LOS ALMOGÁVARES
La expansión mediterránea
de la Corona de Aragón
David Agustí
ISBN: 978-84-15930-13-6
© David Agustí, 2013
© Punto de Vista Editores, 2013
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Índice
El autor El autor David Agustí (Barcelona, 1971) es licenciado en Historia Moderna y Contemporánea por la Universitat Autònoma de Barcelona. Gestor cultural y profesor asociado en la Universitat Internacional de Catalunya ha publicado diversos artículos en revistas comoHistoria de Iberia Vieja, en la revista de la Fundación el Legado Andalusí y en periódicos de ámbito catalán como el Diari de Girona. Ha publicado para Sílex ediciones: Historia Breve de Cataluña , Los almogávares , Los cátaros , Historia Breve de Barcelona y El franquismo en Cataluña .
El origen de los almogávares
Las grandes crónicas medievales
Jaume I el Conqueridor [Jaime I el Conquistador]
Bernat Desclot
Ramón Muntaner
Pere el Cerimoniós [Pedro el Ceremonioso)]
Los antecedentes históricos
La cuestión siciliana
Las astucias del rey Pere
Una herencia peliaguda
El conflicto mediterráneo, al rojo vivo
La ambición de un joven guerrero
La Gran Compañía Catalana en Oriente
El inicio de la aventura
Constantinopla antes: la Cuarta Cruzada
Los catalanes en Bizancio
Los almogávares en Asia Menor
El desafío de los alanos
La victoria de Aulax
La llegada de Rocafort
Las Puertas de Hierro
Las artes de la guerra
El peligro búlgaro
La llegada de Berenguer de Entenza
El asesinato de Roger de Flor
El cerco a Gallípoli
La venganza catalana
La ruptura del acuerdo de vasallaje
La Armada catalana
La captura de Entenza
Una nueva república
La victoria de Aprós
El inicio de la venganza
La defensa de Gallípoli
El regreso de Entenza
La llegada de Ferran de Mallorca
La muerte de Berenguer de Entenza
Muntaner abandona la Gran Compañía Catalana
Al servicio de Francia
En el monte olimpo: Jasón y los argonautas
La traición de Cepoy
Al servicio del duque de Atenas
La batalla de Cefis
Los ducados de Atenas y Neopatria
Cuenta la crónica de Ramón Muntaner:
La Atenas medieval
La organización política
La alianza catalano-turca
Los enfrentamientos con Venecia
La contienda con la Santa Sede
La política interna de los ducados catalanes
Pere III el cerimoniós
El fin de los ducados catalanes
Los restos de la Grecia catalana
Anexo: La expansión comercial de la Corona de Aragón desde sus inicios
El Mediterráneo, un mar de beneficios
Las ciudades de Barcelona y Valencia
Las rutas comerciales
Sicilia y Cerdeña: una puerta a Oriente
El comercio con el Imperio bizantino
Los consulados de mar
La economía de la Corona de Aragón durante la Baja Edad Media
Los vínculos entre la monarquía y la burguesía
La expansión económica. ¿la creación de un imperio?
Bibliografía
El autor
David Agustí (Barcelona, 1971) es licenciado en Historia Moderna y Contemporánea por la Universitat Autònoma de Barcelona. Gestor cultural y profesor asociado en la Universitat Internacional de Catalunya ha publicado diversos artículos en revistas comoHistoria de Iberia Vieja, en la revista de la Fundación el Legado Andalusí y en periódicos de ámbito catalán como el Diari de Girona. Ha publicado para Sílex ediciones: Historia Breve de Cataluña, Los almogávares, Los cátaros, Historia Breve de Barcelonay El franquismo en Cataluña.
El origen de los almogávares
La reconquista del Reino de Aragón, así como del Reino de Valencia y Murcia, provoca la aparición de grandes espacios de tierras vacíos donde no rige señor ni rey alguno. Las fronteras entre el territorio islámico y el cristiano son muy poco seguras y a ambos lados se forman grupos que intentan robar animales o capturan personas para venderlas más tarde como esclavas. De ello deja constancia el hecho de que la Compañía Catalana que conquista Oriente, los almogávares, está formada indistintamente por catalanes, aragoneses y musulmanes. Las incursiones son constantes y la población que vive en estas zonas se ve obligada a refugiarse en bosques y montes alejados de las villas y los castillos, lo que provoca que su forma de vida cambie notablemente, ya que –ahora desprotegidos– no pueden trabajar la tierra ni cuidar de sus rebaños. Algunos empiezan a buscar una nueva forma de ganarse el pan y deciden robar y guerrear contra los sarracenos. Algunos nobles vecinos de las tierras fronterizas les ayudan con comida para que lleven a cabo las incursiones en territorio infiel. Estas gentes visten y viven como pastores. Su atuendo normal es una zamarra de piel, calzas de cuero y abarcas, y una redecilla en la cabeza en lugar de casco. Los montañeses descubren que su nueva vida es mucho más rentable y fácil; su manera de actuar es rápida: penetran en terreno enemigo, roban y saquean todo lo que pueden, y se marchan tan veloces como han llegado. Está manera de actuar se denomina “algara”, y de ahí que los musulmanes llamen a estos feroces combatientes almogávares, “soldado que va en algara”. Los almogávares (mugawir) realizan algaras (gara); de ahí su nombre. Bernat Desclot, cronista contemporáneo describe a los almogávares de esta manera:
“Aquestes gents qui han nom almogavers són unes gents qui no viuen sinó d’armes, e no estan en ciutats ne en viles, sinó en muntanyes e en boscs; e guerregen tots jorns ab sarra’ins, e entren dins la terra dels sarra’ins una jornada o dues, enladroint e apresent, e en traen molts sarra’ins preses e molt d’altre haver”.
[Son gente que no vive más que de la guerra, lejos de villas y ciudades, en montes y bosques, y guerrean todos los días contra los musulmanes. Entran en la tierra de los sarracenos una jornada o dos, robando y cogiendo cautivos y de eso viven].
Los almogávares se caracterizan por su manera de efectuar las incursiones y luchar. En una época en la que el pesado hierro se impone en el atuendo de los soldados, los almogávares usan ropas y armas ligeras que les permiten un veloz ataque y aun una más rápida huida. Las armas que utilizan son lanzas cortas, dardos arrojadizos y un cuchillo largo de doble filo, el colirtell. Las incursiones son a pie, lo que a priori les da desventaja sobre las imponentes caballerías existentes, pero son hombres hábiles y tremendamente fuertes. El modo que tienen de luchar es muy curioso: cuando se enfrentan a soldados a pie arrojan sus lanzas y dardos contra ellos con tal fuerza que atraviesan sus corazas; pero el problema aparece cuando se tienen que enfrentar a los caballeros montados en grandes caballos. Los almogávares lanzan sus armas contra los caballos, hiriéndoles o matándolos, y cuando las monturas caen se lanzan con sus largos cuchillos contra los caballeros. Son guerreros implacables que nunca se rinden y que no tienen piedad con los enemigos. Luchan con bravura y al grito de “Desperta ferro” [Despierta hierro] animan a su arma que despierte y combata con fiereza. El cronista Ramón Muntaner nos relata cuáles son las armas de los almogávares y cuáles sus costumbres, pues su condición de soldado le da conocimiento de la fabricación y el uso del armamento. Hace referencia al colirtell como una espada que puede ir recubierta con piel de serpiente o de cuero negro. Aunque el colirtell o coutell suele ser espada de caballero, el coutell catalanesc se parece más a un cuchillo de cortar. Muntaner hace referencia a otra arma de uso frecuente entre los almogávares, la lanza. Describe que la parte inferior se llama aristol y no suele ser muy larga, y la parte superior, relló [rejón]. El relló es la punta de hierro, de la que proviene el famoso grito de guerra de los almogávares: “Desperta ferro”. Muntaner relata con exactitud a qué se debe este grito, durante la narración de la batalla de Gagliano, en el año 1300:
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