80. “Su Magestad por su Real Carta prohibe á los Virreyes el que puedan dar licençia para que ninguno entre en la pieça de los Títulos, reservandolo para si”, ver Raneo, J., Etiquetas de la corte de Napoles , p. 46. Y más adelante: “Quando (el virrey) estuviere dando audiencia en la sala grande (que assi es costumbre), en entrando el titulo ha de deçir: ‘Entre V.S. allá adentro, que luego soy con V.S.’ y levantarse en acavando el negoçio que estuviere trattando e ir a la pieça que se tiene para esto”, ver Raneo, J., Etiquetas de la corte de Napoles , p. 44.
81. Ver Checa, F., “El Salón Dorado o de Comedias”, en El Real Alcazar de Madrid. Dos siglos de arquitectura y coleccionismo en la corte de los reyes de España , Madrid, 1994, pp. 395-398.
82. Bulifon, A., Giornali di Napoli , p. 107. Sobre la coincidencia de esta sala con el actual teatrino di corte , ver Ciapparelli, P.L., “I luoghi del teatro a Napoli nel seicento. Le sale ‘private’”, en D’Alessandro, D.A., Ziino, A. (ed.), La Musica a Napoli durante il ‘600 , Roma, 1987, pp. 384-387.
83. La naumaquia de 1618 descrita en Zazzera, F., “Giornali del governo dell’eccellentissimo sig. Duca d’Ossuna vicerè del Regno di Napoli, 1616-1620” (edición de F. Palermo), en Archivio Storico Italiano , IX (1846), p. 531, y la maschera en honor de la virreina, en Ciapparelli, P.L., “I luoghi del teatro a Napoli”, p. 387.
84. Bianconi, L. y Walker, Th., “Dalla ‘Finta Pazza’ alla ‘Veremonda’: storie di Febiarmonici”, en Rivista Italiane di Musicologia , X (1975), p. 391.
85. La desaparición de las esculturas nos la narra el propio Giulio Cesare Capaccio, “Io l’ho sempre vedute in Palazzo per che’l vicerè non volse portarsele. Dopo partito il duca di Alba, non l’ho più vedete. Si veggono alcune ne gli studi novi, dove alcune furono portate da don Gabriel Sauces (el secretario del virrey conde de Benavente) altre dal Principe d’Avelino”, Capaccio, G.C., Il Forastiero , t. II., pp. 351-352.
86. Por supuesto, ello no significa que los cuadros estuvieran ausentes de las paredes del palacio, ahora bien, a diferencia de los frescos, estos formaban parte de la decoración cambiante con la llegada y partida de cada virrey que “pongon all’ordine la casa con gli adobbamenti que portano da Spagna volendo tutti comparire da Signori quali sono”, Capaccio, G.C., Il Forastiero , t.II, p. 284. En todo caso, Capaccio no dudó nunca de que los cuadros y otros “adobbamenti” que los virreyes ponían y quitaban, jamás llegaron a ser tan impresionantes como los frescos; así, cuando quiso expresar su admiración por el palacio sus elogios no se centraron en “gli appartamenti così ben compartiti, ma per tante eccellenti pitture che si veggono di Belisario, Giovan Battista Caracciolo & altri homini illustri”, es decir, sólo mencionó a los fresquistas, no a los pintores de caballete; Il Forastiero , vol. III, Gionata IX, p. 571.
87. Porzio, A. y Causa, S., Battistello pittore di storia. Restauro di un affresco , Nápoles, 1992. Porzio, A., “Arte e Storia in Palazzo Reale”, p. 50.
88. Celano, C., Notizie del bello , p. 1579.
89. Molí Frigola, M., “El ingreso de la futura esposa. El encuentro entre Venus y Adonis o las bodas reales”, en Cantone G. (ed.), Napoli e il Barocco nell’Italia meridionale , Nápoles, 1992, pp. 329-364. La voluntad propagandística de este viaje quedó reflejada en el elevado número de descripciones que se hicieron. Ver Memorias de Matías de Novoa , Colección de documentos inéditos para la Historia de España [CODOIN], t. LXIX (1878), tomo IV, pp. 641-671; Mascareñas, Jerónimo, Viaje de la Serenissima Reyna Doña Mariana de Austria , 1650; Antonio de León y Xarava, Real Viaje de la Reyna Nuestra Señora Doña Mariana de Austria desde la Corte y Ciudad Imperial de Viena hasta estos sus reynos de España , Madrid, 1649; Lorenzo Ramírez de Prado, Noticia del Recibimiento de la reyna Mariana de Austria en la corte de Madrid (s/f).
90. Bulifon, A., Giornali di Napoli , p. 107.
91. Carducho, V., Diálogos de la pintura , p. 326.
92. Parrino, Nuova guida de forastieri , pp. 49-50.
93. Burke, P., Eyewitnessing. The uses of images as Historical Evidence , Londres, 2001, p. 183.
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