TEORÍA DEL CONOCIMIENTO
Juan Fernando Sellés y Francisco Gallardo
Colección Manuales del Instituto Superior de Ciencias Religiosas
1. Cada vez más personas se interesan por adquirir una formación filosófica y teológica seria y profunda que enriquezca la propia vida cristiana y ayude a vivir con coherencia la fe. Esta formación es la base para desarrollar un apostolado intenso y una amplia labor de evangelización en la cultura actual. Los intereses y motivaciones para estudiar la doctrina cristiana son variados:
• Padres y madres que quieren enriquecer su propia vida cristiana y la de su familia, cuidando la formación cristiana de sus hijos.
• Catequistas y formadores que quieren adquirir una buena preparación teológica para transmitirla a otros.
• Futuros profesores de religión en la enseñanza escolar.
• Profesionales de los más variados ámbitos (comunicación, economía, salud, empresa, educación, etc.) que necesitan una formación adecuada para dar respuesta cristiana a los problemas planteados en su propia vida laboral, social, familiar… o simplemente quienes sienten la necesidad de mejorar la propia formación cristiana con unos estudios profundos.
2. Existe una demanda cada vez mayor de material escrito para el estudio de disciplinas teológicas y filosóficas. En muchos casos la necesidad procede de personas que no pueden acudir a clases presenciales, y buscan un método de aprendizaje autónomo, o con la guía de un profesor. Estas personas requieren un material valioso por su contenido doctrinal y que, al mismo tiempo, esté bien preparado desde el punto de vista didáctico (en muchos casos para un estudio personal).
Con el respaldo académico de la Universidad de Navarra, especialmente de sus Facultades Eclesiásticas (Teología, Filosofía y Derecho Canónico), la Facultad de Filosofía y Letras y la Facultad de Educación y Psicología, esta colección de manuales de estudio pretende responder a esa necesidad de formación cristiana con alta calidad profesional.
3. Las características de esta colección son:
• Claridad doctrinal, siguiendo las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia católica.
• Exposición sistemática y profesional de las materias teológicas, filosóficas (y de otras ciencias).
• Formato didáctico tratando de hacer asequible el estudio, muchas veces por cuenta propia, de los contenidos fundamentales de las materias. En esta línea aparecen en los textos algunos elementos didácticos tales como esquemas, introducciones, subrayados, clasificaciones, distinción entre contenidos fundamentales y ampliación, bibliografía adecuada, guía de estudio al final de cada tema, etc.
José Manuel Fidalgo Alaiz
José Luis Pastor
Directores de la colección
Formato didáctico
Los manuales tienen un formato didáctico básico para facilitar tanto el eventual estudio del alumno por su cuenta, el autoestudio con preceptor / tutor, o la combinación de clases presenciales con profesor y estudio personal.
Estas características didácticas son:
1. Se ha procurado simplificar los contenidos de la materia sin perder la calidad académica de los mismos.
2. Se simplifican los modos de expresión, buscando la claridad y la sencillez, pero sin perder la terminología teológica. Nos parece importante, desde un punto de vista formativo, adquirir el uso adecuado de los términos teológicos principales.
3. En el cuerpo del texto aparecen dos tipos de letra en función de la relevancia del contenido. Mientras que la letra grande significa contenidos básicos de la materia, la letra pequeña se aplica a un contenido más explicativo de las ideas principales, más particular o más técnico.
4. El texto contiene términos o expresiones en formato negrita. Se pretende llamar la atención sobre un concepto clave a la hora del estudio personal.
5. Las enumeraciones y clasificaciones aparecen tipográficamente destacadas para facilitar la visualización rápida de los conceptos, su estudio y memorización.
6. Al principio de cada tema, inmediatamente después del título, se incluye una síntesis de la idea principal a modo de presentación.
7. En cada tema se presentan varios recursos didácticos:
• Un esquema o sumario de la lección (sirve de guión de estudio y memorización).
• Un vocabulario de palabras y expresiones usadas en el desarrollo del tema. Sirve para enriquecer el propio bagaje de términos académicos y sirve también de autoexamen de la comprensión de los textos.
• Una guía de estudio. Se trata de un conjunto de preguntas. El conocimiento de las respuestas garantiza una asimilación válida de los principales contenidos.
• Textos para comentar. Pueden dar pie a lecturas formativas o a ejercicios (guiados por un profesor).
8. Se dispone al final de una bibliografía básica y sencilla de los principales documentos que pueden servir para ampliar el contenido de la materia.
Introducción
La Teoría del conocimiento es la disciplina filosófica que estudia cómo es el conocer del hombre y cuáles son sus niveles. El conocer humano tiene la peculiaridad de que todos y cada uno de sus niveles actúan de una manera necesaria, es decir, actúan como actúan y no pueden actuar de otro modo, siendo tal manera perfecta. A esa perfección los filósofos clásicos griegos y medievales que la descubrieron la llamaron ‘acto’. ‘Acto’, frente a ‘potencia’, denota perfección.
Esto indica que el conocer humano no se puede ejercer según cada persona humana desee. Desde luego que el sujeto puede ejercer o no ejercer todos y cada uno de sus niveles cognoscitivos, pero si los ejerce, estos conocen de modo necesario tal como conocen, tal cual es su diseño, no de la manera que al sujeto le gustaría que conociesen. Por eso, el sujeto, ni aun queriendo, puede cambiar el modo de actuar del conocer de todos y cada uno de los niveles del conocimiento humano.
Lo que precede indica que el conocer humano tiene una suficiencia intrínseca, una perfección que le es constitutiva e indeleble. En efecto, el conocer humano es como es y no puede ser de otro modo, pues de serlo no conocería. Esta característica se puede denominar ‘axiomática’, lo cual equivale a sostener que, tras esclarecer ese modo de ser del conocer humano, se puede exponer su temática de modo patente, obvio, incontestable, a la par que se puede demostrar que cualquier otro parecer contrario al carácter inexorable del conocer humano es erróneo. Esta peculiaridad del conocer humano fue descubierta por Aristóteles (cfr. ‘De Anima’, l. III). Fue proseguida en la Edad Media sobre todo por Tomás de Aquino en muchas de sus obras (cfr. de entre ellas el De Veritate), y esclarecida con abundancia recientemente por Leonardo Polo (cfr. entre otros, su monumental Curso de teoría del conocimiento, I-IV (1984-2004).
Las nociones clave a tener en cuenta en este manual son las siguientes: la de ‘objeto’ conocido en tanto que conocido (a esto usualmente se suele denominar abstracto o idea); la de ‘acto’ de conocer; la de ‘distinción’ real y jerárquica entre los actos cognoscitivos; la de ‘unificación’ entre ellos; la de ‘hábito’ intelectual cognoscitivo (bien sea adquirido, bien natural o innato); y la que responde al hallazgo aristotélico superior: la de ‘entendimiento agente’. Además, debe tenerse en cuenta la ya mencionada noción de ‘axioma’. Otras nociones son, más bien, colaterales: la de ‘órgano’, dimensión propia de las facultades cognoscitivas sensibles (pero no todas son así); la de ‘facultad’ (equivalente a la de ‘potencia’); la de ‘especie impresa’, etc. En las nociones centrales de la teoría del conocimiento cabe ver su evidencia intrínseca, de modo que podamos demostrar la falsedad de cualquier propuesta contraria y dar razón de su error. Leonardo Polo ofrece el siguiente elenco de axiomas centrales, los cuales son tomistas, porque en rigor, son aristotélicos:
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