Una psicoterapia que contribuya sólo a que burgueses depresivos, o ansiosos, o dependientes, salgan de la terapia contentos y relajados, pero incapaces de ejercer un influjo social bienhechor en sus ámbitos familiar, profesional, social, científico, artístico, etcétera, no se puede considerar una terapia humanista satisfactoria. Si no se contribuye con ella a desarrollar en los pacientes el potencial humano que les capacite para ser ciudadanos que puedan contribuir algo en humanizar la sociedad, algo ha fallado. No resulta coherente, por ejemplo, con estas declaraciones sobre características de la Psicología Humanista, según Maslow y según Bugental, dos de sus fundadores: “La Psicología debería ser más humanística, más interesada por los problemas de la humanidad, y menos por los problemas del gremio” (Cit. en Misiak y Sexton, 1973, p. 114).
Entre los diez puntos con los que se definió la Psicología Humanista, en el Congreso Europeo celebrado en Ginebra en 1980, se encontraban estos:
Anima a la apertura y la honestidad como la mejor conducta para la vida social e igualmente en relación consigo mismo
Le concierne lo que se relaciona con los nuevos estilos de vida y con la responsabilidad ecológica, unidos a la conservación de la energía y los recursos sociales
Trata de la teoría y la práctica del funcionamiento de las organizaciones y de su transformación en lugares nutricios donde las personas puedan expandirse
En este sentido no podemos olvidar varios encuentros promovidos por Rogers entre grupos políticos enfrentados, en Irlanda del Norte, o sus aportaciones a la renovación pedagógica.
6º Peligro de potenciar el “autonomismo”
El desarrollo del potencial humano, o crecimiento personal, entendido como meta en muchas psicoterapias humanistas –que se ofrecen no sólo a personas con trastornos psicológicos, sino también a personas sanas– incluye la capacidad de sentirse responsable de la propia vida y del desarrollo de la propia persona. Este desarrollo no está sólo condicionado por factores genético-biológicos y por influencias socioculturales (incluidas las educacionales), sino que depende de las historia de las decisiones libres de cada uno a lo largo de su vida. La principal obra creadora que está en nuestras manos –a pesar de los condicionamientos mencionados– es la del desarrollo de nuestra personalidad.
Pero el logro de este sentido de responsabilidad personal, vivido de forma desorbitada, puede conducir al olvido de que no somos autosuficientes, que necesitamos de los otros, que somos animales sociales. Esta conciencia de sentirnos autónomos, con palabras de Rowan
puede transformarse en un deseo patológico de ser independiente de cualquier persona existente en el mundo. Una persona así se convierte en alguien bastante incapaz de amar, porque ello implica dependencia de otro, nos guste o no, lo diga o no la teoría (Rowan, 1986, p. 38).
2. Responsabilidades para el futuro de la Psicología Humanista
Ante todo, la primera responsabilidad es evitar reincidir en algunos de los errores mencionados y continuar desarrollando los logros ya obtenidos. Además de esto, se pueden proponer las seis responsabilidades siguientes:
1ª Implicación en la investigación científica
Una responsabilidad que la Psicologia Humanista tiene que afrontar es la de fomentar que algunos psicólogos humanistas se impliquen en la investigación científica, aplicando, según el tipo de objeto a investigar, metodologías convencionales, o bien las del nuevo paradigma humanista.
En la mayoría de los casos, la primera investigación científica que puede realizar un psicólogo es la que lleva a cabo en ocasión de elaborar la tesis doctoral. En aquellas universidades –como muchas de las españolas– en las que son rechazadas las propuestas de tesis doctorales de línea existencial humanista, no se puede criticar luego a los psicólogos humanistas de estar desinteresados de la investigación. Los psicólogos humanistas tendrán que espabilarse para poder elaborar esas tesis en alguna de las pocas universidades que las puedan acoger, y también, las que puedan respetar que la investigación no necesariamente se realice con la metodología experimental, sino también con metodologías observacionales, y con las predominantes en el nuevo paradigma.
2ª Integrarse en el mundo académico
Una tarea pendiente es la de saber inspirar y merecerse la confianza por parte del mundo académico.
La actitud recelosa que se ha mantenido en muchas universidades respecto a las psicoterapias humanistas, y a la Psicología Humanista-Existencial en general es, por una parte, el tributo que casi siempre ha tenido que pagar toda innovación importante. Son abundantes las experiencias sobre este problema a lo largo de la historia. Recordemos el caso de Louis Pasteur, que tuvo que sufrir numerosos insultos y amenazas, antes de que pudiera demostrar a la comunidad científica la validez de sus hipótesis sobre los virus como factores patógenos y sobre las vacunas como recursos curativos. Los médicos de su entorno no eran capaces de aceptar que estos descubrimientos los hubiese hecho un químico.
Ahora bien, parte de la culpa de esta actitud de recelo y rechazo hay que atribuirla a la imprudencia de algunos psicoterapeutas humanistas. En el primer centro importante de psicólogos humanistas de Esalen, en California, participaron personalidades valiosas y creativas implicadas en el Movimiento, pero juntamente con ellos, algunos psicólogos y terapeutas improvisadores y aventureros. En 1964 tuvo lugar la First Old Saybrook Conference, en la que estuvieron presentes buena parte de los que aspiraban a un cambio de rumbo en la psicología, interesados por lo tanto en el Movimiento de la Psicología Humanista. Estaban presentes, entre otros, los principales psicólogos de la personalidad americanos como Allport, Murray, Kelly y Murphy. Pero ya se ha dicho que los tres últimos se desvincularon del Movimiento, al comprobar actuaciones descontroladas de algunos terapeutas. También se desvinculó Rollo May, aunque poco después se reintegró.
Es decir, las críticas a la Psicología Humanista no se han debido sólo a la posición rígida y refractaria a las innovaciones predominantes en el mundo académico. Se han debido también a las imprudencias cometidas al principio por algunos terapeutas humanistas grupales, abusando del poder de algunas técnicas para provocar catarsis emocionales. Buena parte de los prejuicios han desaparecido en muchos lugares. Las excesivas actitudes de estilo adolescente de algunos psicoterapeutas humanistas han pasado a ser más adultas, sin perderse su estilo creativo. Pero queda todavía mucho por hacer. Aquí también hará falta actuar con más inteligencia emocional, para lograr inspirar más confianza respecto al mundo académico.
Teniendo presentes estos antecedentes y circunstancias, los psicoterapeutas humanistas tendrán que relacionarse –en el mundo académico- con suficiente inteligencia emocional, para lograr un mayor crédito en ese ambiente, y conseguir que los inevitables prejuicios y temores ante las innovaciones psicoterapéuticas, vayan disminuyendo.
3ª Fomentar el diálogo con otras corrientes y en su propio seno
Otra responsabilidad a cargo de la Psicología Humanista es la de favorecer la comunicación con los psicólogos cognitivos, los psicoanalistas, los psiquiatras biologistas, los neurocientíficos, etcétera, para no acabar en una situación de guetto. También convendría recuperar una mayor comunicación entre las diferentes escuelas psicoterapéuticas humanistas, como la que tenía lugar en los congresos de Psicología Humanista de los años setenta y ochenta del pasado siglo.
Una característica de los Congresos de Psicología Humanista, desde los comienzos del Movimiento, fue su gran apertura al pluralismo de modelos psicoterapéuticos y a una gran diversidad de aportaciones innovadoras sobre métodos y procedimientos de intervención. Lo mismo, respecto a aportaciones psicológicas en campos diferentes de la psicoterapia. Probablemente fueron los primeros congresos que podían acoger, por ejemplo, aportaciones de asiáticos o de aborígenes americanos. En uno de los congresos europeos de aquellos años uno de los actos principales corrió a cargo de un pielroja norteamericano, que expresó sus aportaciones desde su paradigma cultural. Era admirable comprobar la ausencia de prejuicios culturales que se respiraba en aquel ambiente.
Читать дальше