Marcos González Morales - Hijo de Malinche

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Con un mensaje de WhatsApp procedente de un número desconocido, el periodista Martín Cortés comienza, a regañadientes, un vertiginoso viaje de descubrimiento personal, social y emocional. Muy pronto, Martín comenzará a entender que lo poco que sabía sobre México dista mucho de la realidad, y que el batir de las alas de una mariposa puede cambiarlo todo en un abrir y cerrar de ojos, incluida su vida. Hijo de Malinche es una explosiva novela negra de aventuras con tintes sobrenaturales. Mezcla de realidad y ficción que homenajea a los que trabajan por un mundo mejor y habla de felicidad, sexo, doble moral, periodismo social, valores, ODS… Hijo de Malinche, la primera novela del periodista Marcos González, narra la transformación vital de Martín Cortés, un periodista catalán y español que, por diversas circunstancias, comenzará a creerse que es la reencarnación del hijo de Hernán Cortés, y conquistará y será conquistado por 'las américas' en pleno siglo XXI.

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Pese a que Cortés no quería abrir el sobre de instrucciones, la curiosidad pudo más. Dentro encontró varias hojas impresas por las dos caras y estaban firmadas por un tal Pedro Campo.

«¿De qué me suena ese nombre?», se preguntó Cortés.

El cliente financiero necesitaba un gran artículo sobre México de un mínimo de veinte páginas, redactado por un extranjero. Como estructura, primero tenía que contextualizar su situación política, económica, social y cultural, destacando especialmente «TODO LO POSITIVO DE LA EMPRESA DE SU CLIENTE», señalaba la nota en mayúsculas.

Parecía se habían visto salpicados en un conflicto con el gobierno por un presunto caso de corrupción y necesitaban lavar su imagen; para ello, querían que Cortés hablara con el mayor número posible de trabajadores de la entidad, así como con clientes, proveedores, administraciones públicas, sociedades no lucrativas, académicos y medios de comunicación con los que se relacionaba.

«Como ustedes saben —rezaba la misiva enviada por el banco—, todo lo que diga un tercero sobre nosotros tiene mucha más credibilidad que lo que digamos en primera persona».

La nota terminaba con una postdata manuscrita dirigida «al señor Martín Cortés».

«Su jefe ya le habrá comunicado que eso no es todo, pero lo otro, su verdadera labor encubierta, es confidencial.

Le explicaré el asunto en persona, una vez esté aquí. Fdo. Pedro Campo».

Cortés se quedó unos momentos dándole vueltas al nombre del empresario. De alguna forma le resultaba familiar. Quizá ya lo había entrevistado. Después pensó en aquella despedida inquietante. «¿Qué será y que querrán de mí?», se preguntó. Pronto trató de centrarse en el trabajo que sabía hacer. No le quedaba más remedio. Ya había llevado a cabo ese tipo de encargo en anteriores ocasiones. Se llamaban «publirreportajes», artículos pagados que pretendían ser objetivos sobre una empresa en particular. Se revestían de una buena tacada de información de tal manera que parecían creíbles y noticiables. Cortés siempre los había considerado una estafa dirigida al lector, pero era una práctica habitual en la mayoría de los medios de comunicación, sobre todo los especializados. Y más en esos últimos tiempos, desde la crisis económica.

Nervioso, se puso a investigar más sobre México. Para hacerse una idea rápida de la situación, recurrió de nuevo a la Wikipedia, y anotó en su inseparable libreta algunos datos básicos entre los que destacaban:

* Es el undécimo país más poblado del mundo, con una población estimada de ciento veinte millones de personas.

—«¡Ostras, como tres veces España!», pensó.

* Es el decimocuarto país más extenso del mundo y el tercer país americano con mayor longitud de costas: océano Pacífico, golfo de México y el mar Caribe.

* Tras casi trescientos años de dominación española, México inició la lucha por su independencia política en 1810.

«Habrá que volverlos a conquistar, como hizo mi tocayo —bromeó para sí.

* Es el primero en el continente y sexto en el mundo con más espacios culturales o naturales considerados por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, concretamente treinta y dos.

* Según un informe de la ONU de 2015, México presenta un índice de desarrollo humano alto (de 0,762), y ocupa el lugar 77.º en el mundo.

«No me extraña, si se comen unos a otros…», rio, aunque pronto se le congeló el rostro.

Cortés decidió que con esos datos estaba bien, ya profundizaría en otro momento en su historia. Debía leer también noticias actuales que quizá podría aprovechar para su reportaje, así que acudió a la web de El País, que disponía de una sección específica sobre México. Casi se le cayó el bolígrafo al leer la primera referencia: «El cártel de Jalisco agrega el canibalismo a su catálogo de horrores».

—¡¡Joder!! —aulló Cortés.

Nuria le miró y se llevó el dedo índice a la boca, mientras lanzaba una mirada de terror hacia la puerta del despacho de Gutiérrez. De repente éste emergió de su guarida.

—¡Cortés! ¿Le ocurre algo?

—No, señor.

—¿Ha visto los sobres que le he dejado encima de la mesa? —inquirió Gutiérrez.

—Sí, señor, estoy con ello.

—Bien, de aquí a un rato salimos a ver a don Pedro Campo, es uno de los inversores de Bancasol México y financia muchos proyectos aquí en España. Es tu empleador, espero que actúes a la altura de las circunstancias.

—Sí, don José, puede estar tranquilo.

Gutiérrez volvió a su despacho y Cortés siguió leyendo acerca de México. Las demás crónicas tampoco se quedaban cortas: «Diez balazos y dos muertos en un bar frente al edificio más emblemático de Ciudad de México»; «Veintiún peatones mueren atropellados cada día en México»; «Un enfrentamiento entre narcotraficantes deja al menos quince muertos en Chihuahua»; «Procesado por lavado de dinero y delincuencia organizada»; «México rompe su récord de asesinatos de los últimos veinte años»; «Cinco niños mexicanos, entre los premiados en un concurso mundial de cálculo mental»; «Diez estados mexicanos buscan amparar a los ciudadanos que maten en defensa propia»; «Un auto cae en un inmenso socavón en una autopista recién inaugurada en México»; «La Fiscalía mexicana fracasa en castigar el lavado de dinero»…

—Madre mía, solo una noticia positiva de México —observó Cortés con preocupación.

Tampoco las siguientes noticias que encontró se quedaban atrás. «Guerra de acusaciones por la masacre de la cárcel de Acapulco»; «Las empresas mexicanas pagaron 88 millones de dólares en sobornos»; «Hallados dos cuerpos descuartizados dentro de maletas en Cancún»; de repente, Cortés se detuvo, «Condena internacional tras el asesinato del periodista mexicano Salvador Adame».

—¡Joder! —masculló Cortés—. ¡Un periodista!

La noticia detallaba cómo la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) condenaba el asesinato del periodista. Exigía que se investigaran los ataques contra el gremio a fin de conocer los verdaderos móviles de los crímenes y se llevase a los responsables ante los tribunales. Con ese homicidio se elevaba a ciento veintiocho la cifra de comunicadores asesinados desde el año 2000 hasta la fecha. Además, se tenía registro de otras veinte desapariciones de periodistas y cincuenta y un atentados a instalaciones de medios de comunicación. Según Reporteros sin Fronteras, México era el país latinoamericano más letal para ejercer el periodismo.

—No puedo ir, ¡me niego! Matan a los periodistas como chinches…

Cortés decidió salir de la oficina a que le diera el aire. Había impreso las notas que fue tomando mientras leía, para luego enseñárselas a don José Gutiérrez. Estaba decidido a enfrentarse a su jefe y decirle que no iba a ir a México, y en eso pensaba cuando se abrió la puerta de la oficina y le vio aparecer.

—¡Cortéees! Agarre sus bártulos y póngase la corbata. Nos vamos.

***

A Cortés le sorprendió que la sede de una de las más importantes entidades financieras no estuviera en el centro de la ciudad, como las de sus competidores, sino en el Maresme, en una comarca de la provincia de Barcelona. Su costa se identificaba con largas playas arenosas, estrechas como calas en algunas zonas. Él conocía muy bien el lugar pues había veraneado muchas veces en una casa que tenían sus abuelos maternos en Premià de Mar.

La mansión donde se ubicaba la sede de Bancasol Catalunya estaba construida con ladrillo mahonés visto y piedra, de estilo gótico. Destacaban dos torres y una hornacina central flaqueada por un gran escudo en lo más alto. En la placa de la entrada leyó que, en ese mismo lugar, se habían encontrado fragmentos de unos baños y una sepultura de tejas romanas, con restos de enterramientos y de mosaicos que hacían pensar que el lugar fue una villa romana.

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