1 ...6 7 8 10 11 12 ...22 Así que él se retiró y dejó que otros ofrecieran dinero. Mi propio padre sabía que yo estaba en venta, así que trajo a su amo para que me comprara y pudiéramos estar juntos. Pero cuando el amo de mi padre oyó lo que le dije al juez Miller, le dijo a mi padre que no quería comprarme porque yo era una descarada y nunca había tenido un negro que fuera descarado y no quería una descarada. Eso rompió el corazón de mi padre pero yo no podía hacer nada al respecto. Otro negrero que estaba junto al amo de mi padre dijo Yo no tendría un negro que no tuviera algo de agallas. Así que me vendieron a un inglés sureño llamado Thomas B. Steele por $1500. El señor Steele tenía una vieja esclava que hacía años vivía en su casa como mucama de la casa y su esposa no la quería y había tenido que venderla para mantener la paz en el hogar y me puso en su calesa y me llevó a casa con su esposa y le dijo:
–Te traje otra chica, Susanna, pero no quiero que le pongas ni un dedo encima cuando desobedezca. Me lo dices a mí y la castigo yo.
Viví en esa familia hasta que terminó la Guerra Civil. La familia de la esposa del señor Steele tenía una familia muy grande y visitaban mucho a los Steele. Al señor Tom no le gustaban porque eran yanquis y los Steele eran de los Rebeldes. Así que cada vez que el señor Tom estaba de viaje y sabía cuándo se iba, su esposa traía a toda su familia a su casa y la visitaban, y eso iba contra los deseos de él. Él me dijo que le informara cada vez que sus parientes venían a la casa y cuánto tiempo se quedaban y le dijera todo cuando él volviera a casa y que él dejaría órdenes en la casa para que me dejaran trabajar en el campo para que no tuviera que atender y molestarme con esa familia tan grande. Cuando él se iba, los parientes de su esposa venían a la plantación así que yo tenía que trabajar en la casa para ellos y era tanto trabajo que no tenía tiempo ni de mirar el campo.
Cuando el amo volvió, le dije. No había trabajado en el campo y por qué. Él y su esposa tuvieron una pelea muy fuerte sobre eso y ella me odió mucho tiempo, la idea de que su esposo le creyera a una negra y no a ella y la maltratara por eso... Pero él no la dejaba molestarme por nada así que me quedé con ellos hasta que un día, mientras yo tenía un abanico en la mano para espantar las moscas mientras ellos comían, ella le dijo algo que yo había hecho que no le había gustado. Para quedar bien con ella, nada más, él me sacó el abanico de la mano y me golpeó un poquitito con él. No me dolió nada pero me puso tan loca que fui directamente a la cocina, dejé todos los platos, me puse el sombrero y me escapé. Me quedé dos semanas lejos. Él mandó a todos los que él suponía que sabían dónde estaba yo para que me persiguieran y les dijo que me dijeran que si yo volvía a casa, nadie me molestaría. Yo me escondí en los bosques por dos semanas enteras y no tuve nada de miedo. De noche, iba a alguna de las chozas de los esclavos que eran mis amigos y comía y me quedaba toda la noche. Así que volví solamente después de dos semanas de ser esclava fugitiva y nadie me molestó nada. Fui con ellos a San Luis durante la Guerra Civil 58.
FANNIE BERRY
En este fragmento, con evidentes marcas de jerga, hay una serie de estrategias relacionadas con la sexualidad que reaparecen constantemente en las slave narratives escritas por mujeres, en las que, por supuesto, no hay jerga (como sí la hay en este testimonio oral). En las slaves narratives escritas, las autoras siempre piden disculpas por sus propios actos, tal vez porque el abolicionismo, muy marcado por la religiosidad protestante, siempre ve culpa en una mujer violada y las slave narratives aparecen en la prensa abolicionista.
En la narración, Fannie Berry se defiende de los intentos de su amo con lejía, que es una de sus herramientas de trabajo y con el conocimiento que tiene de las relaciones entre el amo y su esposa. También aquí, la esclava se comporta como trickster , capaz de utilizar todo lo que tiene para resistir y hasta de bromear sobre el tema como cuando dice que “se olvidó de azotala”. La literatura afroestadounidense, por ejemplo, las novelas de Toni Morrison sobre la esclavitud, también hablan de estrategias de defensa; pero, como sucede en toda la litertura de los siglos XX y XXI, ya no recurren a la elisión para tocar el tema del sexo ni el de la violación. Al contrario, la escena de violación se vuelve tan importante aquí como la del castigo con látigo para atacar a la Institución Sureña.
El fragmento incluye un episodio de Signifyin(g) : cuando la narradora dice al que la revisa en la subasta que vea si no tiene dientes en la vagina. Ese chiste casi trágico (y, dada la situación de la mujer, muy valiente) es una forma de definirse a sí misma no como víctima sino como mujer peligrosa, capaz de hacer daño a los que la dañan justo en la parte del cuerpo que ellos usa para atacarla. Y al mismo tiempo, se burla de las leyendas masculinas sobre la mujer “salvaje”. Como suele pasar con los tricksters , la defensa se traduce en beneficios para toda la comunidad: el amo deja de molestar a las mujeres. Esas características se repiten en Beloved de Toni Morrison, cuando el crimen de Sethe y su curación posterior se convierten en un principio para todas las mujeres de la comunidad de la casa en la que transcurre el “presente” de la novela.
Sukie se llamaba. Era una chica negra grande y fornida, sí, que nunca tuvo mucho que decí. Le cocinaba a la señorita Sarah Ann pero el Amo siempre estaba tratando e hacé que Sukie fuera su chica. Un día Sukie estaba en la cocina haciendo jabón. Tenía tre cacerola grande e lejía que justo, justo estaba po herví en el fuego cuando el Amo entró pa decíle algo sobre algo.
Y se le echó encima pero ella no contestó ni una palabra. Entonce, él le dice a Sukie que se saque el vestido. Ella dice no. Entonce, él la toma y se lo saca de lo hombro. Cuando hizo eso, olvidó lo de azotála, supongo, porque la agarró y trató de echála al suelo. Entonce, la chica negra ésa se enojó. Le dio un golpe al Amo y la hizo soltála y despué, le dio un empujón y le metió el trasero en la cacerola caliente e jabón. El jabón estaba cerca e hacése y lo quemó que casi lo mata. El Amo se levantó sosteniéndose el trasero y salió corriendo de la cocina y no se animaba a gritá porque no quería que la señorita Sarah Ann supiera nada e eso.
Bueno, uno día má tarde va y se lleva a Sukie y la vende a un negrero. Y la ponen sobre la tarima y lo negrero la samina y la pellizca y le abre la boca y le mete lo dedo pa ve cómo tiene lo diente. Entonce Sukie se enoja pero mucho y se levanta el vestido y le dice a lo negrero que miren a ve si hay algún diente ahí abajo. El viejo Jim, el cochero del Amo, cuenta todo porque lo ve bien. El Amo nunca molestó a una chica esclava e nuevo 59.
TEMPIE HERNDON DURHAM
Las bodas son momentos de la vida de los esclavos en el que es fácil rastrear la forma en que los define y restringe la institución total de la esclavitud: aunque se celebraran abiertamente y hasta con ceremonia, no tenían validez alguna. Se fingía una ceremonia algo distinta de la blanca pero la validez legal del acto era nula. No significaba que habría habría una vida común en el futuro ni que se respetarían las decisiones personales de la pareja en cuanto a las personas con las que cada uno de los cónyuges quisiera compartir el futuro, seguían siendo objetos vendibles. Para la máscara paternalista y benevolente de la esclavitud que pinta a la institución como una gran familia, esa ilegalidad era un problema. Como sucede en Beloved y en Una bendición , las familias no existen porque para la esclavitud, cada individuo era un objeto independiente, una posesión separada de todas las otras. Se separaban madres de hijos, esposas de esposos, y ninguna relación tenía duración segura si el amo decidía en contrario.
Читать дальше