10Cfr. ORBE, A., «La patrística y el progreso de la teología»..., p. 545.
11Ἒλεγκος καὶ ἀνατροπὴ τῆς ψευδωνύμου γνώσεως. Así lo llama Eusebio en su HE V, 7, 1, vol. I, p. 295.
12Cfr. ORBE, A., «La Patrística y el progreso de la teología»..., p. 552.
13Cfr. ORBE, A., «Sobre los inicios de la teología. Notas sin importancia», en: Estudios Eclesiásticos 56/2 (1981), pp. 689–704, y «Biblia y teología entre los valentinianos: ejemplos de interferencia entre exégesis y teología», en: Augustinianum 36/1 (1996), pp. 5–12.
14Sirvan como ejemplos sus peculiares interpretaciones del texto Génesis 2, 17 en Adv. haer. V, 23, 1–2, del relato bíblico de Lot en Adv. haer. IV, 31, 1, 15/3, 71, y la de Mateo 11,27 en Adv. haer. IV, 6.
15Para este tema recomendamos: SIMONETTI, Manlio, « Per typica ad vera. Note sull'esegesi di Ireneo», en: Vetera Christianorum 18 (1981), pp. 357–382.
16También entre los valentinianos aparece la noción de οἰκονομία, tal como lo atestiguan los textos de Adv. haer. I, 6, 1; 15, 3; III, 16, 1. Si bien en el pensamiento gnóstico se habla de una economía superior, de naturaleza arcóntica o demiúrgica, no obstante ello el término presenta un significado unívoco, designando la dispensación gratuita de Dios en todo el despliegue de su tarea salvífica, desde la generación del Unigénito hasta la consumación escatológica. El mundo, para los gnósticos, no es el fruto de la economía , sino su producto residual. Ireneo se opone tenazmente a esta desvalorización de la creación. La respuesta de Ireneo, así como también un estudio muy detallado de este tema, puede encontrarse en: FANTINO, J. La théologie d'Irénée. Lecture des Écritures en reponses à l'exégèse gnostique. Une approche trinitaire , Paris, Les Éditions du Cerf, 1994, pp. 85–413. A lo largo de esas páginas, este autor señala que el uso del término οἰκονομία en las obras de Ireneo se registra en 142 ocasiones.
17En esta edición, los cinco libros se identifican de acuerdo a la siguiente numeración: Libro I: SC 263–264; Libro II: SC 293–294; Libro III: SC 210–211; Libro IV: SC 100; Libro V: SC 152–153.
18HARVEY, W. Wigan, Sancti Irenaei episcopi Lugdunensis libros quinque adversus haereses, 2 vols., Cantabrigiae, Typis academicis, 1857.
19GONZÁLEZ, Carlos I., Ireneo de Lión. Contra los herejes , México, Conferencia del Episcopado mexicano, 2000.
20ORBE, A., Teología de San Ireneo. Comentario al libro V del “ Adversus haereses ”, vols. I–III, Madrid, BAC, 1985–1988, y Teología de San Ireneo. Comentario al libro IV del “ Adversus haereses ”, vol. IV, Madrid, BAC, 1996.
21BELLINI, Enzo, Contro le eresie e gli altri scritti , Milano, Jaca Book, 1981.
22ROUSSEAU, A., Démonstration de la prédication apostolique , Paris, SC 406, 1995.
23ROMERO POSE, Eugenio, S. Ireneo de Lión. Demostración de la predicación apostólica , Madrid, Ciudad Nueva, 1992.
24REYNDERS, Bruno, Léxique comparé du text grec et de versions latine, arméniens et syriaques de l'Adversus haereses» de Saint Irénée (CSCO 141–142), Subsidia 5/6, Louvain, 1963; ID., Vocabulaire de la «Démonstration» et des fragments de Saint Irénée, Chevetogne, 1958.
25GRAFFIN, F., Irénée de Lyon. Nouveaux fragments arméniens de l'Adversus haereses» et de l' «Epideixis», Patrologia orientalis XXXIX, Fascicule 1, n. 178 . Introducción, traducción latina y notas por Charles Renoux, Turnhout/Belgique, Brepols, 1978.
26PIÑERO, A.; MONTSERRAT TORRENTS, J.; GARCÍA BAZÁN, F., Textos gnósticos. Biblioteca de Nag Hammadi, 3 vols.: vol. I: Tratados filosóficos y cosmológicos ; vol. II: Evangelios, hechos, cartas ; vol. III: Apocalipsis y otros escritos ; Madrid, Trotta, 1997–2000.
27GARCÍA BAZÁN, F., La gnosis eterna. Antología de textos gnósticos griegos, latinos y coptos, vol. I, Madrid, Trotta – Edicions de la Universitat de Barcelona, 2003.
TIEMPO Y ACONTECIMIENTO EN LA ANTROPOLOGÍA DE IRENEO DE LYON
I NTRODUCCIÓNLa antropología vigente en el siglo II
La concepción del hombre en los momentos originarios del cristianismo se forjó en el encuentro entre la cosmovisión semítico-cristiana y la griega. De este modo, la formulación antropológica de gran parte de la iglesia primitiva adoptó los contenidos bíblicos que proporcionaban una intelección pre-filosófica del hombre y los expresó según las estructuras del pensamiento helénico, aunque sin asumir sus fundamentos últimos. Para el helenismo, el hombre es un alma que, en virtud de una culpa, está ligada a un cuerpo al que carga como un lastre y del cual debe desprenderse en un proceso de ascesis que lo conduzca a la contemplación de lo inmutable y eterno. Los cristianos primitivos, en cambio, adoptaron las nociones antiguotestamentarias que presentan al hombre como una realidad inescindible y unitaria que puede vivir en dos órdenes actitudinales: el de la carne o del pecado y el del espíritu o de la salvación.
El siglo II fue particularmente rico en la confluencia de corrientes antropológicas de los más diversos orígenes, las cuales conformaron el pensamiento helénico de tradición indoeuropea que culminó en la monumental escuela de Alejandría. 1Su encuentro con el cristianismo se produjo en forma de choque, particularmente en lo que respecta a la antropología, lo cual suscitó en respuesta las originales formulaciones de los llamados Padres Apologistas, cuya influencia fue decisiva en la configuración del pensamiento medieval. Una poderosa tradición conocida con el nombre de gnosticismo, de matriz cristiana y misteriosófica con raíces en el esoterismo judío, presentó batalla a la llamada Magna Iglesia en todos los frentes teológicos, pero sobre todo en el terreno de la antropología, por su manera peculiar de entender al hombre. Con respecto a este tema, resultó fundamental el modo de interpretar la antropología tridimensional paulina de 1Ts 5, 23, que describe al ser del hombre como cuerpo, alma y espíritu. Así, para entender la importancia asignada al hombre en el siglo II, resulta conveniente estudiar las principales posturas que se debatieron en torno a la cuestión, y que configuraron la identidad antropológica vigente en esa época: la de los apologistas cristianos y la de la gnosis, con especial atención a la escuela valentiniana. De este modo, intentamos presentar el contexto en el que se desplegó la antropología del Obispo de Lyon.
Los apologistas cristianos compusieron sus obras entre el 120 y el 180 d.C. Estos escritos son de un inapreciable valor histórico, ya que constituyen los únicos documentos que nos ilustran de manera privilegiada sobre el enfrentamiento entre la cosmovisión cristiana y la helénica. Esas «apologías» o defensas del cristianismo fueron dirigidas a los emperadores de turno y pretendían demostrar, con el instrumental lógico propio de la cultura helénica, la coherencia y racionalidad del cristianismo frente a las acusaciones que se le hacían. Este enfrentamiento que, desde el punto de vista argumentativo alcanzó dimensiones colosales, comenzó con la demolición paulatina del fundamento ético-mítico de la cultura greco-romana y fue culminando en una progresiva tematización en clave cristiana de los aspectos que, entre otros, fueron de mayor relevancia en la reflexión filosófica griega: Dios, el universo y el hombre.
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