Así pues, resulta incuestionable que don Juan había conseguido gozar de importantes valedores entre los altos mandos militares de esta etapa del reinado de Felipe II.
El retorno a Valencia, el favor de Lerma y el acceso a la Gobernación
Concluida la campaña en Francia, don Juan regresó a Valencia acompañado de la aureola de prestigio que le habían granjeado sus acciones militares y, muy particularmente, su decidida intervención en la campaña de las Azores, que si ya le había hecho acreedor de los elogios de sus superiores, traspasando las fronteras, también evocaba el cronista Gaspar Escolano al escribir que «fueron tales los servicios de don Juan en ella que mereció quedar muy honrado por todos los historiadores que de aquella jornada escribieron». 21El primer reconocimiento le llegaría de la mano del propio Felipe II, quien el 5 de junio de 1593 expidió a su favor el privilegio de lugarteniente de gobernador de Castellón de la Plana y la concesión de la alcaidía del castillo de Jérica. 22Y en noviembre de 1596 le otorgaba el título de gobernador de Castellón de la Plana y la alcaidía del castillo de Peníscola. 23Pero también contó con el apoyo del marqués de Denia. Tanto es así que, en su condición de virrey de Valencia, en documento expedido en el Palacio Real el 16 de agosto de 1595 le nombró lugarteniente de capitán general de la gobernación de la Plana 24confiriéndole atribuciones, que, sobre el papel, resultaban ciertamente amplias, aunque es de suponer que siguieran la formulación habitual de este cargo. 25Una prueba más de la buena relación de don Juan con el marqués de Denia la constituye su nombramiento, el 27 de agosto de 1597, como maestre de campo de uno de los tercios que debían conformar la Milicia Efectiva del Reino creada a instancia del entonces conde de Lerma este mismo año, en prevención de un eventual ataque exterior en el contexto de la difícil coyuntura que para la Monarquía supusieron las incursiones de la marina inglesa y la posterior organización de la Coalición de Greenwich en 1596, tal como recogían los preliminares del nombramiento:
Don Francisco de Sandoval, marqués de Denia, conde de Lerma…considerando que el peso de la christiandad le sustenta el rey nuestro señor con sus poderosas fuerzas, exércitos y armadas…hemos acordado levantar un batallón de diez mil infantes gallardos y briosos para formar una Milicia Effectiva repartida por banderas y cada una de cien infantes, por ser número perfecto y más manexable para conbatir con ellos. Y además desto hemos nombrado capitanes de la gente que ha de quedar en guarda y custodia de los pueblos…Teniendo consideración a esto y a lo bien que vos, don Juan de Castelbí, havéis servido a Su Magestad en todo lo que se os ha encargado, y el zelo con que siempre acudís a las cossas de su real servicio y bien deste Reyno. Por tanto, por la presente os eligimos en nombre de Su Magestad por maestre de campo de un tercio de diez banderas de la Milicia Effectiva, con las demás que se agregaren a ellas de los pueblos que se os señalaren, en virtud del poder y auctoridad real que para ello tenemos. Y queremos y mandamos que uséis y exerçáis el dicho cargo de maestre de campo en qualesquiera partes que se hallaren las dichas compañías… 26
Poco después, el 9 de septiembre de 1606 Felipe III expedía el documento por que proveía el oficio de lugarteniente de portantveus de general governador de Valencia, vacante por la promoción de don Juan Vilaragut al virreinato de Mallorca, en don Juan que en ese momento ocupaba la lugartenencia de dicho oficio. 27El 23 de octubre, juraba el oficio «constituhit personalment dins la Seu Cathedral de la present ciutat de València, en presència dels jurats, racional y síndich de la dita ciutat y de molta altra notable gent, axí eclesiàstichs, nobles, cavallers y de ciutadans y de richs hòmens, en grandísim nombre ajustats y congregats». 28Unos años después, el 14 de noviembre de 1621, el virrey, marqués de Tavara, ante la necesidad de ausentarse para realizar la visita a la costa del reino, le encomendó la lugartenencia de la capitanía general durante su ausencia, en atención a «lo mucho y bien que havéis servido a Su Magestad en Flandes, Francia, Italia y otras partes» y con la misión explícita de que «durante nuestra ausencia despache en la ciudad de Valencia los negocios tocantes a la capitanía general y dé en las cosas de la guerra las órdenes que convinieren dar». 29Constituye ello una palpable demostración de que tampoco la valoración de don Juan de Castellví entre el propio rey y los oficiales delegados de la Corona había dejado de experimentar una evidente tendencia ascendente.
Esta consideración, sumada a los numerosos méritos acumulados hizo pensar a don Juan que había llegado el momento de insistir en la solicitud de la encomienda a la que aspiraba. Los servicios prestados a la Corona durante 62 años, de los cuales los 7 primeros como paje, más de 30 como soldado y capitán, 13 en la Gobernación de la Plana, a lo que cabía añadir su actuación como lugarteniente de portantveus de general governador de la Ciudad y Reino y como miembro de la orden de Calatrava, eran los méritos que esgrimía en el memorial que con este fin elevó en abril de 1626 solicitando en compensación la primera encomienda que quedara vacante. Aunque en la consulta que al respecto elevó el Consejo de Aragón al monarca, sus miembros fueron de parecer que «la calidad, méritos y servicios que concurren en el supplicante son notorios, a que se junta lo mucho que merece por su persona, que es de las más antiguas e inteligentes del Reyno de Valencia en milicia y gobierno y de grande importancia para el servicio de Vuestra Magestad, como la muestra en todas las ocasiones que se offrecen», motivo por el que elevaban al rey la recomendación de que en su persona se empleará muy bien la primera encomienda que vacare de su orden de Calatrava», a favor de cuya pretensión todavía añadían que «ha casado su hijo don Basilio de Castellví con hija del regente don Francisco de Castellví», la respuesta del rey en el sentido de «estaré con cuidado y béase hay otra cosa en que acelle merced» le dejaba sin concesión inmediata pero no sin esperanzas. 30Pero tampoco hubo de esperar mucho tiempo para que se le presentara una nueva ocasión de promoción.
A raíz de la complicada coyuntura bélica que planteaba el sitio de Casale y ante la urgencia de levantar levas con destino a Italia, en octubre de 1630 el Consejo de Aragón, al tiempo que remitía al monarca el informe del virrey de Valencia sobre el estado de las levas en el reino, refería la conveniencia de favorecer a sus naturales con la concesión de una plaza de consejero de Guerra a algún «cavallero, soldado viejo y de experiencia». Y añadía «y el Consejo ha puesto los ojos en don Juan de Castellví, cavallero del hábito de Calatrava, muy calificado y tiniente de portanveces de general gobernador del dicho Reyno, que sirvió muy bien en la guerra en tiempo del duque de Parma, en Flandes y en la mar, con el marqués de Santa Cruz». 31La respuesta del rey «como parece y así lo he mandado y que jure el Consejo de Guerra don Juan de Castellví», constituía obviamente el reconocimiento más distinguido a su lucida actividad militar. Ignoramos si llegó a tomar posesión de esta merced –aunque así lo afirmaban sus descendientes en sus memoriales de méritos– pero es evidente que ponía broche a una destacada trayectoria militar, aunque su fallecimiento en 1631 no le permitiera gozar de ella.
UNA APROXIMACIÓN PATRIMONIAL
La sucesión en el vínculo paterno
Como hemos señalado, todavía joven don Juan debió asumir la muerte de su padre y la sucesión en el vínculo instituido en su testamento de acuerdo con el habitual orden de primogenitura y masculinidad. 32Como resulta habitual en este tipo de documentos, el testamento no aporta la relación de los bienes que conformaban el vínculo. No obstante, la justificación de los «Títulos de pertenencia de los bienes de don Josef de Castellví, marqués de Villatorcas», es decir, del nieto de don Juan, nos informa con todo detalle de su composición. Se incluían en él los bienes siguientes, todos ellos adquiridos por compra por don Francisco y situados en el término de Museros:
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