O sea, lo alejo del sabido. En cambio, al decir “ajá”, hay algo del sabido que es convocado, entonces, habla.
Jorge Linietsky:Sí, incluso muy bueno lo que decís del superyó, porque uno podría interpretar lo que él dice como el superyó: “estuve mal”, cuando la operación es contable, está en otro plano, se está jugando en otro plano. El sujeto se despega, sale de la Hilflosigkeit , esta situación de desamparo devastador. Entonces, en la medida en que se orientó en el discurso, ya empieza a orientarse el discurso. No sé si aclaré algo.
Si vos decís “se hace cargo”, vamos para otro lado. Es “se cuenta”, es otra cosa. Está muy buena tu intervención porque me ayuda a ordenar esto. No es hacerse cargo, no es responsabilidad. Pero es la responsabilidad en la cuenta, que no se cuenta y de golpe se cuenta. Hay un corte en el discurso.
Stella Maris Nieto:Bueno, no voy a seguir el orden de las preguntas, las voy a responder, pero me parece mejor empezar por una de ellas cuando habla de las categorías de la falta y si esto tiene que ver con el -1, el trazo negativo, tiene que ver con la negación, etc. En uno de los Escritos de Lacan, creo que es en “El estadio del espejo...”, él ubica estos tres momentos de la privación, frustración y castración. Los ubica de otra manera. Él dice que hay, primero, una matriz simbólica —ahí podríamos decir lenguaje— antes de que se pueda subjetivar en la identificación con el otro. Ahí ya estamos en la frustración. Y antes que el universal le restituya la función de sujeto. Entonces, primero lenguaje, segundo palabra, tercero discurso. O sea, la matriz simbólica es el fondo del lenguaje, pero tiene que venir la palabra, empiezo a hablar, bla, bla, bla, hasta que advengo ya al discurso que es el universal, entrar en el universal. Ahora, lo que ocurre es que está la negación en función, porque para entrar en el discurso tiene que estar la negación en función. Esta es la diferencia entre el hablar y el discurso. Ahora, hablando de esto, del trazo negativo, tiene que haber primero, antes de que la negación se ponga en juego, porque vieron que les dije que no es lo mismo no dicho, interdicto, que dicho que no. Son distintos momentos. Entonces, ese trazo negativo primero tiene que ver con la posibilidad de negativización. Es lo que podríamos decir en ese primer momento de la expulsión, donde lo que no me gusta es el no yo. Es una negativización, no es la negación en función aún. Entonces, tiene que haber la posibilidad de la expulsión y de la negativización, o sea que advenga ese lugar del no yo, para que luego sí estén articuladas por supuesto, pero la negación ya tiene que ver con la posibilidad del discurso en función, poder decir “no”, que ya es dicho que no, y donde también está la cuestión del interdicto, es otra cuestión.
Ahora, para cada una de esas categorías, yo no lo desarrollé para no complicar, pero si ustedes ven los cuadros que hace Lacan tanto en el Seminario IV como en el V, VI y luego en el Seminario IX: La identificación , él arma un cuadro en donde ubica las categorías de la falta, de qué objeto se trata y quién es el agente. En cada uno de los niveles están articulados los tres registros. Con relación a la privación, que es una falta que tiene que ver con el agujero, es lo real, la instalación, el surgimiento de la matriz simbólica, del objeto del que se trata es del falo simbólico. En la frustración, que es el nivel del daño imaginario, porque hay un daño en esto del momento de los celos y la envidia, hay un daño, pero es un daño imaginario, en relación con el pecho real, y en relación con la castración, que es la castración simbólica. Tiene que ver con la falta, estamos hablando allí del objeto en relación con esto, es el falo imaginario. Luego esto se articula con el agente en cada una de las cuestiones.
Читать дальше