una rosa de paper,
d’un paper vell de diari,
d’un diari groc del temps.
VICENT ANDRÉS ESTELLÉS,
«Homenatge a José Martí»
M.ª DEL CARMEN AGULLÓ DÍAZ
Universitat de València
Palabras para Almendros
Ya tenía yo noticias de ese rebrote de interés por las técnicas Freinet en Valencia. Me informó Freinet cuando estuve dos días en su casa, unos meses antes de su muerte. También me habló de ello M. Bertrand, su colaborador. 1
Amigo Herminio Almendros:
¿Por qué, ahora, el libro? Qué mejor oportunidad para la aparición de este texto, que se había de publicar en 1976 y que por causas diversas quedó guardado en una carpeta, que ahora, en el quincuagésimo aniversario de tu visita a Valencia en 1970. Así pues, he retomado sus páginas y quiero dejarlo terminado para posibles lectores.
Con la calma de los ochenta y tres años y el tiempo que me queda por mi confinamiento a causa del coronavirus, he terminado la obra. Emprendo el camino de destacar y recordar tus consejos, notas, artículos, junto con las cartas de tu esposa, María Cuyàs, las de tu hijo Néstor y también las de algunos de tus amigos, como Julián Caparrós, Antoniorrobles, Francisco Alvero, R. Costa Jou, J. Blat Gimeno, Josep Alcobé y otros…
Comencé el proyecto de este libro en 1975. En el transcurso del tiempo aparecieron otros documentos que desconocía, y por ello ahora vienen a completar aquella primera narración. Entre ellos me gustaría señalar tres publicaciones tuyas: una, el Diario 1939-1940 , testimonio del sufrimiento de la derrota republicana y el exilio; otra, tu declaración sobre lo sucedido en la programación de la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos, que dejaste a tus hijos y que fue editada en Cuba y presentada por tu hija María Rosa con el título La Escuela Moderna, ¿reacción o progreso? (1985); y, también, el folleto Cuba: pedagogía y sectarismo (1986) que escribió tu hijo Néstor, con el que mantuve correspondencia y alguna llamada telefónica. De estos temas también tuve ocasión de hablar con tu hijo Sergio en nuestro encuentro en Almansa en 1998. Una larga historia que tuvo un desenlace no amistoso entre los hermanos, algo que siempre he lamentado. Amigo Almendros, ahí va mi obra, con todos los recuerdos e ideas de un amigo y compañero en este «bracear» en el oficio de maestro.
1. Carta de Herminio Almendros a Ferran Zurriaga (F. Z.), 11 de diciembre de 1967.
Introducción
Amigo lector, este libro está hecho ante todo de recuerdos:
Porque recordar es lo mismo que acordarse y el recuerdo tiene que ser algo como el acuerdo entre los espíritus y el acorde entre los sonidos y la concordia entre los hombres, ya que todas estas palabras tienen un mismo fondo e idéntico origen, pues todas vienen de corazón en su forma latina: cor, cordis . 1
Nada más adecuado que estas palabras de Cossío para enmarcar la orientación de este libro. Hecho de evocaciones y recuerdos, es un recuerdo a un Maestro. Nada más. Nada menos. Un maestro que vivió años de inquietud y esperanza en uno de los periodos más trágicos de la historia de Europa. La Segunda República española tuvo para muchos maestros una consecuencia trascendental, por la convicción de que el éxito de su instauración dependía de la cooperación con amplias capas de población, y eso podía realizarlo la escuela y era obligación suya llevarlo a cabo. Creemos y afirmamos que la convicción en la tarea y en la acción que aquellos maestros debían realizar transformó a muchos de ellos y los elevó por encima del nivel en que habían desarrollado su profesión hasta entonces.
La vida y la obra de Herminio Almendros serán marcadas definitivamente por el ambiente creado por una serie de instituciones que fueron claves para la renovación escolar de la República. Estas instituciones dieron lugar a una etapa creativa y francamente progresista como nunca habían vivido las instituciones pedagógicas de España: la Institución Libre de Enseñanza, las Misiones Pedagógicas, l’Escola d’Estiu en Cataluña y el grupo Batec 2 de maestros de Lleida, junto con la Cooperativa Española de la Imprenta en la Escuela. Sea este libro dedicado al maestro Almendros un homenaje a todos aquellos que iniciaron y vivieron aquel «tiempo de oro para la educación», un tiempo en el cual tuvieron que bregar mucho y que nos dejó aquel amargo desenlace de la derrota republicana.
La mayor parte del texto que presento ya fue abordada en la primera redacción, con la que iniciaba, en 1975, el proyecto de este libro. Ahora también me hago eco de los documentos que desconocíamos en aquellos días y que hemos visto publicados en La Habana y en Madrid durante los años transcurridos desde entonces: últimamente, una edición con nuevos añadidos al texto de Almendros La Escuela Moderna, ¿reacción o progreso? , así como aportaciones que se han presentado durante todo este tiempo respecto a la obra pedagógica y literaria del maestro Herminio Almendros Ibáñez (Almansa, 1898 - La Habana, 1974).
Destacamos la última edición de Roger González Martell de La Escuela Moderna, ¿reacción y progreso? (Almendros, 2016), un libro que repite el esquema del editado en Cuba en 1985 con algunas aportaciones nuevas: una introducción actualizada, una bibliografía de Almendros, esta vez muy completa, y el artículo escrito por este en 1955 sobre «Una escuela de ensayo en la Universidad de Oriente». Creo que es la primera vez que en una publicación española sobre Almendros se nos presenta esta última experiencia, que yo tenía registrada como La Escuela Pública de la Universidad de Oriente , Santiago de Cuba, una de las creaciones de Almendros que mejor representan su voluntad transformadora de la enseñanza y su preocupación por la formación de los maestros, experiencia sin embargo que siempre queda excluida de las biografías sobre el Maestro, con escuetas notas y sin gran trascendencia.
Ahora aportamos algunos detalles sobre el presente libro y su subtítulo. Este último estuvo, en parte, entre dos opciones: Un maestro o Una escuela de la Segunda República . Sobre ello traemos la opinión de un amigo de Almendros de los tiempos del exilio en Cuba, José Blat Gimeno:
Conocí a Almendros en Cuba, en 1957, y allí tuve la ocasión de tratarle íntimamente hasta 1961, fecha en que dejé dicho país. Es más bien, pues, sobre su obra en el exilio que acerca de la que realizó en España de la que puedo decir algo. Sobre esa base se fundan las consideraciones siguientes: El título de la obra, La Escuela de la Segunda República , es muy atrayente. En efecto, durante el periodo 1931-1936 existía un afán de renovación pedagógica y un estado de espíritu favorable a ello entre el magisterio como probablemente no lo hubo en ningún periodo anterior de la vida española. Dar a conocer las características esenciales de esa etapa constituye un buen servicio para la historia de la educación a la par que una orientación y un estímulo para el presente y el futuro de la escuela. 3
Finalmente nos dimos cuenta de que «la escuela de la República» era demasiado amplia y recurrimos a esbozar parte de la vida de Almendros con el auxilio de la correspondencia que conservo. Así que nos decidimos por el subtítulo Un maestro de la Segunda República . La correspondencia mantenida con Almendros desde 1966 hasta su muerte ha sido una valiosa ayuda para su elaboración. Otras cartas, las de la familia y algunos de los amigos, tienen su origen en el proyecto en el cual me embarqué pensando que sería fácil conseguir de ellos unas breves notas sobre sus ilusiones y trabajos compartidos en el transcurso de la vida del Maestro. Pero no era el momento propicio, pienso: ellos no sabían quién era yo para emprender aquella búsqueda, aquel modo de indagar en sus vidas y actos. Tal vez no fui lo bastante persistente para hacer posible aquel proyecto. Lo lamentamos todos, en primer lugar María Cuyàs y, después, también Néstor Almendros.
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