13Un documento del Archivo del Ayuntamiento de Roma demuestra que la fecha es exacta y que una matrona llamada Carlotta Mancia declaró el nacimiento del niño en una casa del barrio Prati como hijo de padres desconocidos.
14Cf. R. Kramer: Maria Montessori. A Biography , op. cit., p. 93.
15Información obtenida en octubre de 1994 por el profesor rumano Ilie Sulea Firu, docente de la Universidad de Bucarest, que había asistido, en 1931, al curso internacional de Roma. Entabló una gran amistad con los Montessori y con Liberato Traversa. En una carta del 20 de agosto de 1961 de Lina Traversa a su colega Giuliana Sorge, se abordan algunas noticias sobre Mario.
16En otoño de 1901 Montesano reconoció a su hijo y en el octubre siguiente se casó con una tal Maria Aprile (Cf. V. P. Babini y L. Lama: Una «Donna Nuova» , op. cit., p. 108, notas 262 y 263). La noticia encuentra su confirmación en el Archivo M. Montessori de la AMI.
17R. Kramer: Maria Montessori, A biography , op. cit., p. 93. En la revista The Call of Education , vol. II, n.º 3 (octubre, 1925), editada en Ámsterdam, en la primera página, «A los lectores», se lee que se recogerá, «bajo la dirección del Sr. Mario M. Montessori, sobrino y secretario de la Doctora», un nuevo «reparto» de noticias y ejemplos sobre el trabajo en las escuelas.
18Publicado con motivo del centenario del nacimiento de Mario en AMI Communications (1/1998), pp. 4-23.
19Una carta fría y respetuosa sobre estos hechos se lee en A. Bravo: «La nuova Italia. Madri fra oppressione ed emancipazione», en M. D’Amelia (ed.): Storia della maternità , Roma-Bari, Laterza, 1997, pp. 138-183.
20Giuliana Sorge me dijo en 1984 que había sido ella, a petición de Maria, quien se había dirigido para ello al presidente, al que conocía personalmente.
21Cf. F. Lauro en Una vita per l’infanzia diversa . Texto editado por la Casa di Cura di Riabilitazione de Roccapiemonte (Salerno).
22Montesano experimentó con las primeras clases «diferenciales» en Roma en 1907. Más tarde se extendieron por toda Italia con el Real Decreto 577 del 5 de febrero de 1928 y fueron sustituidas en los años sesenta por las «escuelas especiales», desaparecidas hoy en día. Aquel trabajo lento, gradual, junto a niños con los tiempos lentos, desorientados ante cualquier cambio, fue sustituido por provechosas actividades llevadas a cabo por docentes «de apoyo». ¿Fue realmente una ventaja?
Los niños en los psiquiátricos
Fuera de las aulas universitarias, Maria se encuentra en una encrucijada. Debe elegir entre dos ámbitos igualmente apasionantes: por un lado, la militancia activa en la lucha por el reconocimiento, aunque sea parcial, de los derechos civiles de las mujeres; por otro, el desafío de demostrar la educabilidad de tantos niños afectados por retrasos o déficits cognitivos.
En 1897, cuando le es reconocido el grado de subteniente en los hospitales de la Cruz Roja, 1deja el Instituto de Higiene por la Clínica Psiquiátrica y Montesano hace lo propio. Mientras tanto, por iniciativa de otros educadores, avanza la llamada «pedagogía reparadora». 2Luigi Olivero y el matrimonio Gonnelli-Cioni están llevando a cabo experiencias prolongadas en Lombardía y en Liguria. 3También comienza a hablarse de «pedagogía especial» y el editor Hoepli publica en 1899 un Manuale di ortofrenia per l’educazione dei bambini frenastenici .
Maria en persona hablará de la situación de entonces en su primer libro, Il Metodo della pedagogia scientifica applicato all’educazione infantile nelle Case dei Bambini :
Siendo doctora asistente [voluntaria] en la Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Roma, tuve ocasión de frecuentar el manicomio para estudiar a los enfermos que había que escoger con la finalidad de la didáctica clínica [para la tesis, como ya he dicho] y de ese modo me interesé por los niños idiotas ingresados en el mismo manicomio. En aquella época la organoterapia tiroidea estaba en pleno desarrollo: por tanto, entre confusiones y exageraciones de éxito terapéutico, reclamaba más que en épocas precedentes el interés de los médicos sobre los niños oligofrénicos. Yo, después, habiendo cumplido un servicio médico regular en los hospitales de medicina interna y en los ambulatorios pediátricos, ya había dirigido de un modo particular mi atención hacia el estudio de las enfermedades infantiles. 4
Entre las primeras observaciones de niños desventajados, encontramos un testimonio en las memorias escritas por Anna Maria Maccheroni. 5Un día, la joven doctora entró en una habitación del psiquiátrico romano donde estaban recluidos algunos niños. La mujer que los vigilaba los definió como mugrientos y glotones porque, apenas después de comer, se lanzaban al suelo para recoger las migajas mientras se peleaban por ellas. Parece que Maria se quedó muy impresionada por aquella escena y por la constatación de que «en aquella habitación no había nada, absolutamente nada que los niños pudiesen coger con la mano. Las migajas de pan tan solo daban pie a utilizar, de la mano, el pulgar».
Puede que, justo a partir de esta experiencia, empiece a constatar «el desprecio a la infancia», es decir, la falta de atención hacia la sensibilidad interior e individual del niño, pisoteada por una sociedad que quiere resultados y por sus instituciones, ante todo la escuela, que imponen estándares abstractos sin apuntar a una formación real del hombre. Maria toma nota de los resultados desastrosos de la inedia sobre el desarrollo humano y llega de ese modo a considerar la hipótesis de que las premisas para una recuperación de los menores del psiquiátrico se encuentran en la investigación, tanto en el campo pedagógico como en el médico. Se trata de una idea-guía común al grupo de jóvenes psiquiatras que llevan a cabo en Roma las investigaciones de posible recorrido terapéutico a favor de los niños débiles de mente: los escritos y los informes de los médicos romanos se encuentran entre «los primeros trabajos científicos y, por decirlo así, experimentales sobre los oligofrénicos; artículos que ya no son divulgativos de un saber teórico, abstracto, sacrificado al mito de la clasificación […] de las psicopatías». 6Maria la hará suya, poniéndola en práctica de un modo absolutamente original.
En el año 1895-96, ingresa en el internado de la Clínica Psiquiátrica con De Sanctis (que trabaja allí en calidad de asistente desde 1892) y se convierte en ayudante al año siguiente, pasando después con Montesano al Instituto Médico-Pedagógico que Bonfigli ha instalado junto al psiquiátrico. Este, bajo la estela de Bourneville, como ya se ha mencionado, se había inclinado por la carrera política para llevar a cabo una acción más eficaz en favor de los débiles mentales. 7Una apasionada intervención suya en la Cámara en junio de 1897, en la que pide al Estado que se comprometa concretamente en la obra de reeducación que se está llevando a cabo a favor de este tipo de niños, no consigue hacer mella en el Gobierno. A pesar de ello, no falta quien entiende la importancia de la propuesta. Entre ellos se encuentra Baccelli, que apoyará de muchas formas las propuestas de los jóvenes psiquiatras romanos.
Durante el mismo periodo, Maria desempeña también el puesto de asistente voluntaria de Ezio Sciamanna, que ha sustituido a Bonfigli en la Cátedra de Clínica Psiquiátrica. De esta tarea ha quedado un opúsculo titulado La Paranoia. Lezione raccolta dal Dott. Mario [sic] Montessori, assistente volontario nell’anno scolastico 1897-98 . Con Sciamanna, el 10 de julio de 1896 defenderá la tesis Contributo clinico allo studio delle allucinazioni a contenuto antagonistico . 8Cuando deja aquel puesto, la sustituye Ugo Cerletti, también destinado a convertirse en un conocido psiquiatra de la escuela romana.
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