MARÍA Y SECTIVA
SECTIVA LOZANO AGUILERA
MARÍA Y SECTIVA
EXLIBRIC
ANTEQUERA 2017
MARÍA Y SECTIVA
© Sectiva Lozano Aguilera
© de la imagen de cubiertas: Bellybutton
Diseño de portada: Dpto. de Diseño Gráfico Exlibric
Iª edición
© ExLibric, 2017.
Editado por: ExLibric
C.I.F.: B-92.041.839
c/ Cueva de Viera, 2, Local 3
Centro Negocios CADI
29200 Antequera (Málaga)
Teléfono: 952 70 60 04
Fax: 952 84 55 03
Correo electrónico: exlibric@exlibric.com
Internet: www.exlibric.com
Reservados todos los derechos de publicación en cualquier idioma.
Según el Código Penal vigente ninguna parte de este o
cualquier otro libro puede ser reproducida, grabada en alguno
de los sistemas de almacenamiento existentes o transmitida
por cualquier procedimiento, ya sea electrónico, mecánico,
reprográfico, magnético o cualquier otro, sin autorización
previa y por escrito de EXLIBRIC;
su contenido está protegido por la Ley vigente que establece
penas de prisión y/o multas a quienes intencionadamente
reprodujeren o plagiaren, en todo o en parte, una obra literaria,
artística o científica.
ISBN: 978-84-16848-65-2
Nota de la editorial: ExLibric pertenece a Innovación y Cualificación S. L.
SECTIVA LOZANO AGUILERA
MARÍA Y SECTIVA
Este libro ha sido para mí como una terapia muy dolorosa,
pero al mismo tiempo me ha liberado de una opresión
que sentía en mi interior, la cual no
me dejaba vivir mi propia vida.
Índice de contenido
Portada
Título MARÍA Y SECTIVA
Copyright MARÍA Y SECTIVA © Sectiva Lozano Aguilera © de la imagen de cubiertas: Bellybutton Diseño de portada: Dpto. de Diseño Gráfico Exlibric Iª edición © ExLibric, 2017. Editado por: ExLibric C.I.F.: B-92.041.839 c/ Cueva de Viera, 2, Local 3 Centro Negocios CADI 29200 Antequera (Málaga) Teléfono: 952 70 60 04 Fax: 952 84 55 03 Correo electrónico: exlibric@exlibric.com Internet: www.exlibric.com Reservados todos los derechos de publicación en cualquier idioma. Según el Código Penal vigente ninguna parte de este o cualquier otro libro puede ser reproducida, grabada en alguno de los sistemas de almacenamiento existentes o transmitida por cualquier procedimiento, ya sea electrónico, mecánico, reprográfico, magnético o cualquier otro, sin autorización previa y por escrito de EXLIBRIC; su contenido está protegido por la Ley vigente que establece penas de prisión y/o multas a quienes intencionadamente reprodujeren o plagiaren, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica. ISBN: 978-84-16848-65-2 Nota de la editorial: ExLibric pertenece a Innovación y Cualificación S. L.
Dedicatoria Este libro ha sido para mí como una terapia muy dolorosa, pero al mismo tiempo me ha liberado de una opresión que sentía en mi interior, la cual no me dejaba vivir mi propia vida.
Índice
PRIMERA PARTE MARÍA
La fuente de las sanguijuelas
María, moza para todo
Don Antonio Aguilera
La fuga
La número seis, yo
El infierno en la era
Vital decisión
Un bautismo improvisado
La burra, mi salvación
Mi abuela Leonor
El salario de la mujer y los robos del gallinero
¡Adiós, abuelo!
Sorda de por vida
Los años del hambre
El día de la cruz
La apuesta
El cortijo la loma
Un coma viviente
Vuelta a la vida
La escalera
Gato por liebre
Huérfana por segunda vez
La odisea de una niña
Antequera
La Comunión
Una carta macabra
La ciudad condal
Una falsa identidad
Primera parte MARÍA
La fuente de las sanguijuelas
Fue un día del mes de abril, un día de primavera cuando la naturaleza estaba en todo su esplendor, cuando las rosas extendían por el aire todos sus perfumes y los colores embriagaban con solo mirarlos. Del camino que llevaba a la Fuente de Las Sanguijuelas, situado al otro lado del Manchón, casi al fondo de los matorrales que lo poblaban (el lentisco, el tomillo, el romero y hasta de la gayumba), surgían aromas penetrantes que tanto entusiasmaban a María. Fue uno de esos días cuando mi madre, jovenzuela de quince años, se enamoró.
Ella atravesaba como cada día al atardecer ese camino verdeante y oloroso del monte, para acarrear el agua con su cántaro apoyado en la cadera. La brisa, ondeando al viento su falda, dejaba ver sus bonitas y largas piernas, mientras ella pudorosa, intentaba evitarlo una y otra vez colocando la enagua en su sitio. Y de repente, ¡lo vio, allí estaba él! no era una ilusión, era el mismo de ayer y de antes de ayer. Allí estaba él esperándola como cada día desde que la vio por primera vez llenando su cántaro en la fuente. Cuando María lo vio, su corazón se aceleró como un caballo desbocado. Sumisa y avergonzada bajó la cabeza como lo hacían las mozas de su tiempo. María solo tenía quince años en 1921 y el amor le atravesó de repente como una flecha.
Ella nos contaba a mis hermanos y a mí, que cuando lo vio por primera vez en la fuente abrevando su rebaño de ovejas, se quedó parada. No podía apartar la vista de aquellos ojos negros y penetrantes que a su vez no se apartaban de ella. Fue como un huracán que le atravesó todo el cuerpo obligando a su joven corazón a dar brincos como un potro salvaje.
Casi con su cántaro a medio llenar, María emprendió la huida por el camino del monte y no paró hasta llegar a su casa, situada en una ladera llamada La Estellá. Allí vivía con sus padres Antonio y Leonor, más sus dos hermanos mayores Antonio y Manuel.
Tuvo que pararse debajo de la gran encina que había enfrente de su casa a fin de calmar su nerviosismo. No podía permitir que su madre la viese agitada porque la habría atiborrado a preguntas que ella no sabría contestar. Aquella noche no pudo dormir asaltada en cada recodo de su sueño por aquel pastor que le doblaba la edad y que, desde hacía ya unos días, la esperaba cada tarde en la fuente sin mediar palabra alguna. La miraba con aquella intensidad como si quisiera grabarla en su mente para siempre. Aquel día, María supo que algo había sucedido en su vida y en su corazón. Su cuerpo se echaba a temblar con tan solo pensar en el momento que se volvieran a cruzar. Pero… ¿por qué, si ese hombre nunca le había dicho una palabra? Esa incertidumbre la sumía en un estado dulce y salvaje al mismo tiempo, que su joven corazón no sabía cómo controlar. Quería ir a por el agua de cada día y tenía miedo a la vez porque sabía que él estaría allí dándole vueltas al sombrero en su mano, con la frente descolorida por el sol de la montaña, con su media sonrisa, su brizna de hierba salvaje entre los dientes y sus ojos penetrantes que la miraban de arriba abajo como si quisieran desnudarla de golpe.
María sabía ya que no podría apartar la mirada de él. Pero… ¿quién era?, ¿cómo se llamaba aquel hombre que de la noche a la mañana le había robado la tranquilidad de su monótona vida? aquel hombre, que no decía nunca nada, solo la miraba de aquella forma casi hiriente, que le atravesaba el corazón sumiéndola en un desasosiego infinito.
Mi padre, José, la miraba embelesado y asustado a la vez, a sí mismo se decía: “¡Dios mío!, ¿cómo decirle a aquella criatura tan joven e inocente que me he enamorado de ella como un colegial?, ¿cuántos años podría tener? ¿Catorce, quince…?”
Читать дальше