La vida en los lagos.Del conjunto de animales que describe Francisco Hernández, no debe sorprender que una parte importante sean especies que vivían en las áreas lacustres. Esto se debe a que la mayor parte de su información la recabó en la cuenca de México. Como nos referiremos aquí a las aves comestibles, no mencionaremos otras que captaron su atención como los picaflores llamados huitzililin .
Los antiguos habitantes de esta región tenían una relación muy estrecha con los lagos. Habiéndola elegido como lugar para establecerse, tuvieron que sortear no pocas dificultades. Para ganar terreno al agua, por ejemplo, establecieron las llamadas chinampas , que aun hoy merecen el reconocimiento de diversos especialistas.
Fue necesario, además, separar las aguas dulces de las saladas que formaban el lago de Texcoco. Para ello, el mismo ingeniero hidráulico que había llevado agua hasta las alturas en Texcotzinco, el gran Nezahualcóyotl, diseñó un dique y dirigió las obras. Este dique separaba las aguas dulces de las saladas; tenía varias escotaduras que permitían la navegación todo el tiempo. Cuando las aguas subían, se colocaban tablas en las escotaduras para evitar el paso del agua salada; el propósito era mantener una leve derrama del agua dulce sobre el agua salada, al tiempo que se permitía la navegación.
El ir y venir de las canoas era constante; cientos de casas tenían acceso directo a los lagos a través de un sistema da canales. El sistema lacustre se utilizaba de manera integral. Desde puntos más o menos distantes se comerciaban muy diversos productos. Muchos de ellos se cultivaban en las propias chinampas, otros se pescaban, recolectaban, cazaban o criban en los lagos y sus orillas.
Las aves.Debió de ser sorprendente el número de aves que habitaban ahí, a juzgar por el número de descripciones que hicieron desde el primer momento y hasta avanzado el siglo XIX, quienes llegaron de fuera y se encontraron ese espacio en el que se escuchaban múltiples cantos, silbidos y gorjeos, además de croar de ranas y sapos. Gabriel Espinosa Pineda, en su excelente trabajo acerca del sistema lacustre en la época mexica, hace cálculos que le permiten afirmar que llegaban millones de patos al año en el siglo XVI y que posiblemente se cazaban hasta un millón de ellos anualmente. 22
Muchas de esas aves eran comestibles. En la mesa diaria indígena también fueron frecuentes varios tipos de pescados, de batracios y crustáceos. Se contaba con técnicas de caza y pesca eficientes, que muestran el conocimiento que tenían aquellos hombres de las costumbres de los animales.
Durante la Colonia continuó la costumbre de comer aves lacustres. Los viajeros que llegaron a México en el siglo XIX han dejado constancia de los pregones con que los indios vendían patos cocidos o chichicuilotes por las calles de la capital; continuaron todavía a principios del siglo pasado, para finalmente desaparecer de las zonas céntricas. Estas viandas hoy sólo se comen en lugares muy específicos de lo que resta de aquellos lagos.
Las descripciones que hace de muchas de ellas Francisco Hernández evidencian este conocimiento. Ahí se establecen las distintas características; una de ellas es la diferenciación entre las que son residentes y las que son migratorias. Utiliza diversas expresiones; así del atótol dice que “es nativo’, del amacozque que es “habitante del lago mexicano”; menciona que la llamada metzcanauhtli y tzonyayauhqui viven en la laguna de México; la coyolcozque “es ave indígena” En otros casos se añaden características al hecho de ser oriundas; el atotolqui , por ejemplo, “es originario de la región mexicana y cría sus hijos entre juncales y carrizales”, similar es el azazahoactli que siendo oriundo de la región, “empolla en primavera entre los juncales”.
Éstas son algunas de las que se clasifican como “visitantes”: el atlapácatl , el achalalactli que es “ave migratoria que visita el suelo mexicano”. Lo mismo ocurre con el tempatlahoac , el mozotótotl , el quachilton y el xalcuani , el pipixcan , entre otras muchas aves. Al referirse al comaltécatl es más explícito: “todos los años, en invierno, emigra de las frías regiones del septentrión a este suelo mexicano como a lugar soleado y tibio”.
La apariencia de las aves también es de interés y muestra la cuidadosa observación de los indios y del protomédico. Del chilcanauhtli , una especie de pato, escribe que el “color de las plumas de todo el cuerpo es leonado, pero el de las alas es vario, a veces azul, a veces blanco y a veces negro tirando a verde”. También impresionan los cantos: el atotolquichil “imita a los ratones en su canto, en el que no cesa, pertinaz, desde que el sol sale hasta que acaba el día”; el amacozque “canta más fuerte de lo que corresponde a su tamaño”.
En cambio el mozotótotl “canta dulcemente”, también es grato el canto del chiltótotl y de elotótotl ; la codorniz o zolin canta de manera hermosa “pero triste”. Similar al cacareo de las gallinas es el sonido del quachilton , que “canta o cacarea a manera de las gallinas” en “las altas horas de la noche o en la madrugada”. El hoactzin , travieso, tenía un canto parecido al de la calandria, pero “a la vista del hombre parece reír y como burlarse de él”.
Por más que se ha repetido que los antiguos mexicanos no tenían animales domésticos, tanto Diego de Landa en su Relación de las cosas de Yucatán , como Francisco Hernández desmienten esta afirmación. Son varias las aves que criaban en sus casas los mayas; leamos a Landa: “Tiene aves domésticas y que crían en las casas como son sus gallinas y gallos en mucha cantidad, aunque son penosos de criar”. Las perdices se consideraban “a maravilla domésticas”; también criaban palomas y “anadones, blancos, grandes”. No menos apreciadas eran las tortolillas de varias clases, por lo mansas.
De entre las aves de los alrededores de los lagos, algunas vivían en cautiverio como los ya mencionados chitótotl y elotótotl . Otras, como el mozotótotl se alimentaban “de masa y maíz molido”; el zolin y el hoauhtotol comían maíz (“grano indio”) o trigo por igual. El chiquatli en su vivienda de mimbre comía tlaolli (maíz), “gusanillos y otras cosas semejantes”. Para “alimentar a las aves canoras encerradas en jaulas y de las cuales hay entre ellos una cantidad enorme, como nuestros mirlos y jilgueros”, les daban la semilla negra del chianpitzáhoac . La descripción del tepetótotl es significativa; se considera “manso y amigo del hombre”; para pedir su comida tiraba de la ropa a sus dueños, “y llama con el pico a las puertas cerradas cuando quiere entrar a algún lugar; sigue, si está suelto al amo, y cuando llega a casa lo recibe con alegres festejos”.
Comida lacustre.Pasemos ahora a la mesa. Leamos las descripciones del menú:
Chiltótotl: “Es excelente y sabroso alimento”.
Ciltototl segundo: “Es comestible, pero no muy apetitoso”.
Zolin: “Se da también su carne a los enfermos, y no hay entre los indios, excepto la de gallina, ninguna que pueda considerarse mejor ni en lo saludable y provechoso del alimento ni en el gusto”.
Elotótotl segundo: “Constituye un alimento agradable”.
Coxolitli: “Su carne conservada por algún tiempo, es alimento saludable y agradable”.
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