Mientras habla, tanto él como los otros siete comienzan a emitir un resplandor que se propaga hasta cubrir el cielo de Dolgiania por completo. Los soldados de los tres regimientos siguen disparando con su artillería pesada sobre las naves Vandormanas. Puesto que la Luz de Promend desactivó su blindaje, esta vez logran destruir a la mayoría. Las naves de Kwold y sus escoltas son neutralizadas y arrojadas al espacio exterior. Allí, la inercia las lleva a atravesar los anillos triangulares de Dolgiania en segundos, alcanzando una velocidad increíble. Esto, combinado con el influjo de la Luz de Promend, desfigura horriblemente sus cuerpos. Entre gritos de dolor, la mitad de sus rostros se torna oscura y sus ojos mutan adquiriendo una apariencia sobrenatural a medida que se pierden a la deriva.
El resplandor disminuye gradualmente, y lo que queda son algunas áreas del palacio en ruinas. Los grandes jardines se encuentran devastados, y varias de las estructuras del palacio acabaron por ceder. Engelmor mira a su alrededor.
—Mi Lend —dice el representante de Dodanesk—, deseamos la paz y el estado de derecho. Vandorm debe comprenderlo.
—No tienen la capacidad para hacerlo —dice Engelmor—. Tal vez vuelvan, y cuando lo hagan, traerán consigo lo necesario para desaparecernos.
—El Sistema debe permanecer fuerte y unido —dice el representante de Yamchem—. Debemos prepararnos para afrontar todos los retos que puedan presentarse en el futuro. Así nos lo enseñaron nuestros antepasados. Ese fue su mayor deseo. Que perduremos en armonía.
—Prepararemos a las nuevas generaciones. Les transmitiremos nuestro legado. Así podrán estar listos cuando la adversidad vuelva a tocar nuestra puerta —contesta Engelmor.
Los ocho miembros de la Asamblea, pese a su agotamiento, se disponen a ayudar a los soldados heridos a ser atendidos por el Regimiento Médico Tavet, que está por llegar.
—Gracias, mi Lend. Es un honor combatir por el Sistema —le dice un Tavet herido a Engelmor.
—Ya llegan los efectivos médicos. El honor es nuestro, soldado.
Poco después, las naves de los generales Tavet descienden sobre los dañados jardines del palacio. Los miembros de la Asamblea y algunos soldados se acercan a recibirlos. De la nave principal bajan dos figuras con uniforme de media gala, el General Gandvold y su Primer Oficial Sorthkeved.
—Saludos de la Flota Tavet a nuestro Lend y prócer —dice Gandvold.
—Por ayudarnos a traer la paz a nuestro Sistema, reciban mi perpetua gratitud —dice Engelmor.
—Nosotros les agradecemos a ustedes, mi Lend —dice Sorthkeved.
Luego del intercambio de saludos, todos se dirigen hacia el deteriorado vestíbulo del palacio.
—La Sede Legislativa iniciará los trámites para la reconstrucción, mi Lend —dice Gandvod—. Es esencial que el palacio recupere su esplendor.
Engelmor inclina su cabeza, en señal de gratitud.
—General, por el bien de Dolgiania y el resto de los planetas del Sistema, debemos concretar el Acta de Unificación Dolgia. De esa manera, nuestro legado podrá prevalecer.
—Por nuestra parte, consolidaremos la Flota Tavet de Defensa, al servicio de los ocho planetas —dice Gandvold.
—Los representantes del pueblo Dolgia deben estar presentes para ello.
Gandvold asiente a Engelmor.
—Oficial Sorthkeved —dice—, convoquen a la Sede Legislativa y al pueblo Dolgia. Acláreles la importancia que todo esto tiene.
—Sí, General Gandvold, enseguida.
El Primer Oficial hace el saludo militar Tavet y vuelve a la nave a toda prisa. Los demás también salen, y se despiden en la entrada.
A la mañana siguiente, los convocados ocupan sus lugares asignados vistiendo sus mejores galas para la sesión histórica que ha de tener lugar. La explanada del palacio se luce en todo su esplendor, luego de haber sido limpiada y reparada en tiempo récord. En su parte central, a unos metros de la puerta principal, se encuentra el templete desde donde los ocho miembros de la Asamblea Ancestral y los altos mandos de la Flota Tavet presidirán la ceremonia. Una banda musical del Regimiento Aéreo Azul Tavet ameniza los momentos previos al evento.
Después de unos minutos, la Asamblea y los líderes Tavet colocan en el templete una gran caja rectangular tallada en piedra Terránea y con inscripciones en el antiguo idioma Dolgia. Luego la abren y extraen de ella un voluminoso documento. Engelmor se dirige a todos a través del altavoz, en su investidura de líder de la Asamblea Ancestral.
—Heroica Flota Tavet, señores de la Sede Legislativa y representantes del Sistema Planetario Dolgia, es un honor poder reunirnos en este histórico día. Ayer mismo, logramos demostrar que nuestro Sistema es libre, próspero, pacífico y soberano. Por lo tanto, hemos decidido perpetuar un legado que permitirá a nuestros descendientes crecer y vivir en total plenitud —Engelmor hace una pausa y todos aplauden—. ¡Hoy, declaro constituida la Federación Dolgia!
Dicho esto, entre los aplausos y vítores se iza la nueva bandera Federada. La banda musical comienza entonces a interpretar el recién creado Himno Dolgia. Todos escuchan en silencio, con solemnidad.
***
En la actualidad, el Acta Magna original, símbolo de la Unificación de la Federación Dolgia, se conserva en el lugar en donde se localizaba la Sala de Recepciones del Palacio de Promend, ubicado en el corazón de la Bahía de Virtunmend y protegido por el Mar de Cortran. En la capital de Dolgiania, Dolgiavit.
Millones de visitantes de los ocho planetas de la Federación, así como de regiones y comunidades foráneas, visitan el palacio y rinden honores al documento y a los símbolos que forman parte de su historia y resumen su voluntad y sus razones, su Leyenda y Legado. La Leyenda de todos los ciudadanos de la Federación Dolgia.
CIUDAD DE DODAINE, CAPITAL DEL PLANETA DODANESK
REGIÓN ORBITAL CENTRAL DE LA FEDERACIÓN DOLGIA
CIENTO VEINTE AÑOS DESPUÉS
II
SENTIMIENTOS ENCONTRADOS
—Gizz, llegaron tus amigas —le dice Janvie a su hija.
Le habla desde su panel en la planta baja, y tanto su voz como su imagen se reproducen en el panel de la jovencita.
Gircelle, sin embargo, está totalmente concentrada en su atuendo de graduación. Se siente muy orgullosa de él. Se trata de un diseño creado por ella misma, y es un secreto incluso para su familia. No puede dejar de mirarse en el espejo. Sus ojos azules brillan. El vestido es blanco y elegante, original respecto a los estándares de la moda, y su cabello ondulado a los hombros, de un negro intenso, lo enmarca y lo complementa. Gircelle se ve hermosa. Acaba de cumplir dieciocho años. Es la víspera de su graduación de preparatoria, y sabe que al día siguiente abandonará la casa que la vio crecer para comenzar su carrera universitaria en el planeta capital de la Federación.
—Gizz, ya están aquí tus amigas —insiste su madre.
Gircelle vuelve en sí y toma su panel portátil.
—En un momento bajo, mami —dice.
No se tarda en hacerlo. Baja por la sección móvil de la escalera para ganar tiempo.
En la sala, tanto su madre como sus amigas se sorprenden al verla así vestida.
—¡Qué hermosa, Gizz! —dice Madania Lyntar, su mejor amiga—. Siempre has sabido cómo llamar la atención.
Janvie, su madre, permanece boquiabierta, mirándola de arriba abajo, hasta que parece encontrar las palabras adecuadas:
—Serás la princesa de la noche. ¿Cómo no me habías dicho nada?
—¿Del vestido? —pregunta Gircelle, inclinándose para ver la caída de la tela—. Bueno, es que quería ser original. Siempre quise hacer algo como esto.
—¿Es un diseño tuyo? —dice Madania, incrédula.
Gircelle asiente con una sonrisa.
—Es una noche única. Quería intentarlo.
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