Imaginen, dice Lacan, por un momento a esta vacuola centrada, equilibrada por la función del objeto a como lo que cosquillea en el interior de das Ding . Al modo de ese mérito de la obra de arte, ya que cuando se trata de un buen cuadro no hay duda: atrapa la mirada.
Para finalizar. ¿Qué pasa cuando no se cuenta con el síntoma como ese grifo que cierra y hace al no todo paso de la libido de un lado al otro y que llevaría, si así no fuera, a la inundación en la situación amorosa? Si no se cuenta con el síntoma se cuenta con la pulsión, quiero decir, ¿va la pulsión al lugar de la falta de cuenta?
Si no se cuenta con el síntoma bien valen los “contratos amorosos” como en el caso de un paciente quien, conduciéndose en relación con las mujeres cual héroe moderno sin piedad y sin temor, cada vez que se enamora confecciona con sus manos, antes que con su alma, un contrato en el cual la mujer tiene que hacerle cumplir ciertas órdenes que lo ubican en un lugar de servil humillación. Ella, así por contrato, va a ese lugar guionado por él, de compañero inhumano con las exigencias propias de un amo y señor. Se trata de su despojo en este caso como sujeto, es decir, de despojarse de su palabra donde la palabra no es aquí el objeto a sino la voz, como condensador de goce. Voz que él hace que haga de la voz del Otro a la que él responde lealmente. El objeto a así aislado, como nos lo enseña Lacan, en el caso del masoquista, de la voz fría y arbitraria de la madre que en presencia de la del padre no ha hecho más que redoblar.
La sublimación pone en el centro del goce como campo al objeto a en cuanto que inaccesible, objeto de la privación. Hay la falta. No hay mediación en la relación sexual que sea por el falo, sino que es por medio del objeto a dada su estructura de borde, lo cual permite cierto manejo de ese goce cuya inminencia, sabemos, resulta tan insoportable.
Textos trabajados
Proyecto de una psicología para neurólogos . S. Freud. El malestar en la cultura . S. Freud. Seminario VII: La ética del psicoanálisis . J. Lacan. Seminario IV: La relación de objeto . J. Lacan. Práctica y discurso del psicoanálisis . A. Salafia. Seminario XVI: Un Otro al otro . J. Lacan.
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ESPACIO DE PREGUNTAS
Verónica Cohen:Seguí interesada en tratar de responder la pregunta de las jornadas, ¿qué se produce en psicoanálisis? Y con esa pregunta trataba de escuchar los trabajos. Creo que el discurso del psicoanálisis produce un analizante, que ¿qué es? Alguien que puede hacer otra lectura de sus actos y si no desear al menos preguntarse por el deseo, otra cosa que el goce y la endogamia. También podemos hacer comedia de la tragedia, como le mostró Diego a su analizante. Ahí pienso que se trata del descubrimiento, lo que se produce, es un saber inconsciente sobre que un padre es inconsciente.
Diego Fernández:Retomando lo que plantea Verónica Cohen, respecto del descubrimiento de que un padre es inconsciente me encontré leyendo en el último capítulo del libro de Norberto Ferreyra, Trauma, duelo y tiempo , acerca de la ruptura del semblant que me parece que es algo muy importante acerca de qué es, él lo ubica ahí y me gusta mucho, el reclutamiento de analistas. Es decir, aparece el reclutamiento a partir del mercado del saber donde no hay ningún tipo de ruptura del semblant o bien el reclutamiento es partir de la experiencia del inconsciente donde como el inconsciente no hace semblant es dar la posibilidad de que el reclutamiento sea no sin el acto analítico y por haber pasado por esa experiencia. Y eso me parece que se nota mucho, yo por lo menos en el consultorio escucho muchas personas que están en relación con el psicoanálisis respecto del reclutamiento, el mercado del saber y una impostura que es absolutamente otro discurso a la posibilidad de que haya ruptura y caída del semblant , esto, respecto al padre, no hay padre Dios, es inconsciente en ese sentido.
María Gabriela Correia:Pensaba en qué se produce en psicoanálisis y en cómo trabaja el psicoanálisis respecto del inconsciente, fui encontrando textos que me hicieron pensar en la experiencia de Descartes que no es una experiencia de análisis justamente y donde ahí lo que se produce es un sacarse de encima eso que ocurría en el sueño, poniendo la verdad en otro lugar, que esto tiene que ver con la subjetividad de la época también.
Carola Oñate Muñoz:Yo también me quedé pensando en la intervención de Verónica Cohen porque una de las cuestiones era si me ajustaba al título de las jornadas en cuanto a lo que se produce en psicoanálisis como experiencia. Lo que estaba presentando no se ajustaba puntualmente a la cuestión, en el sentido que trabaja el inconsciente y hay una producción relativa a esa operación. En la presentación de este paciente no se produce, más bien se trata de alguien que me toma como testigo de lo que él construye con sus manos antes que con su alma, todo el tiempo. Y es muy importante para él descubrir dónde están los puntos donde él se tienta, a partir de los cuales tiene que privarse, en relación con que, si él pasa cierto umbral, ciertos límites en su vida, la destruye, no pierde nada. La cuestión de la pérdida no entró aún, no está, no entra, no es la cuestión de “si algo ha perdido o no ha perdido”. Es un hombre que comienza su vida, perdón, su análisis, con una vida bastante hecha ruinas por las cosas que él viene haciendo y de lo que no se venía pudiendo privar. En ese sentido también hay análisis que circulan por vías distintas, cuando hay cuestiones con las que no se cuentan, al menos no se cuentan todavía, se verá qué pasa. Siempre hay un porvenir que la posición del analista es tan importante que sostenga ahí.
Alberto Álvarez:Quería referirme a algo que dijo Diego Fernández también en relación con el padre, con la tragedia, por lo menos entendí que es sin la sanción del padre y ese paso que podría ser el complejo de Edipo, el complejo de castración. Me parece que la tragedia es un tiempo también actual y eterno. Te quería preguntar porque en algún lugar Freud habla del sepultamiento en relación con la tragedia a diferencia de la represión. Y Anabel Salafia en una clase este año creo que trajo también lo del sepultamiento en relación con el olvido del nombre propio.
Diego Fernández:El sepultamiento se trabajó acerca de un término que es el que trabaja Lacan en el olvido que no recuerdo ahora cómo se pronuncia en alemán, entiendo que no estaba en relación con la tragedia. Lo que entiendo en la tragedia, hay un libro de Friedrich Hölderlin en donde aparece la caída del héroe, más que el sepultamiento, la represión. Me parece que lo importante de la tragedia es el momento de la caída. Lo interesante en este caso, es todo muy reciente, son las últimas entrevistas. ¿Y qué pasó después de esta tercera? Cayó, pero cayó en el sentido de que también pasó, pero cayó enfermo. Quiero decir cayó en cama, hay algo lógicamente que se viene jugando. En Edipo el padre aparece al final, cuando en realidad se lo mató al principio, como en un análisis, seguro se encuentra al final, pero con algo que ocurrió al principio, que es padre muerto, existe como padre en el momento en que lo mató o estando vivo no estaba, en ese sentido. Entonces me parece que la temporalidad es esa, para mí no es ni sepultado, ni reprimido, sino que ahí lo que se juega me parece que es en términos del objeto que es caído y donde los dioses le dan la espalda y pasa a ser humano, terrestre y mortal.
Alicia Hartmann: Diego, dijiste algo que llamó la atención: “sanción significante”, me quedé con esa palabra o cómo lo enunciaste y pensaba sanción es fuerte y lo pensé en términos del efecto del superyó. En las primeras marcas. El superyó con relación a la estructura, que creo incluso que se podría hacer extensivo a otra de las ponencias de la mesa porque de alguna forma está en juego. En el juego o en la privación, si uno lo piensa en lo que planteó Carola Oñate Muñoz. Especialmente te lo preguntaba a vos, Diego, cómo pensás la sanción significante.
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