Ahora, con el rodeo del Otro, cuando ya está esta posibilidad del lugar del Otro, de la palabra, en el análisis, ya entonces, si hablamos de momentos, va a aparecer otra de las formas de la falta que es la frustración. Se va a poner en juego otra dimensión que es la frustración. ¿Cómo? La frustración va a dar cuenta de la dimensión de la pérdida que es esta metonimia, porque en cada vuelta, como esto mismo que decía Freud, busco algo, pero no lo encuentro, busco y busco, pero no lo encuentro. O sea, en esa metonimia, en esa repetición, hay una pérdida, pero yo no tengo manera de registrar la pérdida. Hay una experiencia fundamental que es la de la frustración, que tiene que ver con lo que Lacan va a llamar el momento fundatriz del deseo. O sea, el origen fundatriz, la fundación, y que tiene que ver con la experiencia de los celos y la envidia. Ahí realmente se va a poner en juego la cuestión del deseo. Porque, ustedes recuerdan el relato de San Agustín, la pasión celosa del niño de 18 meses mirando a su hermano de leche, el odio que tiene porque el otro está en el lugar en que él estuvo y con un objeto que él ya no tiene, la teta. Aunque él ya no la necesita a los 18 meses, pero recién ahí se da cuenta de que no la tiene. Ven que ahí ya hay una prdida en juego. Ahí se introduce esta dimensión de la pérdida que la introduce la frustración. Podríamos decir que el primer momento de la privación es la carencia, el agujero. Ahora estamos en el momento de pérdida. Por eso les decía que carencia, pérdida y falta se articulan las tres, se resignifican, no es la una sin la otra. Es necesario que se produzca la pérdida para poder dar cuenta de estas cuestiones.
Entonces, aquí se va a constituir esta noción del objeto perdido, realmente, que ya estaba perdido, pero es como una constatación. Este es el momento, acá se van a constituir dos cosas: con los celos la identificación al semejante, o sea, él en relación con ese otro del espejo, y, a su vez, la noción de este objeto que se pierde con la envidia. Están las dos operaciones en esta cuestión y la frustración.
Ahora, esto entonces va recién a arrojar esta dimensión de la pérdida, del objeto perdido y nunca vuelto a encontrar. Acá se constata esto, acá recién se puede caer en esa cuenta, darse cuenta. Pero para eso es necesario hablar, escucharse, con la experiencia del análisis.
Entonces, con todo esto el sujeto empieza a corroborar que ¿de qué se va a agarrar? del discurso, no tiene otra cosa más que eso, porque es a partir de que habla que va cayendo en la cuenta. No hace falta que se agarre de ningún objeto, sino de lo que dice, y entonces va cayendo en la cuenta: “¡Ah! No me había dado cuenta”, “Ah, me casé con un cuadrado y no con un rectángulo”.
Esto es lo mismo, sabemos de la pérdida también de la necesidad, porque la necesidad está perdida, el instinto está perdido, lo natural está perdido, como decía ayer Clelia Conde, y que no hay objeto. El objeto es el deseo mismo.
Entonces, el Otro es un lugar lógicamente necesario, pero que no existe como tal, no existe. ¿Qué es lo que reemplaza esta cuestión de que el Otro no existe? A través de los objetos pulsionales podemos sustituir esta relación con el Otro.
Ahora, realmente para entrar en el deseo que está oculto para el sujeto por estructura, porque el deseo, obviamente, tiene que ver con ese agujero central, con eso éxtimo, no hay ningún objeto, es un agujero. Pero para que el deseo, que está oculto, también está oculto al Otro por estructura, tiene que devenir deseo del sujeto, como en el sueño: “Estaba muerto y no lo sabía”. Es esto lo que va a tener que advenir, porque el deseo, en realidad, es la intersección de lo que, en las dos demandas, demanda al Otro y demanda del Otro, el deseo es la intersección de lo que en las dos demandas no se puede decir.
Entonces, ya estamos en el tercer nivel que es la castración. Es con lo que uno se las tendrá que ver al final del análisis, por supuesto, toda la vida. Pero, quiero decir que para eso es necesario articular muchas categorías lógicas: lo posible, lo necesario, lo contingente y lo imposible. Podríamos decir que, fundamentalmente, recorridas todas ellas, la castración es ese encuentro con el imposible, porque nosotros siempre lo imposible lo hacemos posible. La neurosis dice: si no puedo, lo postergo para más tarde, o sea, después voy a poder tal cosa o tal cosa va a ser posible. Algunas cosas sí lo son, pero otras no.
Entonces, ven que todo esto está totalmente articulado con lo que planteaba Jorge de la identificación de sujeto, que es la identificación al rasgo. El rasgo es lo que permite la cuenta, cada vuelta, cada rasgo es una marca, una cuenta, y el sujeto es el que cuenta y es contado, pero hay que descubrir los errores de la cuenta. Y entonces, podríamos decir que es de esto, cuando yo decía el sujeto de qué se va a agarrar, se va a agarrar del discurso, por eso dejé esto. Porque advenir a esta posición quiere decir tener una amarra. Lo anterior, podríamos decir que coincide con lo que Lacan dice “la isla sin amarras”, la isla a la deriva, cuando habla del falo. Cuando estamos tomando estas dos posiciones que mencionaba Jorge Linietsky, esta posición, la posición kafkiana, es la isla sin amarras. Lo que tiene que ver con el falo, el falo imaginario, es una isla a deriva, dice Lacan. Mientras que acá, en la posición pascaliana, tenemos un amarre en el significante, o sea, el discurso, de eso es de lo que me tengo que agarrar. Salgo de esa posición de estar a la deriva.
Espacio de preguntas y comentarios
Para Jorge Linietsky:
• ¿Podrías desplegar un poco más esto que desarrollaste de la situación de emergencia cuando el rasgo no está en función?
• ¿Por dónde se podrían pensar las intervenciones del analista cuando no opera el rasgo? Dijiste que ibas a dar un ejemplo.
• ¿Por qué prima lo escópico sobre lo invocante?
• Respecto de la posición kafkiana y de la posición de Pascal, queríamos saber ¿por qué esos nombres?
• ¿Existen solo dos posibilidades, que se constituya el rasgo y que no, o también podría haber una constitución fallida del rasgo? ¿En qué situación no entraría en función el rasgo?
Para Stella Maris Nieto:
• ¿Podrías desplegar un poco más qué sería el error constitutivo? Y ampliar la cuestión de lo éxtimo y de la represión en el lenguaje.
• ¿De qué falta hablamos en la privación?
• ¿Cómo sería el estatuto de la falta en cada categoría? Esto con relación a las dimensiones para no caer en lo cronológico.
• ¿Cuál sería la posición del sujeto en relación con los celos y la envidia?
• ¿El trazo negativizado, el sujeto como -1, tiene que ver con la privación como operación fundante?
• ¿El síntoma aparece a partir del momento en que el sujeto puede contarse?
Jorge Linietsky:Muy buenas las preguntas, la verdad es que es una alegría. Bueno, desplegar la situación de emergencia cuando el rasgo no está en función, esto quiere decir, la posición kafkiana. Muy bien. De lo que no hablé es del “nada puede ser”y que en francés es rien peut-être, y “ puede ser nada”.Lacan lo dice, peut-être rien. Está traducido como: “Nada quizás, quizás nada”. Me parece mejor: “Nada puede ser, puede ser nada”.
En estas dos posiciones, esto no lo dije, lo que se pone en juego es la dimensión de”la posibilidad” para el sujeto. El rasgo unario introduce no solo la dimensión de la cuenta, lo que pone en juego es la dimensión de la posibilidad. Entonces, estas dos formas son relativas a la dimensión de la posibilidad. Si nada puede ser, eso clausura en el modo kafkiano la dimensión de la posibilidad. En el “puede ser nada”, quiere decir que puede ser nada, pero puede ser algo. Se abre la dimensión de la posibilidad para el sujeto. Como primera cuestión.
Читать дальше