—Ahora entiendo tu habilidad para interpretar y componer música—dice Gircelle a su novio.
—Son muy importantes las armonías y la sensibilidad, hermosa, pero lo más esencial es la capacidad para recrear en la gente el mismo sentimiento que brota en ti cuando compones o interpretas.
—Pienso igual que tú. Me gusta que la gente que te escuche se emocione contigo.
Gircelle no deja de mirar a los ojos de su novio, mientras este habla sobre el gusto y la sensibilidad que comparten por el arte. La música ha unido sus vidas y sus corazones.
—Sin ella no podríamos impulsar a nuestras mentes —le dice el joven mientras toma sus manos suavemente.
Gircelle asiente.
—Sin ella, nuestras almas no tendrían la energía suficiente para seguir adelante —se acerca lentamente a Arkend—, es la energía que fluye, reinventándose a sí misma, desarrollando nuestros sentidos... —no termina de decir esto cuando sus labios se sellan con un beso.
Sus siluetas generan un contraste cuando la iluminación del recinto disminuye su intensidad. Los reflectores del domo y del escenario dejan al lugar en completa oscuridad. El enorme panel principal proyecta una semblanza de la historia de la Preparatoria y de la cultura de Dodanesk.
La Orquesta Sinfónica interpreta los primeros acordes de la versión instrumental de una de las canciones más representativas de Dodanesk. El alumnado y el resto del público aplauden.
Llega uno de los momentos más emotivos de la noche. El panel muestra diferentes imágenes de los estudiantes que se gradúan esa noche, haciendo hincapié en los momentos más importantes del semestre. Ellos reaccionan con asombro, porras y aplausos.
Gircelle, Arkend y sus amigos se sienten sorprendidos al verse en varias ocasiones posando de manera espontánea. El video termina cuando muestran el escudo de la Preparatoria.
La división de Ingeniería de Teclados es la primera en pasar por sus diplomas. Gircelle siente orgullo por su novio.
—Ve, mi amor. Ve, mi Ingeniero favorito.
Arkend le sonríe mientras se incorpora a la fila de la generación que se dirige al escenario.
Los reflectores que los iluminan adquieren una tonalidad azul Tonuvd, que representa a la división a la que pertenece Arkend.
Uno a uno, los alumnos reciben sus diplomas. Yald Logrest los está entregando personalmente. Su atuendo formal sorprende gratamente a los jóvenes de Dodaine.
Arkend es anunciado por el maestro de ceremonias y se acerca a Yald. Su carismática y mediática presencia no lo intimida. Con la mano derecha le da un fuerte saludo, y con la otra recibe el diploma.
Gircelle y sus compañeros de Ciencias de la Música exclaman palabras de alegría, y su novio a los lejos la saluda alzando su diploma.
Arkend llega a la fila de su asiento y Gircelle lo sorprende con un fuerte abrazo. Los amigos y conocidos que se encontraban cerca, aplauden.
—Tu apoyo y tu amor han sido muy importantes, mi flor del cielo —le susurra al oído—. Tu conocimiento y tu sensibilidad en las materias más difíciles permitieron que estuviera aquí contigo esta noche.
Los dos se separan para verse a los ojos. Gircelle le sonríe y le guiña el ojo.
—Te debo mucho a ti, amor. La Preparatoria fue testigo de nuestras locuras—le dice Gircelle sonriendo.
Toman asiento para continuar con la ceremonia que sigue su curso de manera fluida.
El siguiente grupo en pasar, que también destaca por su gran número de alumnos, es el de Ciencias de la Composición Orquestal. Entre ellos se destaca Lena, la nieta del célebre Director de la Sinfónica de Dodaine, Svengder Belfrud. Naturalmente, ella es aplaudida, cumpliendo el ideal de su abuelo de verla crecer con su herencia musical. Lena también recibe el aplauso de sus compañeros de generación mientras voltea al piso superior en busca de su abuelo. El Director de la ceremonia se da cuenta y les concede una sorpresa a los dos. Los reflectores ubicados en el domo del techo los iluminan. Lena, sorprendida, saluda a su abuelo, que se levanta del asiento para aplaudirla. El resto de las personas que están en el auditorio también aplauden sonoramente. La joven sonríe y sus mejillas blancas se ruborizan. Las tradiciones y el legado de la Preparatoria se reflejan en ambos. Gircelle le sonríe y aplaude con entusiasmo cuando recuerda las clases y las fiestas que compartieron juntas.
El maestro de ceremonias anuncia la entrega de diplomas de los alumnos de Ciencias de la Música. Muchas emociones invaden los pensamientos y el corazón de Gircelle. Los rumores del Diploma Estond crecen cada vez más. Solo se limita a sonreír tímidamente, Arkend y Madania la motivan.
—Ve por él, amor. Es tuyo, la noche es tuya.
Gircelle se acerca y lo besa lentamente en los labios. Luego se aleja de él para incorporarse a la fila de compañeros que van recogiendo sus diplomas por el orden alfabético de sus nombres.
Aunque sabe disimularlo, no puede controlar su corazón impaciente de emociones. Está segura de que en cualquier momento anunciarán su nombre. Para calmar su ansiedad, se queda contemplando los reflectores del escenario y voltea su mirada al techo. La luz brillante del atardecer ilumina la mayor parte del domo y por primera vez percibe su imponente altura y magnitud. Los recuerdos invaden la mente de la jovencita dodana. Su niñez, sus ocurrencias y experiencias con amigos, sus inicios en la música, la primera vez que vio el Mar de Terran y sus atardeceres, y la convivencia con su familia recorriendo los lugares históricos de Dodaine. Ella sabe que estos recuerdos deben quedarse a un lado, y enfocarse en sus metas. Desde la tribuna superior del auditorio, su familia la acompaña compartiendo este momento sublime.
El maestro de ceremonias menciona su nombre. Gircelle lo escucha mientras se ve a sí misma en el panel. Su vestido y su presencia hacen que toda la audiencia fije su mirada en ella.
Un compañero que está detrás de Gircelle le toca su hombro derecho y le anima en voz alta, llamando la atención de los alumnos de las butacas cercanas e incentivando a que ellos hagan lo mismo. Su nombre es coreado y aclamado por todo el público presente. La jovencita baja la mirada, lleva su mano derecha a la boca y con las mejillas sonrojadas se limita a sonreír, mientras el maestro de ceremonias la ayuda a subir los escalones. Se acerca a la mesa del presídium, y los reflectores del escenario hacen que su vestido blanco luzca más deslumbrante.
En el centro del escenario, Yald Logrest observa la personalidad que proyecta Gircelle. Este la saluda con un apretón de manos y una sonrisa debajo de su tupido y elegante bigote.
—Te he admirado desde niña, Yald —le dice, nerviosa, en medio de los aplausos del auditorio—. Crecí con tu música. Me inspiraste para que siguiera este camino.
Yald le sonríe mientras su largo y oscuro cabello se mueve por el aire que emana el regulador de temperatura del escenario.
—Me da mucho gusto conocerte y haberte ayudado en algo a lograrlo. Veo en ti algo especial. ¡Muchas felicidades, Gircelle!
Sus palabras la hacen muy feliz. Este besa su mejilla derecha al entregarle el diploma. Los estudiantes y sus familiares aplauden fuertemente de nuevo.
Una sorpresa más aguarda a Gircelle. Yald le entrega otra carpeta y acto seguido enciende el micrófono en la solapa de su saco. Hace una pausa y se dirige a ella:
—Es un honor para mí hacerte entrega del Diploma Estond, en nombre de la Asamblea Directiva y del personal docente de la preparatoria de Dodaine. Te deseamos lo mejor. Muchas felicidades, Gircelle Ganeve.
Un sentimiento de alegría muy grande la invade. Recibe el diploma, voltea hacia el público y lo levanta en el aire mientras el auditorio entero le aplaude de pie. Sus brillantes ojos azules se cristalizan, pero su temple le hace contener las lágrimas. Simula sus emociones cuando la asistente del maestro de ceremonias la guía hacia el templete, al lado derecho del escenario.
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