Fue en 1974 cuando comenzó la parte más conocida de su carrera, con el ingreso en el grupo de Gary Burton (Ring, 1974; Dreams So Real, 1975) y sus colaboraciones con Jaco Pastorius (Jaco, 1974, editado a nombre de Paul Bley), entre las que destaca su primera grabación como líder: Bright Size Life (1975). En 1977 conoció al teclista Lyle Mays (1953-2020), que ha sido su más estrecho colaborador en el Pat Metheny Group (PMG), la formación más popular del guitarrista y con la que ha grabado una importante cantidad de exitosos álbumes, como por ejemplo Offramp (1981), Travels (1982), Still Life (Talking) (1987), Letter From Home (1989), Imaginary Day (1997) o Speaking of Now (2002). Con este grupo, formado por una gran diversidad de colaboradores, ha ensayado diferentes fórmulas musicales caracterizadas casi todas ellas por una escucha que parece fácil, pero que esconde un trabajo minucioso de composición y arreglos (realizado casi siempre de manera conjunta con Mays), de combinación de material escrito e improvisación y de búsqueda de una sonoridad personal que aúna lo eléctrico y lo acústico; todo ello convierte su música en algo muy reconocible, aunque tenga influencias estilísticas muy diversas, del pop-rock, el folk y el country a las músicas clásica, brasileña y el jazz. De manera paralela a estos trabajos comerciales, Metheny ha liderado proyectos más jazzísticos, como sus grabaciones en trío (Rejoicing, 1983; Question and Answer, 1989; Trio 99/00, 1999; con importantes colaboradores como Charlie Haden, Billy Higgins, Dave Holland, Roy Haynes, Larry Grenadier y Bill Stewart), en formaciones acústicas (80/81, 1980, con Michael Brecker, Dewey Redman, Charlie Haden y Jack DeJohnette) y diversos trabajos con diversas figuras de la historia del jazz (Song X, 1985, con Ornette Coleman; I Can See Your House From Here, 1994, con John Scofield; Beyond the Missouri Sky (Short Stories), 1996, con Charlie Haden; o Jim Hall & Pat Metheny, 1998); a ello se añaden sus registros en solitario, bien con la guitarra (One Quiet Night, 2001), bien con diversos mecanismos que le permiten experimentar con instrumentos acústicos y electroacústicos (Orchestrion, 2009).
La diversidad de proyectos en los que ha trabajado reflejan su curiosidad y la pluralidad de sus intereses, además de una capacitación técnica y musical que lo habilita para abordar con éxito tareas muy diversas: colaboraciones con cantantes (Shadows and Light, 1980, con Joni Mitchell; Toninho Horta, 1980), algunas muy exitosas, como “This Is Not America” (David Bowie), incluido en la banda sonora de The Falcon and the Snowman, (1984) y realizada con Steve Rodby; trabajos con creadores contemporáneos de la música académica (Electric Counterpoint, 1987, de Steve Reich) y una larga lista de participaciones en discos de diferentes líderes, así como grabaciones colideradas con otros intérpretes, como por ejemplo Brad Mehldau (Metheny/Mehldau, Metheny Mehldau Quartet, 2005).
La búsqueda continua es una de las características principales de su obra, pero también de su acercamiento a la guitarra como instrumento, pues es uno de los intérpretes que más ha innovado trabajando con diferentes prototipos, desde la guitarra sintetizada, con la que obtiene una sonoridad muy reconocible, a la guitarra Pikasso, una construcción por encargo con 42 cuerdas, sin olvidar diversos modelos acústicos, como la guitarra-sitar, la mini-guitarra soprano o la guitarra barítono. Los diferentes instrumentos y la tecnología no son sino recursos para desarrollar un lenguaje muy personal, basado en un fraseo que realza los aspectos melódicos, con una excepcional técnica y una peculiar manera de realizar los ligados, que le permite tocar pasajes a una gran velocidad con extremada limpieza. Todo ello contribuye a una sonoridad reconocible e inconfundible, que partiendo de la tradición de la guitarra de jazz (Wes Montgomery) logra una síntesis moderna, fruto de la búsqueda y la investigación.
Pat Metheny es uno de los intérpretes de jazz más laureados de la historia de este tipo de música: ha logrado una veintena de premios Grammy, en diez categorías diferentes; tres Gold Records; el Down Beat Hall of Fame (2013) o el National Endowment for the Arts Jazz Master (2018), entre otros; se calcula que sus registros discográficos acumulan un total de veinte millones de grabaciones vendidas, números al alcance de muy pocos intérpretes de la música de jazz (Pat Metheny Awards, 2018); todos estos factores, unidos a la gran cantidad de actuaciones en directo que realiza —entre 120 y 200 cada año, según Niles (2009, p. XIX)—, lo han convertido en uno de los más importantes representantes de la profesión de los últimos cuarenta años y, como señala Gary Burton (citado en Niles, 2009, p. 85), en uno de los intérpretes de jazz con mayor carisma y capacidad de comunicación con el público.
El pianista Chick Corea (1941-2021), que había obtenido un importante éxito comercial en los años setenta con Return to Forever, continuó trabajando en las décadas siguientes con diversos proyectos, tanto de carácter acústico como eléctrico. Entre los primeros son reseñables sus grabaciones en formato de trío y cuarteto: Trio Music (1981, con Miroslav Vitous y Roy Haynes), Akoustic Band (1989, con John Patitucci y Dave Weckl), Past, Present & Futures (2001, con Avishai Cohen y Jeff Ballard), Three Quartets (1981, con Michael Brecker, Eddie Gomez y Steve Gadd) o Remembering Bud Powell (1997, con Kenny Garrett, Joshua Redman, Wallace Roney, Christian McBride y Roy Haynes), sin olvidar el proyecto Five Trios (2007, seis cedés con diferentes formaciones). Entre los segundos, es decir, los proyectos eléctricos, fue muy popular su Elektric Band, una formación con la misma base rítmica que la Akoustic Band, que contó con diferentes colaboradores, como Scott Henderson (g), Frank Gambale (g) o Eric Marienthal (ts); algunos de sus registros discográficos (The Chick Corea Elektric Band, 1985; Light Years, 1987) reflejaron las ideas del pianista sobre las posibilidades de la fusión eléctrica, caracterizada en este caso por el trabajo de composición y la importancia de la música escrita, tocada por intérpretes con mucha solvencia técnica. Además de los grupos mencionados, Corea participó en un sinfín de proyectos, algunos ciertamente originales, como sus dúos con el vibrafonista Gary Burton (desde Crystal Silence, 1972, a Hot House, 2012); con el pianista Herbie Hancock (An Evening with Herbie Hancock & Chick Corea: In Concert, 1978); con el cantante Bobby McFerrin (Play, 1990) o con el banjoísta Béla Fleck (The Enchantment, 2007). Tampoco se deben olvidar sus numerosos discos a piano solo, como los titulados Delphi 1, 2 & 3 (1978) o su homenaje a Art Tatum (Expressions, 1994), en los que quedó de manifiesto su capacidad para superar el reto que supone enfrentarse en solitario al instrumento. Corea fue uno de los músicos más prolíficos y eclécticos de la escena del jazz de los últimos cincuenta años, ya que en su extensa carrera combinó proyectos comerciales, que le otorgaron una indudable popularidad y diversos reconocimientos (por ejemplo, veinte premios Grammy), con otros de mayor exigencia, por lo general acústicos, en los que se reflejó su capacidad de innovación y experimentación, así como una excelente técnica pianística y una destreza como improvisador y compositor17.
Antes de cerrar este apartado sobre las diferentes expresiones del jazz eléctrico, hay que señalar que, además de las formaciones eléctricas impulsadas por intérpretes individuales que por lo general trabajaron de manera simultánea en diversas líneas estilísticas, durante las décadas de los ochenta y noventa se formaron también algunos otros grupos que han tenido una historia importante, por su pervivencia en el tiempo y por la extensión y calidad de su obra. Como ejemplo de este tipo de agrupaciones, nos referiremos brevemente a Tribal Tech y The Yellowjackets.
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