La idea de escribir este libro surgió a raíz de la muerte del Maestro en 1974 y la publicación en la revista Triunfo de un artículo mío que daba la noticia: «Herminio Almendros: un maestro» (Zurriaga, 1974). Recibimos algunas cartas de personas que habían conocido a Herminio Almendros, y comenzamos a pensar en una publicación con las aportaciones de los que habían compartido junto a él proyectos y luchas por un modelo escolar más justo. Mi objetivo era recoger su testimonio.
Uno de los primeros en aportar noticias fue Antonio Robles, autor de cuentos de justa fama, como Rompetacones y 100 cuentos más , o aquel otro premiado por la ONU, el de la Bruja Doña Paz , quien nos decía:
Muy estimado amigo Ferran Zurriaga: ¡Qué agradable, que se recuerden de uno con esa intensidad! Pero viene con ella el dolor de conocer la desaparición de aquel amigo magnífico; Almendros. Me da usted alguna importancia, y la manifiesta pidiéndome un trabajo; pero no puedo hacer nada nuevo. Lo que hago es enviar a usted un ejemplar (de los tres que tengo) de Rompetacones y 100 cuentos más . Ahí van (fíjese) tres notas mías, que se refieren a la Literatura Infantil. 4
En abril de 1975, Ramón Costa Jou nos escribe sobre la marcha de su trabajo en torno al libro de Almendros. Escribe desde México:
Quise ir a Cuba en diciembre pasado, para recoger con María Cuyàs diferentes materiales de la obra de Almendros, pero no me fue posible, y son tantas las cosas que en este último tiempo se me han acumulado que no he podido ordenar lo que yo mismo me siento obligado a hacer, en relación con él, por la gran amistad que mantuvimos y el hondo afecto que nos ligaba. Esta es una deuda que me queda pendiente. Pero la saldaré. 5
En noviembre de 1975 contactó Néstor Almendros con Élise Freinet para buscar fotos y materiales relacionados con la estancia de Almendros en la escuela de St. Paul de Vence, y esta fue su respuesta:
Je n’ai hélas aucune photographie à vous adresser. Lors de son passage à l’école, au cours de la guerre d’Espagne, c’était l’époque dramatique du «Sauve-qui-peut» et prendre des photos n’était pas l’usage. Mais à l’occasion de la collaboration réussie avec les officiels de Cuba, des photos ont été prises qui ont dû rester à Cannes, mais elles ont peut-être brûlé dans l’incendie qui a ravagé la CEL en 1965, ou ont disparu car, dans un grand ménage, les mandarins qui ont pris la suite ont jeté à la corbeille à papiers une large partie de ces documents d’une valeur inestimable. C’est bien dommage car Heme et Almendros étaient de solides compagnons qui, objectivement, auraient mérité de rester associés à jamais (ou «dans l’avenir»). Je suis comblée par le fait que vous ayez apprécie Naissance d’une Pédagogie Populaire , mais cet ouvrage est bien trop dense dans les actions et dans les idées qu’il développe, pour la génération actuelle. 6
En septiembre de 1976 ya veíamos que resultaría difícil terminar el libro al fallar documentación y aparecer dificultades para obtener de Cuba más materiales. A pesar de esto, María nos hizo llegar recortes de prensa, apuntes de conferencias y artículos publicados de los cuales ella tenía alguna copia. Finalmente, el amigo Julián Caparrós, uno de los más entusiasmados con el proyecto, nos decía:
Leeré con muchísimo interés lo que dices de enviarme para el libro sobre Almendros. Es angustiante ver cómo los días pasan sin conseguir que sean cumplidas las promesas. Me dijeron hace tiempo que iban a gestionarme fotocopias de muchos trabajos y notas que obran en el Ministerio de Educación de Cuba: son, por lo general, informes sobre inspección técnica debidos a la pluma de Almendros. Promesa que sigue incumplida. 7
Éramos conscientes de la reducción de la obra al faltar el grueso de las notas que deberían haber aportado algunos de los amigos, y que nunca llegaron. También teníamos serias dudas de cómo poder tratar el tema del cambio en la orientación pedagógica de la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos. Unas veces por precaución de unos, y otras, por las dificultades del exilio, dejamos la obra con lo redactado hasta aquel momento, gran parte de lo cual forma parte del texto que presentamos ahora. La esposa de Almendros, María Cuyàs, muy consciente de ello, nos escribía desde La Habana:
Comprendo su preocupación y lamento que todo su trabajo que le ha ocasionado la preparación del libro referente a mi esposo pudiera resultar en vano. Pero ¿quién sabe?, si en la actualidad no hay facilidades para su publicación, tal vez llegue más adelante el momento oportuno. Su trabajo está hecho. Creo que no hay que darlo por perdido, simplemente esperar por si se presenta alguna colaboración importante y circunstancias más favorables. Mientras, le aseguro que, tanto mis hijos como yo, valoramos su esfuerzo movido por el sentimiento de simpatía hacia mi fallecido esposo y su obra y nuestra gratitud habrá de durar tanto como nuestras vidas. Con el mayor afecto lo saluda. 8
En 1981 retomamos de nuevo el proyecto de editar, pero de nuevo no encontramos la vía perfecta. Editar un libro, todos sabemos que está expuesto a las contingencias reales de la vida y a las circunstancias en razón de las cuales el horizonte de expectativas que tenemos se ve frustrado. El objetivo lo teníamos claro: restitución de una memoria histórica. Mi gratitud a María Cuyàs, viuda de Almendros, a sus hijos Néstor y Sergio y a sus amigos Antoniorrobles, Julián Caparrós Morata, José Alvero, Ramón Costa Jou, J. Blat Gimeno, Josep Alcobé…, por su ayuda en mi tarea de recopilación, evocación y reconstrucción de la vida del Maestro. Algunas propuestas, como las del amigo Julián Caparrós, tenían una visión mucho más amplia, pero escapaban a la mayor parte de los implicados. Nos decía este:
Lo que dije para explicar la dialéctica de Almendros como proceso que va de Giner a Althusser no se presta mucho para una publicación inmediata. Aquí se ha querido editar un pequeño libro con las cinco conferencias, pero hay vacilaciones respecto a las tesis que yo defendí, en el sentido de tener que silenciar alguna que otra parte, lo que yo no puedo aceptar. Por otra parte, me parece prudente dejarlo para mejor momento. 9
También su hijo Néstor estuvo detrás del proyecto y dejó el testimonio de su última carta, que adjuntamos, en el intento de 1981. En ella, Néstor escribe en mayúsculas debido a sus problemas con la vista (keratitis y fotofobia), muy molestos, pero nada graves según los oftalmólogos. Su correspondencia atestigua muchos momentos difíciles de la familia Almendros y de la suya propia. A pesar de haber abrazado la revolución cubana en sus inicios, abandonó el proyecto y la isla relativamente pronto y marchó a un exilio por donde le llevaba su trabajo cinematográfico.
Carta de Néstor Almendros a Ferran Zurriaga, Nueva York, 16 de octubre de 1981.
Muchas de las ideas aquí expuestas –las más decisivas acaso–han sido reconstruidas con fragmentos de una correspondencia que nos ayudó a descubrir su pensamiento entonces y ahora, y sigue representando la búsqueda fundada en un maestro y el mundo que lo rodeó a lo largo de su vida. También, al precisar la acción educadora y el pensamiento que la informó, hemos tratado de ser parcos en el comentario, dejando que sean sus propios textos los que nos sitúen en los hechos.
Él, como muchos de aquellos maestros de su tiempo, buscó siempre un modelo escolar y una educación que elevaran al hombre a la plena conciencia de sí mismo en el oficio de enseñar. Pero dejemos que hable el propio Almendros. En julio de 1935, en el número 5 del Boletín de la Cooperativa Española de la Técnica Freinet , dice:
Читать дальше