Mateo Fernández Pacheco Martín - Tagherot

Здесь есть возможность читать онлайн «Mateo Fernández Pacheco Martín - Tagherot» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Tagherot: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Tagherot»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Emiliano Caridad, desde España, envía relatos eruditos, irónicos, del mundo antiguo y de su esplendor, a la hija de unos amigos íntimos, Violeta, una joven de nuestros días, llena de luz, sensible y hermosa, que vive temporalmente en La Habana.
También ella nos cuenta lo que ve, lo que siente, la apariencia y la realidad increíble, de la Cuba honda, la de la piel pegajosa, la Cuba risueña y desconcertante. La Perla del Caribe, llena de problemas y llena de estímulos, la de María la Gorda y la de Baracoa, la de la calle Amargura y la calle 23, y la del Temporal del Norte en el Malecón, vacío, húmedo, ventoso, violento, caballero.
Con una voz propia, con una sensación física y vital, llena de viento y de salitre, de lluvia caliente, libre de tópicos y de prejuicios, se nos muestran dos mundos, o muchos, uno actual y los otros tan vívidos como la realidad presente.
Es el momento de la dulce felicidad de Violeta, la visión cínica y misteriosa del diplomático Tom, la resignación y serenidad de Máximo, mientras La Habana y toda Cuba giran alrededor, sin que lleguemos a entender las claves de un universo oculto, y en el que sólo el amor y la lucidez permiten la alegría de vivir.
Tagherot es un collado, un desfiladero, un puerto, una garganta, un camino elevado del Atlas de Marruecos, por el que conseguiremos cruzar a unos mundos diferentes.

Tagherot — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Tagherot», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Después de cortarle el cuerno, con él se fabricaban cuchillos y vasos; si cortabas algo y surgía un licor de alarma, estaba claro; si bebías y no te envenenabas es que era un buen vaso, auténtico. Era la mejor manera de no morir en las comidas y dejar el reino o el ducado al cabrón de tu sobrino. Si a pesar de todo, uno se encontraba regular, debía tomar los Polvos de unicornio como antídoto, según dice Cervantes.

Vayamos más allá; el animal que vive tranquilo en lo más recóndito del bosque solo puede ser cazado por una doncella virginal, inocente, pura y casta. Tonta era la que pretendía ir de caza si no reunía estas condiciones, pues el ser del que hablamos, salía de entre los árboles y la atravesaba con su cuerno brutal, así son las cosas. Si piensa usted que una de las características de su manera de ser es la nobleza, o aun más, la noble altivez, puede dibujarse un escudo o un blasón con la figura del unicornio que luce en el escudo inglés.

¿Han estado en París? En el Museo de Cluny están los seis tapices llamados de la Dama y el Unicornio. En el primero, el animal está junto a una bandera con las patas delanteras en alto, saliente. Detrás, en una tienda que protege a la doncella figura la frase: A mon seul désir. Los otros cinco tapices son alegorías de los sentidos. Así, en el número cuatro, con la mano izquierda la doncella acaricia el cuerno mientras con la otra mano sostiene el estandarte.

Otra cosa: en 1450 Jean de la Rochefocauld y su esposa Marguerite de Berbezieux encargaron otros seis tapices para adornar las paredes de su castillo de Verteuil. Allí estuvieron quinientos años hasta que un traidorzuelo, Larcade, se hizo con ellos por poco, los llevó a los Estados Unidos y logró venderlos en 1923 por un millón de dólares de la época. Los compró un gran potentado con un riñón de oro, John D. Rockefeller. En estos tapices, aparece el del cuerno, solo, encerrado, cruzando un arroyo, atacando a un perro, acosado por leones, muerto por fin.

Un pintor francés, Gustave Moreau, que fuera maestro de Matisse, representó a dos unicornios complacidos junto a dos damas en un bosque frondoso. Una de ellas está de pie, con un vestido suntuoso, y pasa el brazo sobre el cuello del animal; la segunda doncella está reclinada sobre un lecho de flores, prácticamente desnuda, y otro animal y ella se miran con ternura a los ojos, al fondo se ve un lago en el que a muchos les gustaría bañarse.

Monoceros, el Unicornio, es también una constelación del hemisferio austral dibujada por Bartschius en 1624 en el globo celeste.

Capitulo 4

La verdad es que no tengo mucho que contar, tal vez sí; yo me llamo Violeta, tengo una hermana mayor que se llama Marisol. Mis padres no son unos padres convencionales, aunque tampoco demasiado excéntricos; casi siempre han hecho lo que han querido. Me gusta mucho hablar con ellos, discutir, hacer bromas. Claro que mi madre no quería que aceptara este trabajo de un año, ya veremos, en La Habana. Hemos estado separados otras veces, pero con menor distancia entre nosotros. Estudié Relaciones Internacionales, aunque lo que a mí me gusta es la historia y la literatura, nadie me obligó. He cumplido hace poco veintinueve años.

He tenido desde niña la sensación, y a mi hermana también le ocurre, de que mi familia era particular o diferente, tal vez a todo el mundo le pasa. Siempre nos hemos dedicado a discutir, eso que tan mal se ve en ocasiones, tomar parte, hacer bromas y burla sobre los demás y sobre nosotros mismos, puede que criticar. No me entiendan mal, también nosotros nos metemos en el ajo para que los demás pongan en duda lo que decimos y lo que hacemos; parece mentira la cantidad de opiniones y decisiones que tomamos a la ligera. Mi padre dice que la vida es tan corta que no da casi tiempo a escogerla, aunque hay personas que aparentemente toman decisiones muy meditadas.

Mi familia siempre ha tenido dos amigos íntimos, bromistas a tiempo completo: Pepe Madero y Emiliano. Son amigos de mi padre desde que hicieron la primera comunión y han reñido entre los tres muchas veces, pero como si nada. Pepe es gordo y Emiliano delgaducho, siempre los he visto en mi casa.

Madero tiene dos restaurantes en los que apenas aparece; contrató a un encargado, Justo, que es tan leal, tan honrado y tan buen administrador que Pepe confía ciegamente en él, le paga un buen sueldo, y los establecimientos siempre tienen ganancias. Lo que a él le gusta y le interesa es la política, el teatro, los libros y el fútbol. Vive con su mujer en una casa laberíntica, cerca de la Fuente del Berro, con un gran jardín y una piscina descuidada; no tienen hijos, y una parte del año la pasan de viaje, sobre todo por Portugal, que les gusta mucho.

Pepe es muy sentimental, le he visto llorando con mi madre en muchas ocasiones por cualquier tontería. También dice que el mundo ya se acabó, que no nos damos cuenta, que lo que ahora hay es una prolongación, un tiempo añadido, una prórroga, pero que esto ya no cuenta. Mi padre y Emiliano le llaman burgués, rentista y nombran el capitalismo feroz en su presencia mientras se ponen de puntillas con las manos en la espalda, no sé por qué. Pepe no hace ni caso.

Siempre nos ha ayudado mucho, en todos los sentidos. Él es quien recibe las quejas tanto de mi padre como de mi madre sobre su matrimonio, quien plantea la solución de los problemas prácticos, que en mi casa son transcendentales: siempre hay grifos que gotean, persianas que no bajan o sillas desencoladas. Él es quien desvía las conversaciones molestas y plantea otras graciosas, agradables. A mi hermana y a mí nos ha llevado siempre al teatro, al cine y a la ópera, a las marionetas, a los museos, a la sierra y al mar. En Agosto nos íbamos con su mujer Jacinta y con él a una finca de sus padres cerca de Santillana del Mar y allí no hacíamos otra cosa que jugar, desde las nueve de la mañana hasta las doce de la noche, por los campos y las vaquerías, por las montañas y los caminos, con otros chicos y chicas.

Pepe siempre estaba leyendo el periódico, gruesos libros de consulta, enciclopedias, mientras su mujer nos limpiaba las heridas de las rodillas o nos hacía mermeladas y bizcochos, siempre entre gritos y canciones. Después de comer se iba andando a Santillana, así lloviera o tronara, a tomar café cerca de la Colegiata; alguna vez lo he visto medio dormido en la terraza de la cafetería o fumándose un puro. El año pasado estuvo un poco delicado, con diabetes, ahora está mejor.

Madero y su mujer nos llevaron de vacaciones a Portugal un año que hizo mucho calor en Julio y mis padres estaban muy nerviosos, muy alterados. Fuimos a Coímbra y cruzamos el Mondego que tenía un color verde esmeralda, fuimos a Nazaré, a Peniche y a Figueira, fuimos a Aveiro en el Renault grande de Pepe. Todos los días comíamos sardinas asadas, pulpo, calamares, bacalao y caldereta de pescado. Las playas eran inmensas, inacabables, y allí soplaba un violento viento del Atlántico, como una corriente de espuma incansable, sobre las dunas. Nunca me he encontrado mejor, tal vez más salvaje, en el sentido de partícipe de la naturaleza, del universo; lo cierto es que quería estar continuamente desnuda, o casi; todas las noches caían estrellas en el oscuro cielo del oeste. Regresamos quemados, sedientos, ardientes, felices y, según Jacinta, sin dinero. Esto lo dijo entre risas. En realidad, ni mi hermana ni yo queríamos regresar.

Nadie me quería ni me tenía en cuenta, lo importante es lo que una siente, aunque no sea verdad. Mi padre me miró dejando el periódico abierto sobre el sofá y me dijo que estaba creciendo mucho, creo que no se expresaba bien; mi madre contestó que yo, que Violeta, ya no era una niña, que era muy guapa su hija pequeña. Sin embargo, parecía decirlo con tristeza, con impaciencia. Esa tarde fuimos al Retiro y al regresar me sentí enferma y mareada y con fiebre; mi hermana entraba a cada rato en el dormitorio y se acercaba a la cama y me miraba sin decir nada, luego salía y dejaba la puerta entreabierta. Desde mi habitación oía conversaciones extrañas, incoherentes, enrevesadas, y Pepe Madero era uno de los que hablaba; la fiebre me subió y luego me dormí. Al día siguiente me levanté y estuve mirándome en el espejo del armario, muy cerca, con la boca pegada, mientras respiraba pausadamente. Era yo, Violeta, y también otra persona que salía de mí.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Tagherot»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Tagherot» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Mario Martín Fernández - Envolturas
Mario Martín Fernández
Jorge Fernández Menéndez - La noche de Iguala
Jorge Fernández Menéndez
David Fernández Fernández - Diario de un ludópata
David Fernández Fernández
María Silvina Sánchez Fernández - 2020 el año de la pausa obligada
María Silvina Sánchez Fernández
Fernando Fernández - Majestad de lo mínimo, La
Fernando Fernández
Alejandro Fernández Barrajón - El paso detenido
Alejandro Fernández Barrajón
Ángela Paloma Martín Fernández - Más políticas para otra política
Ángela Paloma Martín Fernández
Leandro Fernández de Moratín - El sí de las niñas
Leandro Fernández de Moratín
Отзывы о книге «Tagherot»

Обсуждение, отзывы о книге «Tagherot» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x