JOSÉ MANUEL GUTIÉRREZ
PAISAJES DE LA ALEGRÍA
ADONÁIS
682
EDICIONES RIALP
Madrid
© 2021 by MANUEL GUTIÉRREZ
© 2021 de la presente edición, by
EDICIONES RIALP, S.A. - Manuel Uribe 13-15 - 28033 MADRID
ISBN (versión impresa): 978-84-321-5959-6
ISBN (versión digital): 978-84-321-5960-2
Realización ePub: produccioneditorial.com
A mi hija Beatriz,
a mis nietas Covadonga y Montserrat,
y a quienes hacen posible, día a día,
el colegio Gaztelueta,
por acoger comprensivos mis limitaciones y respetar siempre mis silencios.
ÍNDICE
PORTADA
PORTADA INTERIOR JOSÉ MANUEL GUTIÉRREZ PAISAJES DE LA ALEGRÍA ADONÁIS 682 EDICIONES RIALP Madrid
CRÉDITOS © 2021 by MANUEL GUTIÉRREZ © 2021 de la presente edición, by EDICIONES RIALP, S.A. - Manuel Uribe 13-15 - 28033 MADRID ISBN (versión impresa): 978-84-321-5959-6 ISBN (versión digital): 978-84-321-5960-2 Realización ePub: produccioneditorial.com
DEDICATORIA A mi hija Beatriz, a mis nietas Covadonga y Montserrat, y a quienes hacen posible, día a día, el colegio Gaztelueta, por acoger comprensivos mis limitaciones y respetar siempre mis silencios.
I. AL CALOR DE UN FUEGO I. AL CALOR DE UN FUEGO
UN APUNTE DE JAMES IVORY UN APUNTE DE JAMES IVORY NO los vi en la Naturaleza por primera vez. Los vi con James Ivory en el Regreso a Howards End. La suavidad de los narcisos al atardecer.
BACH, DE FONDO BACH, DE FONDO LENTAMENTE, un coro de voces graves levantaba la niebla, descubría huertos y sendas, pueblos y puentes, la reverberación del río que se perdía, como un hilo de plata, por el vientre del valle. Los cazadores, desde lo alto, esperaban algún movimiento en la mirada: jabalíes huyendo de los perros, ciervos en los claros del bosque, el reclamo de alguna cornamenta entre los árboles. Así, cierto cuadro de Brueghel y así la contradictoria alegría de los sueños frustrados, un coro de voces graves o la Cavatina de Myers junto a la Siciliana en sol menor de Bach tocada una tarde en Granada por Alexis Weissenberg, tocada por un campesino con solamente su mirada por los hermanos Olmi en El árbol de los zuecos o en la recuperada infancia, en Añisclo, en los bosques de Noviembre. Y, siempre, la vida pidiendo todo: los deseos y el dolor y la enfermedad y los adioses de los nuestros o tanta belleza latente, oculta, cierta. La vida con la muerte en la Siciliana en sol menor, tocada por Lars Von Trier con un hondo lamento de trompeta.
HOMENAJE A WIM WENDERS HOMENAJE A WIM WENDERS EN un parque de Berlín un ángel contemplaba con los ojos de los hombres los pájaros que, al atardecer, volaban en torno a una cúpula. «Los hombres tan solo valoran lo que se puede tocar», decía el ángel que experimentaba la ley de gravedad de la materia, el descarnado movimiento de aquellos que iban y venían libres en su elección de esclavitudes, ciegos ante el polícromo horizonte de la luz en el que se dibujaban imposibles momentos de plenitud, destellos apenas de otro hemisferio en el que crece la flor de las certezas, turbulento mundo de mansedumbre en el que los ángeles cantan su condición y al que el hombre, en silencio, aspira.
AGRADECIMIENTO A MARGUERITE YOURCENAR AGRADECIMIENTO A MARGUERITE YOURCENAR PRONTO, las huellas que creímos profundas se tensan, sin sombra, en la piel de los calendarios. Donde hubo atención y silencio, donde el amor más alto cultivaba sus jardines, se levantan derruidas columnas, ruinas de imperios por las que vaga la memoria en pos de sedas y oro, ramas de mirto tras la furia del viento y los solemnes desfiles de la Historia. Una noche he soñado a Marguerite Yourcenar soñando los sueños de Adriano, dispuesta a escribir la primera página de una novela que justificara su vida, los viajes, el estudio, la palabra labrada en el tiempo con la larga paciencia del agua, poco a poco, lentamente: de país en país, de los folios al color de los mapas, de los hallazgos al fracaso, de las alimentadas esperanzas a las tristezas más amargas pero dueña, tras el mar de la muerte, de su ser, el mismo que viajó por el pasado de Grecia y el Nilo ofreciéndome en las Memorias de Adriano el paisaje de los atardeceres en los que quise sentir la sangre de la Tierra, las dudas de los hombres, la unidad tantas veces perdida en los destellos falsos de la memoria y el deseo.
MIENTRAS LEÍA EL «ELOGIO A MARCO AURELIO» DE JOSEPH BRODSKY MIENTRAS LEÍA EL «ELOGIO A MARCO AURELIO» DE JOSEPH BRODSKY COMO llegado de otro mundo, leía el texto del «Elogio a Marco Aurelio» de Joseph Brodsky. Lo leía sintiendo, al mismo tiempo, una lejana, olvidada alegría; sentía como si la sangre corriera con más fuerza, como un poderoso río de agua transparente, un río que ponía las cosas en su sitio: las ambiciones y los artificios, los miedos, sobre todo, de tantos que no saben mirarle los ojos a la libertad. Leía el texto del «Elogio a Marco Aurelio» mientras agradecía el beso de los míos, mientras pensaba en la belleza oculta almacenándose en los polvorientos archivos escritos por la Historia. Y como era imposible, de pronto, adueñarse del misterio de la vida, cerré los ojos para olvidar, cerré los ojos para soñar, para agradecer en muda plegaria el solo hecho de una lectura que me llevó a mi hogar, a esa rara unidad desde la que es doloroso pensar en el ciego aplauso y en la indiferencia después de tantas representaciones.
LA LECCIÓN DE SÖREN KIERKEGAARD LA LECCIÓN DE SÖREN KIERKEGAARD ANTES fue la pasión, el penetrar en el vientre de la luz con los ojos de los conquistadores, con mapas de eldorados impregnando las manos con el olor de la Utopía. Antes era la apertura del alma, el ser de las cosas preservando su misterio. Ahora el hombre viene y va en el buscado consenso del aturdimiento. «El hombre no se tranquiliza hasta que no ha hecho del error, dogma, solo entonces se ve seguro contra la verdad», decía el sabio cuando el mundo seguía con sus ropajes de apariencia y los santos y los poetas buscaban iniciales brisas en el templo de la incomprensión y la soledad, donde anunciaron el precio de vivir: Renuncia. Sacrificio. La misma vida. La vida entera. Y que lo hecho, vale la pena.
EVOCACIÓN DE SANTIAGO AMÓN
ENTRE TAÜLL Y SAN MILLÁN DE LA COGOLLA
II. POEMAS DE LA COSTA DE LA MUERTE
[QUIERO ENCONTRARME CON EL NIÑO]
[SERÁ DIFÍCIL VIVIR EL PRESENTE]
[ESPERO UNA LUZ QUE DETENGA]
[RECUERDO SOLO LA LÍNEA DEL HORIZONTE]
[ARDERÁ TODO]
[DE MI VIDA NADA TE PUEDO CONTAR]
[ES EN LA CAÍDA DEL ATARDECER]
[EN LA DORMIDA ESTANCIA]
[SOLO SE PODÍA OÍR EL TRAZO]
[HABÍA UN PUENTE DE MADERA]
[LES DEBEMOS A NUESTROS HIJOS]
[CUANDO YA NO ESTÉ DEBERÍAS BUSCAR]
[SOLO ANTE UNA HOGUERA, LEYENDO VERSOS]
[EN EL HORIZONTE DEL TIEMPO]
[QUISIERA ESTAR JUNTO A CADA PERSONA]
[LA MÚSICA DEL PRIMER BESO]
[ANDAR COMPLETAMENTE DESPRENDIDO]
[HE VISTO CON BASILIO SÁNCHEZ]
[TE INCLINAS AL BORDE DE LA VENTANA]
[SALDRÉ AL ATARDECER]
VIVIR TRANQUILAMENTE EN EL PRESENTE
[TARDES DE LLUVIA]
CONCERTO GROSSO OP.3 N.º 2
[REVIVO ANTE UN ATARDECER]
[SOY EL HOMBRE QUE MIRA AL HORIZONTE]
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