Juanito. El significante caballo que él encuentra en el campo del Otro como significante es el significante fálico, es el significante de la falta. El objeto fobígeno es el significante fálico, por eso Lacan dice que la fobia es un deseo prevenido, tiene la estructura del deseo como deseo prevenido porque anticipa la falta. Y si vos querés anticipar la falta tenés que ir a morir al significante fálico. El desmayo presenta que hay una falta en el campo del Otro en la histérica 0. Muy bien, Juanito recorta el significante fálico en el caballo. ¿Por qué es el significante fálico? El caballo es potencia, es un pene gigante, es el padre, dice Freud. No. El caballo es un caballo que se cae. Es otra cosa. Ven que ahí hay una inconsistencia que el significante caballo aísla y recorta muy bien en la fobia.
Entonces, Juanito recorta el significante fálico, pero nosotros podemos decir que el significante fálico es una suplencia del nombre del padre que realiza una metáfora, la metáfora fóbica, que hace que la fobia sea un poema. Lacan llama a la fobia un poema porque hay una metáfora, es una suplencia del padre.
Entonces, ¿cómo es?, ¿es una suplencia del padre y es el significante fálico? Sí, es muy complejo el estatuto, la estofa del significante fóbico. Pero podemos decir, de vuelta, que Juanito recorta un Uno, encuentra un Uno en el significante caballo. Ese Uno es otra cosa que el significante fálico y que la suplencia del significante del padre. Es un Uno al cual el sujeto se identifica como un Uno, en el plano de la cuenta. Por eso Lacan dice que el rasgo unario es el soporte del significante. Es el soporte del significante porque cada significante es un Uno. Como cada significante es un Uno, tenemos a Anna, el caballo. ¿Se acuerdan de las fórmulas de Lacan del Seminario IV? Cada significante es un Uno.
Si el sujeto no viene a la operación estructurante del rasgo unario no entra la dimensión del significante, estamos en el autismo, ¿se ve? Esto quiere decir que poder contar significantes, los significantes son unos, la operación del rasgo unario es constituyente porque sitúa para el sujeto la dimensión de la cuenta, contarse, contar significantes.
Muy bien. Esta estructura del rasgo unario como identificación de sujeto es el trazo de estructura más simple. Lacan dice así: se mantiene absolutamente despersonalizado de toda estructura subjetiva. Está claro. Está despersonalizado de toda estructura subjetiva. No quiere decir nada, está despersonalizado. Dice así: deshabitado de toda variación que lo supere. Interesante. Por ejemplo: no es sustituible por otro rasgo unario, es la función más simple de un uno, de un uno contable. No entra en la metonimia, abre la posibilidad de la metonimia. En la metonimia hay unos, hay significantes que juegan y ponen en juego un uno en cada significante. Esto es simple porque el significante es más complejo. El significante tiene una batería de significantes, está en cadena, se llama “la batería significante”, la cadena significante. Las operaciones metafóricas son el cruce de dos cadenas significantes. Esto es más simple, es la cuenta del uno. Este trazo —esto es fundamental— está presente o falta. Entonces, esto abre dos estructuras, podríamos llamarlas clínicas , la estructura en donde falta y la estructura en donde está presente. Es simple, él dice que está despersonalizado, está deshabitado de toda variación que lo supere. Sí, es simple, pero hay dos estructuras. El problema con el rasgo unario es que esté presente, que esté en función, o no esté presente. Abre dos estructuras a las que Lacan les pone un nombre, dos posiciones del sujeto: “la posición kafkiana” y “la posición pascaliana”. Esta es una clínica novedosa que abre Lacan en el Seminario IX: La identificación y nos abre otro plano para la escucha que la escucha del significante.
Por ejemplo: las situaciones de emergencia, ustedes reciben situaciones de emergencia o momentos en donde la estructura se pone grave. Tienen pacientes en que de repente todo está mal: melancolización, reacciones catastróficas, así lo llama Lacan en el Seminario X: La angustia , situaciones de estar a la deriva, crisis violentas, pasaje al acto. Estamos en situaciones de emergencia. Esto es muy importante. La emergencia hay que abordarla con esta clínica. Las primeras operaciones requieren que podamos leer si el sujeto está en la posición kafkiana, seguramente. Quiere decir que el rasgo unario no está presente, no puede contarse, no puede situarse. Cuando la función de la cuenta no está operante eso hace a la emergencia. Está en la posición kafkiana. Entonces, la operación sobre la emergencia es con el rasgo unario, no es la interpretación del significante. O, en todo caso, uno puede utilizar la operación del significante para atraer al sujeto a la función de la cuenta. Cuando el sujeto viene a la identificación de sujeto, si no está en función, es la posición kafkiana, la identificación de sujeto. Si ustedes quieren ponerla en juego, va a aparecer la dimensión de la cuenta del sujeto, ¿dónde? En la enunciación.
Entonces, la cuenta del sujeto no es la consciencia de sí. Introduce la posibilidad de la lectura ahora que ha advenido la función de la cuenta. Entonces, eso va a orientar el discurso. Si el analista puede articular la función de identificación de sujeto, esto quiere decir, puede sostener proteger la institución de eso, no la interpretación, la institución de la posición de la identificación de sujeto. En ese punto eso va a orientar en el discurso del analizante.
Vamos a decir que eso va a volver a traer al sujeto a la dimensión del deseo. Para traer al sujeto de la posición kafkiana a la dimensión del deseo eso depende de la operación sobre el rasgo unario. Esto quiere decir que el analista esté atento a la función de la cuenta, que advierta que falta la cuenta. Por ejemplo, cuando falta la cuenta pueden pasar estas cosas que han visto. ¿Qué hace? Se cortan los brazos, se queman los brazos con cigarrillos y entonces esa marca reestablece torpemente lo que está faltando en otro lugar que es la función de la cuenta. Está faltando la identificación de sujeto.
¿Cómo se instituye, se funda, esta estructura de la cuenta? Esta identificación constituyente de sujeto es un punto de amarre del sujeto. Se trata de esa cosa tonta, una cuenta, que se cuente. Sí, pero la cuenta introduce un corte. Que no es el corte del significante, es el corte de la cuenta. Si el sujeto está en la posición kafkiana y hay una operación por donde adviene a la posición pascaliana, que quiere decir la apuesta de Pascal, que es la apuesta del significante, la entrada en el trabajo analítico, la constitución del sujeto supuesto saber. Todo eso es pascaliano, es la posición pascaliana del sujeto, pero tiene como soporte la identificación de sujeto.
Lacan retoma esta cuestión de la cuenta en el Seminario XI y dice:
... Algo cuenta antes de toda esta formación de sujeto, de sujeto que piensa, algo cuenta, es contado y en ese contado ya está el contador...
Ven que es la dimensión de la cuenta, de la contabilidad. Es una cuenta estúpida, nada más que la cuenta de un uno, no es la suma, la resta. Hay cuenta o no hay cuenta. En esta cuenta no es el sujeto dividido. El sujeto es dividido por el significante. Es representado por un significante ante otro significante. Ven que estamos en otro plano.
¿Cómo se funda esta estructura del rasgo unario? Lacan aborda la constitución del sujeto como rasgo unario por la experiencia del espejo. Esto quiere decir que esta constitución es escópica. “No, por la voz, ¿qué me estás diciendo?”, no, es escópica, “no, la palabra es la voz” No, es escópica. Entonces, Lacan la describe de esta manera:
Está el adulto, pone al bebé delante del espejo y lo confronta con la imagen, cómo se ve el bebé en el espejo. El niño es cautivado por la imagen, se ríe, se mueve y trata de erguirse para asimilarse a la imagen porque ahí está, ya se está dando la identificación imaginaria. Pero luego de esto, se da vuelta para mirar al adulto, se da vuelta, busca la mirada de la madre. Lacan dice que esto es constante y se verifica en todos los casos esta escena, donde busco luego la mirada de la madre. Hay una puesta en juego del Otro, hay un campo, busca la mirada del Otro. Entonces, ¿para qué busca la mirada del Otro? Porque busca una conformidad, una ratificación de la imagen que él ve, en la que él se ve, en el espejo. La palabra que usa Lacan allí es clave, es asentimiento.
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