Élites regionales y sectores del Estado central se afianzan por medio de prácticas heredadas del narcotráfico, al desarrollar arreglos que impiden una cultura democrática y encauzar la modernización por una vía autoritaria, a la vez que consolidan códigos propios del patronazgo con una cultura mafiosa. En este escenario de incertidumbre se desenvuelven las expectativas de paz en Colombia.
El texto se organiza en dos grandes partes: en primer lugar, se presenta una descripción de la actual situación, desde los cambios en la demanda mundial de cocaína hasta el papel de Colombia en ese contexto. Enseguida se aborda el escenario de las relaciones con Estados Unidos frente al tema de las drogas en el período más reciente, y los desafíos que implica el logro de transformaciones razonables, lo que supone una perspectiva nacional del problema. Luego, se da una observación general sobre el mercado internacional de cocaína y se concentra el análisis sobre las preguntas que levanta la nueva geopolítica de las drogas y, dentro de ella, las implicaciones para Colombia, tomando como un caso particular la desconocida situación de Brasil en relación con el suministro de cocaína desde suelo colombiano.
El segundo gran tema es el complejo vínculo seguridad/desarrollo, el cual ha tenido muy poca atención en Colombia. Se abordan enseguida los desafíos para un cambio de la economía ilegal a partir de una síntesis de la historia del desarrollo alternativo. Como medio de contrastación del caso colombiano, se describe la experiencia de Tailandia en desarrollo alternativo y luego los retos que se propuso el acuerdo para el fin del conflicto de La Habana. Enseguida, se observan los principales problemas del vínculo desarrollo/seguridad a escala conceptual y en la realidad colombiana, con énfasis en el asesinato de líderes sociales. Finalmente, se extraen algunas conclusiones.
La situación de las drogas: análisis de la geopolíticadel narcotráfico desde el escenario colombiano
Los datos más recientes relativos a la producción, el tráfico y el consumo de drogas apuntan a una expansión global del mercado de cocaína en el mundo entero.
Según el último Informe mundial de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas del inglés), el consumo de cocaína parece estar aumentando en los dos principales mercados; a saber: América del Norte y Europa 1. La prevalencia del consumo en la población en general y las pruebas realizadas en el entorno laboral indican que el consumo de esa sustancia aumenta en los Estados Unidos (EE. UU.). Según la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), la disponibilidad muestra un incremento fuerte entre 2015 y 2016, hasta alcanzar niveles como los registrados en 2007 2. De acuerdo con la DEA, Colombia continúa actuando como la fuente mayoritaria de la cocaína incautada internamente. Según el Programa de Identificación de la Cocaína (CSP, por sus siglas en inglés), en el 2016, aproximadamente el 92 % de las muestras de cocaína tuvieron como origen Colombia; seguido de Perú, con un 6 %, y el resto considerado de origen desconocido, con tan solo el 2 %. 3
De acuerdo con la UNODC, en el caso de Perú, la tecnología de refinamiento que se detecta en la cocaína incautada sugiere que es manipulada por procedimientos propios de los colombianos, lo que puede implicar que se importe a Colombia pasta básica de cocaína (PBC) desde Perú o que colombianos controlen laboratorios dentro de Perú 4.
Además, en concordancia con el incremento de áreas de coca desde 2015, Colombia continúa siendo el mayor oferente de cocaína para Europa; así, presenta un incremento del 67 % en los informes que hacen seguimiento al ingreso de esa sustancia 5. La cocaína es la droga estimulante ilegal más consumida en Europa, con mayor prevalencia en los países del sur y el oeste. Entre los consumidores habituales, puede hacerse una clara distinción entre los consumidores más integrados en la sociedad, que suelen inhalar polvo de cocaína (clorhidrato de cocaína), y los consumidores marginados, que se administran cocaína por vía parenteral o fuman crack , a menudo junto con opioides 6.
No obstante, uno de los problemas más recurrentes en el balance sobre participación de Colombia en el mercado mundial de la cocaína es la reducción de los análisis a lo que sucede en Estados Unidos. La narrativa más divulgada señala que los narcos colombianos han sido reemplazados por los grupos mexicanos que hoy en día monopolizan la distribución local en todo el territorio estadounidense. Sin embargo, el Informe de la UNODC de 2017 reconoce una presencia importante directa de colombianos en la distribución de cocaína en la costa Este. La narrativa del “reemplazo” no aclara tampoco los términos de las transacciones entre organizaciones criminales de México y Colombia.
Esta narrativa es políticamente aprovechada por entidades colombianas encargadas de reprimir el tráfico (incautaciones, extradiciones, etc.) para señalar que esa sustitución de grupos colombianos por mexicanos obedece al éxito de las tareas de interdicción y, en general, a la represión a los grupos asentados en Colombia. En consecuencia, se dice, los narcos colombianos han quedado circunscritos a suministrar cocaína a los mexicanos y a buscar cómo salir de su producción, al promover mercados dentro de Colombia, sobre todo en las principales ciudades.
En contraste, la demanda de cocaína se ha expandido y complejizado en cuanto a rutas o puntos de tránsito, y abarca de manera importante, además de Europa, mercados recientes en Asia, África y Oceanía, lo que implica una gran diversificación de las estructuras que controlan el comercio global y que abarca mucho más de lo que representa el mercado de Estados Unidos.
La demanda mundial se caracteriza por una fuerte diversificación de los mercados, la ampliación de rutas y la configuración de nuevas dinámicas de redes transnacionales que se distinguen por ser consorcios que ya no se definen por pertenencias nacionales, sino por el grado de control de rutas, contactos, capacidad de soborno y relacionamiento con autoridades de países de tránsito. En ese contexto, Estados Unidos solo representa un tercio de toda la demanda mundial. La distribución que oficialmente ofrece la Oficina de la Política Nacional para el Control de Drogas de Estados Unidos (ONDCP, por sus siglas en inglés) se muestra en la tabla 1.
De acuerdo con esta información, la cocaína se globalizó y prácticamente no hay lugar en el mundo que de una u otra manera no participe de los tránsitos y/o demanda de esta sustancia. En el hemisferio americano, Colombia genera el 67 % de toda la producción mundial; así, es un epicentro de salida internacional por medio de cinco espacios geográficos: Pacífico, asociado con el incremento productivo de todo el núcleo de ese andén, con 62.500 hectáreas en 2018 7; Venezuela, que conecta la producción del Catatumbo (33.600 hectáreas); Ecuador que recoge parte de la producción de Nariño y Putumayo (departamentos que suman 68.000 ha); la Amazonía, que, junto con la Orinoquia y el núcleo Meta-Guaviare, alcanzan más de 8000 ha, y finalmente el Caribe, que renace con gran ímpetu en incrementos de las zonas con mayor conexión. Entre estos se encuentran Antioquia, con 13.400 ha, con incrementos del 55 % entre 2016 y 2017, que se mantuvieron en 2018; Córdoba, con 4800 ha y un incremento de casi el 80 % entre 2016 y 2017, y Bolívar, con más de 8100 ha y un incremento por encima del 100 % entre 2016 y 2018 8.
Tabla 1. Distribución mundial (%) del consumo de cocaína por regiones en 2015
Región de demanda |
Porcentaje |
Estados Unidos |
34 |
Europa Occidental |
22 |
Latinoamérica |
22 |
África |
8 |
Asia |
5 |
Ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y Europa oriental |
4 |
Canadá |
3 |
Oceanía |
1 |
Total |
100 |
Fuente : The Office of National Drug Control Policy–USA White House.
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