A María José, Gregorio y Magdalena.
La publicación de este libro estuvo a cargo de Editorial Zig-Zag, como un aporte a la valiosa labor de La Red de Alimentos.
I.S.B.N.: 978-956-12-3543-4
I.S.B.N. digital: 978-956-12-3606-6
Desarrollo de contenido:
Andrea Viu S. y Rodrigo Díaz C.
Edición, diagramación y coordinación editorial: Editorial Zig-Zag
Diseño portadas y portadillas:
Strong Chile
Fotografías:
Red de Alimentos
Algunos pasajes y diálogos fueron construidos o adaptados con fines literarios.
El presente libro no puede ser reproducido ni en todo ni en parte, ni archivado ni transmitido por ningún medio mecánico, ni electrónico, de grabación, CD-Rom, fotocopia, microfilmación u otra forma de reproducción, sin la autorización escrita de su editor.
Diagramación digital: ebooks Patagonia
www.ebookspatagonia.com
info@ebookspatagonia.com
Tabla de Contenido
Prefacio
Prólogo
1. El ansia
Cita a ciegas
La gran muralla
2. Ciudadano Ingham
Odisea 2003
Odisea 2004
Odisea 2005
Odisea 2006
Odisea 2007
Odisea 2008
Odisea 2009
3. Negocios riesgosos
¡Acción!
Mad Men
Vestida para matar
Miss Sloan
El contador
Los donantes
Gente como uno
Leones por corderos
Cambio de hábito
4. Cadena de favores
La nouvelle vague
Y el Óscar es para…
El color del dinero
La red social
La otra red social
La fiesta inolvidable
La mano de Lagos
Punto de quiebre
5. El largo brazo de la red
6. Misión imposible
Parte 1: Ad Astra
Parte 2: Recursos Humanos
Parte 3: El vuelo del fénix
Parte 4: El código enigma
Parte 5: La red
Parte 6: Repercusión
7. El mecanismo
Poder Privado
Poder Ejecutivo
Poder Legislativo
Final feliz
El brindis
La dura realidad
Impacto profundo
Lo que vendrá
8. El año que vivimos en peligro
Operación Trueno
Contagio
Los (no) olvidados
Resultado final
9. Post data
Anexos
Hidden Figures
De Biobío con amor
Nuestros socios 2020
Cartas y editoriales publicadas en El Mercurio
Selección de fotos
Capital humano
Equipo ejecutivo Red 2020
Consejo asesor 2010-2020
Campañas Agencia Strong
Índice Onomástico
Prefacio
Han pasado diecisiete años desde que en 2003 surgió la idea de crear el primer banco de alimentos en Chile tras ver la experiencia de lo realizado por el Banco de Alimentos de Buenos Aires. En ese momento me embarqué en un camino que pensé era sencillo y terminó siendo una odisea, como cruzar el desierto.
Fueron muchos años de contactar y golpear puertas para explicar la necesidad e importancia de concretar una iniciativa como esta. No fue fácil, sobre todo tratar de entender lo inentendible, porque ver a miles de personas sufriendo hambre y malnutrición mientras se destruían y desperdiciaban miles de toneladas de alimentos, no tenía ningún sentido.
Pero el problema era mayor, porque esta práctica estaba entreverada en la reglamentación tributaria. Por eso fueron años y años de conversaciones y tratativas para dar el primer paso: lograr que el Servicio de Impuestos Internos acogiera la idea de que los alimentos por destruir se entregaran a organizaciones sociales sin fines de lucro, sin que eso fuese considerado gasto rechazado. Este importante paso demoró casi siete años.
Recién entonces pudimos crear la Red de Alimentos, una corporación sin fines de lucro, con un horizonte claro: ser la alternativa sostenible a la destrucción de bienes que pueden ser usados o consumidos por personas que los necesitan. En eso hemos trabajado los últimos diez años con mucho esfuerzo y dedicación, desarrollando un modelo sostenible de triple impacto: social, medioambiental y económico.
Hoy me llena de orgullo mirar lo logrado en esta década: hemos rescatado más de cuarenta millones de kilos de alimentos y más de cuatro millones de unidades de artículos de higiene personal, de aseo y pañales, beneficiando a cientos de miles de personas. Asimismo, contribuimos a la lucha contra el cambio climático evitando la emisión de más de 90.000 toneladas de CO2.
Nada de esto sería posible sin la convicción, el apoyo y el compromiso de centenares de personas y empresas que han hecho su aporte para construir esta gran red de solidaridad. Por eso, con este libro queremos hacer memoria y recordar el camino recorrido desde el primer día.
Quiero agradecer a todos quienes me han acompañado en esta odisea. A quienes confiaron en este proyecto desde el comienzo, a los que se fueron sumando en el camino, a los que ayudaron de forma desinteresada, sin esperar nada a cambio, a los que nos dieron una palabra de aliento en los momentos más difíciles, a los que nos impulsaron a crecer y a tantos otros que han sido partícipes de esta maravillosa historia.
Gracias también a todos quienes aportan a que la Red siga funcionando día a día y enfrentando los nuevos desafíos: gracias a los trabajadores por su dedicada labor diaria; gracias a las 245 empresas socias y contribuyentes por su valioso aporte y por creer en nuestra causa; gracias a las organizaciones sociales por permitirnos llegar de forma directa a miles de personas desde Arica a Punta Arenas; gracias a las autoridades –de diversos colores e ideologías– que han ayudado a impulsar políticas públicas y regulaciones para combatir el desperdicio de alimentos y productos de primera necesidad; y gracias a todas las personas que, de forma anónima, aportan su granito de arena a nuestra institución.
A todos, simplemente ¡gracias!
Carlos Ingham
Fundador y presidente Red de Alimentos
Santiago, septiembre de 2020
Prólogo
En la historia de la humanidad, hombres y mujeres han realizado grandes obras que han trascendido hasta el día de hoy. Sin embargo, para que este legado lo recordemos en la actualidad, tuvieron que pasar numerosas etapas antes de que pudieran concretar y ver los frutos de sus iniciativas. Lo primero fue encontrar una causa que los hiciera soñar y que de ella surgiera una idea a desarrollar. Muchas de estas causas nacieron del dolor ante un sufrimiento que parecía difícil de superar.
Esta etapa inicial a veces queda en un simple sueño y no se logra dar el primer paso para embarcarse en un nuevo proyecto. Los capaces de sortear esta primera valla son pocos y después deben enfrentarse a diversos obstáculos: negativas, cierre de puertas, falta de apoyo, frustraciones, entre otros factores. Eso hace que finalmente muchos desistan de sus sueños en el camino. A su vez, también hay personas que persisten y, generalmente, lo hacen junto a otras que comparten el mismo ideal y están dispuestas a sumarse al desafío. Caen y se desaniman, pero se vuelven a levantar con más fuerza para seguir intentándolo y así lograr su cometido. Esto se realiza de manera colectiva, y cada integrante del grupo asume las tareas que corresponden a sus capacidades particulares. Así es como se forjan los legados y este libro es el fiel reflejo de ello.
Hace diecisiete años surgió la idea de crear el primer banco de alimentos en Chile. Esta iniciativa se fundamenta en una causa potente: rescatar alimentos para distribuirlos entre los más vulnerables del país. Más específicamente aún, la idea era contribuir al combate contra el hambre y la malnutrición que afectaba –y sigue afectando– a miles de personas día a día. Por más que hoy parezca un proyecto muy loable, trascendente y de gran impacto social, en su momento parecía imposible de concretar por diversos motivos. Fue un largo camino con muchos obstáculos, pero también con importantes aliados que le fueron dando cuerpo y realidad. Algunos no lo veían plausible por el sistema y el marco regulatorio, mientras que otros mostraban su incredulidad frente a la causa: “¿Hay hambre en Chile?”, preguntaban. Sin embargo, la perseverancia y el contacto con la realidad de la pobreza más extrema no dejaron de motivar y movilizar a quienes se involucraron en este sueño.
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