Finalmente, es importante considerar que la biotecnología es un campo donde se desdibujan las distinciones entre investigación básica (donde se desarrolla un conocimiento más allá de cualquier consideración de utilidad) y aplicada (que se trabaja específicamente para obtener un proceso o producto particular). [9]El tránsito de la biotecnología tradicional a la moderna ha estado determinado por un nuevo patrón de aprendizaje que implicó nuevos procedimientos de aprendizaje y descubrimiento, una nueva estructura de búsqueda, nuevas definiciones de problemas a resolverse y el uso de novedosas heurísticas y rutinas para resolver esos problemas. Este cambio modifica la estructura organizacional de las actividades innovativas, rediseñando los patrones de división del trabajo, las estructuras de incentivos y los mecanismos de selección de los agentes del sector (McKelvey et al. , 2004: 91-92).
Un nuevo paradigma tecnológico supone la existencia de bases de conocimiento y trayectorias innovadoras que convergen en un conjunto de patrones comunes de solución de problemas técnicos y de gestión como factor crítico para afectar las condiciones de costo de la mayoría de las actividades económicas. Tomando el caso de la biotecnología, por ejemplo, es aún arriesgado afirmar que esta sea un paradigma tecnoeconómico en sí. La trayectoria de estos sectores parece mostrar antes distintos paradigmas tecnológicos sectoriales con sus propias heurísticas de solución de problemas (distintas biotecnologías y no una sola), ante lo cual grupos industriales desarrollan varias formas de diversificación tecnológica, modificando sus esquemas de gobernanza y coherencia tecnológica (Gutman y Lavarello, 2014: 23).
Dada la compleja frontera entre ciencia y tecnología que presenta la biotecnología, supone un caso ilustrativo para comprender la diferenciación en términos científicos y tecnológicos que se presentan en su interior.
En términos de paradigmas tecnológicos, la biotecnología puede involucrar a la ingeniería genética, la que es discontinua con la segunda generación de biotecnologías basadas en técnicas avanzadas de fermentación derivadas de la revolución microbiológica de finales del siglo xix. La ingeniería genética también forma parte de la base de un amplio rango de trayectorias biotecnológicas, siendo las actuales las hibridomas, los productos farmacéuticos, los productos químicos y la biotecnología vegetal basada en plantas.
Los paradigmas científicos de la biotecnología son diferentes. En primer lugar, aunque el paradigma tecnológico de la ingeniería genética representa un importante avance científico, no es un paradigma científico en sí. Las técnicas utilizadas son parte de un momento de ciencia normal de resolución de problemas, establecida principalmente dentro del modelo asociado con el descubrimiento de la estructura del adn en 1953. El paradigma biotecnológico de ingeniería genética se basa en esta línea de descubrimientos, mientras que las técnicas de “segunda generación” descansan en una tradición científica diferente: el descubrimiento de la fermentación como proceso orgánico y la fundación de la microbiología (Balmer y Sharp, 1993: 475).
Como señala Clark (1987), la diferenciación entre ciencia y tecnología está afectada por la existencia de algunos temas científicos donde hay mayor superposición con áreas tecnológicas. En esos espacios hay una tensión entre intereses y objetivos, paradigmas científicos y demandas del mercado, y necesidades y objetivos de la comunidad tecnológica.
De este modo, el tratamiento de la biotecnología como un conjunto de conocimientos derivados de la ciencia o como tecnología propia depende, en buena medida, de los compromisos paradigmáticos de las instituciones que se involucran con el área. La propuesta de Clark permite, así, visualizar los espacios de ciencia estratégica que se constituyen como nodos dentro de estos espacios de intersección entre la ciencia y la tecnología (Balmer y Sharp, 1993). Así, por ejemplo, la ingeniería de proteínas hace preguntas fundamentales sobre la naturaleza de las proteínas y cómo la estructura determina la función. Se esperaría que las respuestas a esas preguntas se determinen dentro del paradigma de la biología molecular estructural y genética. Sin embargo, estos factores también son cruciales para un uso eminentemente práctico: el diseño de nuevos fármacos, el cual podría ser visto como parte de una trayectoria tecnológica farmacéutica. De este modo, la ingeniería de proteínas se convierte en un punto de intersección entre las trayectorias científicas y tecnológicas. Es en estos nodos donde se manifiesta la mayor tensión entre los objetivos esperados de la ciencia y los de la tecnología.
La noción de los paradigmas científicos y tecnológicos desarrollada es punto de inicio analítico y conceptual para la comprensión, crítica y discusión respecto al real del nivel de desarrollo de procesos de convergencia entendida como la sustitución de viejos paradigmas por nuevos paradigmas. El proceso de convergencia supone la presencia de al menos dos paradigmas que como producto del trabajo de I+D conjunto generan un nuevo paradigma que los sustituye. En términos de paradigmas científicos, el proceso alude a un proceso de cambio de un periodo de ciencia normal por un periodo emergente de ciencia revolucionaria marcada por la irrupción de un nuevo paradigma (científico o tecnológico). En términos de paradigmas tecnológicos, el proceso de convergencia estaría marcado por la formación de un nuevo sendero de desarrollo de artefactos y conceptos técnicos como consecuencia del trabajo conjunto de dos patrones, regímenes y/o paradigmas tecnológicos previos.
Implicaciones en términos de política pública, adaptación académica y papel del sector privado
Para que México y otros países de América Latina sean capaces de sacar el máximo provecho de la naturaleza evolutiva de los procesos de convergencia que se describen en este capítulo, son requeridos múltiples ajustes estructurales y funcionales en términos de las políticas gubernamentales, las funciones universitarias y en redes empresariales.
Asumiendo la función gubernamental clave de proveer incentivos de apoyo para nuevas iniciativas de innovación, las entidades del sector público que financian actividades de I+D (como los organismos nacionales de ciencia y tecnología) pueden fomentar procesos creativos de convergencia desde las condiciones que establecen en sus convocatorias de apoyo a la I+D y en sus sistemas de apoyo a los investigadores (como el Sistema Nacional de Investigadores —sni— en México). De igual forma, distintos ajustes y procesos de modernización del marco reglamentario y normativo correspondiente también seguirán siendo una condición esencial para dar una mayor posibilidad de predicción sobre la aceptación a nuevos productos tecnológicos.
Por su parte, las universidades pueden apoyar el impulso a procesos de convergencia desde iniciativas para promover y facilitar las actividades interdisciplinarias tanto en sus programas académicos y de investigación, como desde sus esfuerzos de transferencia de tecnología y de formación y consolidación de vínculos empresariales. Al mismo tiempo, las universidades deben defender la necesidad de mantener y continuar los procesos de desarrollo de investigación en disciplinas de las ciencias básicas tradicionales.
El sector privado, finalmente, debe asumir un papel de liderazgo en el desarrollo y el mantenimiento de las condiciones de mercado viables para la innovación y para productos innovadores resultantes de actividades de convergencia. El grupo empresarial está en la mejor posición para aprovechar vínculos y canales en cadenas globales de valor pertinentes para la innovación de productos y procesos resultantes de las tendencias de la tecnología de convergencia. En el caso de las empresas relacionadas con la biotecnología, tanto en México como en otros países latinoamericanos, las oportunidades de convergencia de tecnología abundan tanto en el sector de la salud como en el agroalimentario.
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