Entonces, ¿qué le llega de la mirada materna? Lo que le llega es nada, solo una marca, un gesto, una referencia, un reparo. Algo que corta; eso que aparece introduce un corte con la mirada, cae la mirada como real, como a , se pone en esquicia y eso es un sujeto simbólico, y la mirada procedente de la madre es una mirada en función simbólica, es una mirada simbolizante. Entonces, esta mirada lo soporta, ese reparo es “ajó, ajó”, es la mirada, no importa que la madre hable, es la mirada lo que introduce un reparo que identifica al sujeto como rasgo unario, es un Uno, ese Uno viene de ahí, por la mirada de la madre. Eso va a ser la sede, el soporte del lugar del Ideal del Yo, desde donde el sujeto en el campo del Otro se ve. Pero no es solo eso, es fundamental esto, aparece un Uno, un Uno que instala la dimensión de la cuenta del sujeto como Uno, ese rasgo funciona como un Uno. Entonces, el sujeto a partir de ese Uno que lo constituye como sujeto no es una significación, no es el amor de la madre, no es el deseo, no es la identificación al falo, nada de eso. Es descarnado. Es un Uno. Ese Uno permite, por ejemplo, que la función de la mirada se discrimine en unos: uno mamá, uno pezón, uno pulgar, uno biberón. Son unos, aparece la dimensión de la cuenta. Uno-imagen especular. Ven que es fundamental este asentimiento para la constitución del cuerpo. ¿Qué quiere decir uno o imagen especular? Lacan la llama “la una imagen” para que haya estadio del espejo la imagen tiene que ser recortada como uno. La imagen es subsidiaria de la función de la cuenta. El Uno recorta la imagen como uno y eso es lo que ratifica la una imagen, la constitución del Yo.
Stella Maris Nieto
En esta primera clase vamos a trabajar, entonces, como dijo Jorge (Linietsky), la identificación de sujeto y la privación, la frustración y la castración.
Para la primera cuestión, como ayer decía Clelia Conde y hoy también dijo Jorge Linietsky, tenemos que considerar una lógica, que es la lógica del discurso del psicoanálisis, que es una lógica diferente a la lógica común, en donde lo que no corre es la representación, no corre la sustancia y no corre el tiempo cronológico, sino un tiempo lógico. Esto es muy importante, aunque parezca redundante aclararlo, porque cuando trabajemos ahora estas cuestiones vamos a entender que no se trata de nada evolutivo. No hay una cuestión evolutiva, son momento todos, como en el tiempo lógico, que se articulan y resignifican entre sí. Eso es muy importante de entender. Y que, como decía Jorge en relación con el error de la cuenta, y el error, esto es algo constitutivo, el error es constitutivo. De hecho, la experiencia del análisis va a articular la carencia, la pérdida y la falta. Ahora vamos a tratar de dar cuenta de esto. Son diferentes formas, diferentes cuestiones, pero que se resignifican entre sí y no va la una sin la otra. Y esto corresponde a los tres registros: real, simbólico e imaginario.
Vamos a comenzar por lo que Lacan ya menciona en el Seminario IV, VI y luego retoma en las clases XII y XIII del Seminario IX: La identificación , que son las tres categorías de la falta: la privación, la frustración y la castración. Aclaré lo de la representación y lo del tiempo porque no se trata de un orden evolutivo, sino que se anudan y se resignifican porque cada una responde a un registro. Así tenemos: lo real, lo imaginario y lo simbólico, después lo vamos a tratar de ver.
¿De qué hablamos cuando hablamos de sujeto? Como primera cuestión sabemos que cuando hablamos de sujeto hablamos de sujeto hablante. Si hablamos de sujeto hablante, se trata de un sujeto que va a surgir como efecto del lenguaje. Esto quiere decir que tienen que hablar y luego algo de lo que dice le retornará o no, y es ese efecto. Porque sabemos muy bien por las formaciones del inconsciente que, cuando el sujeto habla y aparece algo que lo despierta de donde estaba dormido, inmediatamente el sujeto indiviso, individuo, se divide. O sea, despierta. La división tiene que ver con ese despertar de la experiencia del análisis.
Despertar ¿de qué? De la situación de plano en la que generalmente estamos. Vivimos sumidos en, como dice Lacan, en planilandia. O sea que esto que vamos a ver ahora en relación con la constitución también es algo que se va a reproducir en la experiencia del análisis. Así como en un inicio somos seres planos, muchas veces somos seres planos. Vamos a ver algún ejemplo chistoso, no de un caso, sino de alguna cuestión.
Entonces, si estamos hablando de sujeto hablante, entendemos que no hay sujeto en el origen. ¿Qué quiere decir? Lacan dice:
“Y porque no está ahí en el origen para decir”.
Por eso no hay sujeto en el origen, no está ahí para decir en principio. O sea que al principio el sujeto es ausencia, por eso siempre decimos que es supuesto, no está subjetivado aún. Para que esto ocurra es necesaria la entrada del significante. Sabemos que, si tomamos los registros en términos elementales, en lo real no falta nada. Pero apenas aparece el significante hace una marca y produce un agujero. Ahí donde no falta nada se produce una falta, se inscribe esa falta, si se inscribe, como decía Jorge Linietsky hoy.
Entonces, es necesaria la entrada del significante en lo real por una marca, un trazo. Un trazo que ya va a armar una diferencia frente a esa uniformidad. Ese es el trazo que ya Freud trabaja en El proyecto de psicología para neurólogos . Al principio dice que es el trazo que va a guiar en cada búsqueda de satisfacción, pero él dice “bueno, en esa búsqueda se busca la huella y se pierde la pista” porque en realidad, Freud lo explica, el niño busca el pecho en la última posición que lo encontró, pero resulta que va a aparecer en otra. O sea, él sigue buscando esa marca y encuentra otra, encuentra otra y encuentra otra. O sea, ahí es donde está claro que está el objeto perdido.
Entonces, quiere decir que, si la inscripción del significante es lo que va a dar origen al sujeto, el sujeto va a partir del vacío. O sea, el sujeto va a tener que ver con ese real negativizado, o sea, ese agujero. Por eso, Lacan dice que primero el sujeto se va constituir como -1. Hay muchas maneras de entender esta cuestión del sujeto como -1, hay muchas cuestiones. Una es que se trata de la experiencia del inconsciente como no dicho, porque como dijimos, al principio no está ahí para decir. Cuando yo digo “se trata del inconsciente como no dicho”, no confundiendo el “no dicho” con el interdicto ni con el dicho que no, es lo no dicho, o sea, lo que Lacan plantea en el Seminario XI: Los cuatro conceptos... como nonato, no nacido, el inconsciente no nato, no nacido.
Esa es una manera de entender ese origen del sujeto que tiene que ver con la primera cuestión que vamos a considerar que es la privación, la entrada del significante en lo real.
Otra manera de entenderlo es, al decir de Lacan, cómo se constituye una clase. Por ejemplo: están los vertebrados. De pronto aparece el rasgo mama. Esto queda excluido y se constituyen los mamíferos. O sea, que se constituyen por exclusión. El sujeto también va a aparecer como excluido y sabemos que Freud trabaja la Ausstossung , la posibilidad de que haya una afirmación que está sostenida en esa exclusión, expulsión primera. Es lo que mando al exterior porque no me gusta, lo otro lo incorporo y me identifico masivamente. Lo que no lo mando afuera, lo desconozco, esto no es mío. Esto que voy a mandar al exterior es lo que va a constituir lo éxtimo. O sea, eso que mando al exterior, pero que es íntimo.
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