Para la consagración de esta historia, fue necesario un largo y delicado proceso de historizar la ficción, el cual se ve en la documentación (AP, 2018), aunque sea de manera parcial. Una vez publicado el cuento, que es una historia real contada de manera ficcional, las autoridades de Huánuco comenzaron rápidamente a reivindicar a la batalla y a su héroe. En 1921, el alcalde de Huánuco, Luis Rivera Yábar, erigió un obelisco en homenaje a la batalla y a su héroe. En 1946, mientras se efectuaban reparaciones en la capilla de San Sebastián en Chupas, se encontraron los restos de un entierro, el cual fue identificado por los lugareños como la sepultura de Pomares. De acuerdo con el testimonio de Teófilo de la Mata Funegra, fundador de la Sociedad Patriótica Aparicio Pomares, en 1951, en ese féretro se encontraron los restos de «don Aparicio Pomares, luego se abre el cajón, viéndose un esqueleto completo con la mortaja hecho polvo, las botas con sus huesos tibia y peroné, cuyas botas fueron llevadas a la Unión por el señor Vidal, las que han sido adquiridas por la Sociedad Patriótica Pomares» (2018, p. 7). Según el testimonio de Fortunato González (p. 79), también fundador de la Sociedad, los asistentes a la exhumación reconocieron de forma unánime «que el esqueleto y las botas eran de Aparicio Pomares»; luego, los restos fueron nuevamente enterrados en la Iglesia Matriz (pp. 26-27).
4. La historia, la literatura, la tradición
Este descubrimiento y la fundación de la Sociedad fueron hechos fundamentales para convertir a Pomares en un héroe local. Así, muy rápidamente se comenzó a utilizar su nombre en instituciones privadas y públicas. En 1952 se fundó el Club Social Deportivo Aparicio Pomares, que estuvo activo en la liga de fútbol local durante un tiempo; en 1988 se fundó otro club con el mismo nombre en la liga departamental. Ese mismo año, por la ley 24925 del 26 de octubre de 1988, se creó el distrito Aparicio Pomares, con su capital Chupán.
A mediados de 2017 se creó una Comisión Central para Declarar Héroe Nacional a Aparicio Pomares, compuesta por diversas personalidades y autoridades de la región. Incluso la noticia llamó la atención de la televisión local: el programa «Reencuentro» realizó un especial dedicado a Pomares, con el título de «Aparicio Pomares: el reconocimiento a la heroicidad andina», emitido el 14 de julio de 201826. El acta fundacional de la Comisión Central señala que se acordó por unanimidad
[s]olicitar a las autoridades pertinentes que se declare, por ley dada por el Congreso de la República, héroe nacional que luchó junto al general Cáceres en la Guerra del Pacífico, a don Aparicio Pomares Hilario, natural de Chupán, Provincia de Yarowilca, departamento de Huánuco. Con la sustentación y el valioso aporte de los investigadores históricos y la Comisión organizadora para declarar Héroe nacional a Aparicio Pomares, con la documentación recepcionada respecto a la acción heroica del valeroso soldado (AP, 2018, Presentación).
El expediente que elaboraron (AP, 2018) contiene un punto de partida incuestionable: la cita correspondiente de la pluma de Jorge Basadre. Además, su estrategia consiste en los siguientes aspectos:
Reforzar el carácter patriótico de la batalla de Jactay y su rechazo a la traición de otros peruanos.
Demostrar la existencia de Pomares desde el presente hacia atrás; como lo dice una periodista en el documento, el que tantas personas lo hayan reconocido demuestra que el personaje existió.
Reivindicar a Pomares como un héroe indígena, no solo huanuqueño, pues representa la participación indígena y campesina en la construcción de la nación.
Todos estos aspectos son justificados por medio de diversas pruebas, del mismo tipo que las que se utilizan en cualquier investigación académica. Por ejemplo, los objetos materiales que demuestran la existencia de las personas y sus hechos, las denominadas «reliquias», como las botas que se recuperaron como parte de la gestión de la Comisión, hecho que refrenda el testimonio ofrecido en la década de 1950.
En cuanto al primer punto, el documento elaborado por la Comisión tiene como objetivo secundario evitar la polémica asociación de Huánuco con la memoria del general Mariano Ignacio Prado, otro personaje de la Guerra del Pacífico, pero que es recordado por su supuesta huida del territorio peruano en la que se llevó los escasos recursos disponibles para enfrentar la guerra mientras era presidente. Los comisionados declaran que desde el año 1985 los historiadores locales insisten en que se destruya el monumento del
Felón Prado y en su lugar erigir el monumento del verdadero héroe Aparicio Pomares Hilario, de la misma manera, podemos plantear el cambio de denominación de las calles de la ciudad de Huánuco, por no reflejar la identidad regional propia, más, por el contrario, colocaron nombres de personajes que actuaron en contra de los intereses la conciencia cívica y desarrollo de Huánuco (AP, 2018, Presentación).
Figura 1. Las botas supuestamente usadas por Pomares. Foto proporcionada por Gonzalo Zavala.
En el documento hay referencias muy interesantes con respecto a las nociones de «héroe» y «nación», las cuales pueden ser profundizadas en otro ensayo. También incluye una valiosa visita de campo al terreno de la batalla, en el cual se identificaron los lugares importantes conservados en la memoria colectiva.
Antes de comentar el desarrollo de la segunda estrategia, hay que señalar que la evidencia documental de la vida de Pomares es inexistente, más allá del cuento señalado. Desde la década de 1950, José Varallanos, historiador dedicado a Huánuco, había hecho notar la ausencia de documentación que certifique la existencia del personaje (1959). No solo eso, las indagaciones contemporáneas no han encontrado huella documental de su presencia en el Ejército. Evidentemente, esto no anula la posibilidad de su presencia real —aunque suene irónico, es prácticamente imposible demostrar que alguien no existió—; sin embargo, esta ausencia documental echa sombras de duda sobre aquellos que defienden su existencia real. Por ello es tan importante la segunda estrategia, en sentido inverso al tiempo, pues muestra que la tradición local lo tiene por existente al incorporarlo como nombre de instituciones, espacios públicos, etcétera. Aparte de los casos mencionados, se puede agregar su uso como nombre de un pueblo joven, un centro de salud, tres colegios y una calle.
Por último, resulta central, y quizás igualmente revelador, el reposicionamiento de Pomares como un líder indígena y campesino, representante genuino del verdadero patriotismo popular, lo que incluye variables de etnicidad y clase incorporadas en el imaginario de la Guerra del Pacífico, tal como lo comenté al principio. De este modo, se lo describe en diversos testimonios escritos y orales como «indio oscuro y humilde», que no solo disparaba contra los invasores con valentía, sino que también sería el autor de la pedrada que mató al oficial chileno (AP, 2018, p. 29), lo que contradice la versión de López Albújar, según la cual fue un disparo de carabina, sin autor identificado, el que causó la muerte del militar. Por ejemplo, el testimonio de Saturnino Arratea (82 años), sostiene que Pomares «mató de un hondazo al teniente Salvo […] me contó mi abuelito cuando era niño» (2018, p. 42).
5. Cuando buscar la verdad puede ser de mal gusto
Como es de conocimiento general, se supone que los historiadores buscamos la verdad de los hechos, aunque no siempre es fácil llegar a ella. Nos hallamos aquí ante un caso complejo: la evidencia documental no parece sostener la presencia de un campesino de apellido Pomares; los hechos sí están documentados, pero no así la existencia del personaje, más allá del cuento de López Albújar. Sin embargo, como he sostenido, su relato se ha convertido en canónico y punto de partida para completar los detalles que sostienen su heroica historia. Como historiadores, la tentación de abordar el problema con el objetivo de demostrar la existencia o inexistencia del personaje es bastante grande, pero, pienso, se debe evitar agotar la investigación en un aspecto que, a pesar de lo aparente, no es lo trascendental de la historia. ¿Es importante intentar esclarecer qué pasó y quién fue el personaje? ¿No será más útil preguntarnos por qué los aspectos que son claramente ficción en esta historia adquirieron categoría de verdad, es decir, de historia?
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