1 ...7 8 9 11 12 13 ...22 En el testimonio de Tempie Herndon Durham, los amos participan de la celebración de la boda. Los objetos simbólicos (vestido, guantes, anillo, velo) están fabricados desde la carencia: los esclavos los arman con los materiales que tienen a mano. Como las estrategias discursivas, todos esos objetos dependen del ingenio de los involucrados y no del dinero (que no poseen), y el caso del anillo es ejemplar. Los símbolos están copiados de la cultura europea (un anillo, un vestido, un velo) pero, por esa construcción alternativa, adquieren otros valores y pertenecen claramente a una cultura diferente. Lo mismo pasa en la boda de Sethe en Beloved aunque en la novela, la simbología adquiera una elaboración mayor.
La escena transmite también la base mestiza de la cultura africano estadounidense: la ceremonia de la escoba forma parte de la cultura negra y aquí, hasta el amo la exige. La narradora le critica su autoritarismo y su necesidad de “divertirse” a costa de otros, especialmente del novio. No debe olvidarse que el desprecio a la “hombría” de los negros, el deseo de humillarlos, era parte importante de los manejos culturales de los amos durante la esclavitud y se relacionaba con una red compleja de miedos y necesidades de los blancos 60. De eso también se habla tanto en los libros de escritores como Richard Wright como en los personajes masculinos de Morrison, por ejemplo, Paul D y Halle en Beloved. Los autores del siglo XX relacionan esa humillación con la necesidad imperiosa de los hombres negros de recuperar su masculinidad después de la Emancipación y también con la represión constante contra los jóvenes negros que determina la tasa de encarcelamiento contra la que protesta tanto George Jackson en sus cartas como actualmente las películas de directores negros como Spike Lee.
La narración oral de Tempie pasa directamente de la boda como ceremonia aceptada por los amos a las condiciones de vida reales de los esclavos y a su falta de validez legal. En una vuelta de tuerca inteligente, la narradora termina tocando el tema económico: el valor de una esclava estaba en su capacidad para tener hijos. No hay comentarios sobre el destino de esos hijos, pero la alusión es evidente: como en las novelas de Morrison, las mujeres cuentan a los hijos como pérdidas desde que nacen porque nunca los ven hacerse adultos (eso es evidente en Beloved ).
Cuando crecí, me casé con Exter Durham. Él pertenecía a Amo Snipes Durham que tenía una plantación el otro lado e la línea del condado en el condado e Orange. Hicimo una gran boda. Una boda en el porche e la casa grande. El amo George mató un carnero y la señorita Betsy hizo que Georgianna, la cocinera, hiciera una gran torta e boda toda cubierta e blanco como nieve con una pareja e novio en el medio, e pie, con la mano junta. La mesa se puso en el patio bajo lo árbole, y nunca vio usté comida como ésa. Todo lo negro vinieron a la fiesta y el amo George tuvo un trago para todo. Esa sí que fue una fiesta. Yo tenía un vestido blanco, zapato blanco y guante blanco largo hasta el codo y la señorita Betsy me hizo hacé un velo e novia con una cortina e red blanca e una ventana. Cuando tocó la marcha nucial en el piano, yo y Exter marchamo desde el porche al altá que había hecho la señorita Betsy. Era el altá má lindo que haya visto en mi vida. Contra la enredadera rosa que estaba llena e rosa roja, la señorita Betsy puso varia mesa llena e flore y vela blanca. Extendió una sábana, una sábana re linda e lino para que no paráramo lo do y había una almohada blanca para arrodillános ahí. Exter me había hecho un anillo. Lo hizo con un botón rojo. Con el cuchillo. Lo cortó todo redondo y lo pulió tanto que parecía una cinta e satén alrededó e mi dedo. Ése sí que era un anillo lindo. Lo usé como cincuenta año, despué se puso tan finito que lo perdí un día en la pileta e lavá cuando lavaba ropa.
El tío Edmond Kirby hizo el casamiento. Era el predicador negro que predicaba en la iglesia e la plantación. Despué e que el tío Edmond dijo la palabra sobre mí y Exter, el amo George tenía que divertíse... Dijo:
–Ven, Exter, tú y Tempie tienen que saltar sobre la escoba haciaatrás; lo va a hacé pa vé quién va a se el jefe de tu casa.
Todo el mundo se puso alrededó a mirá. El amo George levantó la escoba como a treinta centímetro del suelo. El que salte sobre eso hacia atrá sin tocá el palo va a sé el jefe e la casa, y si lo do saltan sin tocá nunca el palo, no va a habé jefe, lo do van a entendése a la igualdá. Yo salté primero y ojalá me hubiera visto usté. Navegué justo po encima de la escoba como un grillo, pero cuando saltó Exter, tenía mucho trago encima y lo pie tan grande y tan torpe que se le enredaron en la escoba y se cayó e cabeza. El amo George se reía y se reía y le dijo a Exter que yo lo iba a mandá tanto que ni siquiera él se iba a atrevé a hablá a meno que yo le dijera que lo haga. Despué de la boda, fuimo a la choza que había adornado a la señorita Betsy, pero Exter no se podía quedá má que esa noche porque pertenecía al amo Snipes Durham y tenía que ise a casa. Se fue al día siguiente pa esa plantación, pero volvía toda la noche e lo sábado y se quedaba hasta el domingo e noche. Tuvimo once hijo. Nueve nacieron ante e la rendición y do despué e que fuimo libre. Así que tuve do hijo que no nacieron esclavo. Yo valía mucho pa el amo George porque tuve tanto hijo. Cuanto má hijo tenía una esclava, tanto más valía. Lucy Carter fue la única negra e la plantación que tuvo má chico e lo que yo tuve. Tuvo doce pero lo hijo e ella eran enfermizo y lo mío eran fuerte como mula y saludable. Nunca estaban enfermo 61.
MATTHEW JARRET
El de Matthew Jarret es un testimonio impresionante sobre la falta de validez de la ceremonia de casamiento y la conciencia clara que tienen de eso los esclavos. La ceremonia sigue siendo importante porque de alguna forma, arma un lugar de libertad, un momento de respiro dentro de la institución total. Pero los esclavos saben que no los protege porque para la ley, ellos no son personas humanas. En este caso, la marca de la falsedad de lo que se hace está en el silencio, en lo que no dice cuando se los casa (por ejemplo, que de ahora en más solamente Dios puede separarlos o que deben vivir juntos). La misma conciencia es evidente en Sethe en Beloved y en a minha mae en A Mercy : si no mueren, los hijos desaparecen en manos de otros amos cuando los venden o venden a la madre.
Lo que hay aquí es una visión clara de la forma en que la sociedad esclavista separa a negros (esclavos) y amos (siempre blancos), considerando a unos personas humanas (reconocidas por la ley y la institución esclavitud) y a otros personas semihumanas vendibles (cosas). Esa división es la base aquí de la oposición pronominal entre “nosotro” y “ello”, que funciona como una amargar divisoria de aguas.
Nosotro lo esclavo sabíamo que la palabra no unían. No significaba nada a meno que uno dijera: “Lo que Dio unió, que el hombre no lo separe”. Pero ello nunca decían eso. Ello decían: “Ahora están casado” 62.
FELIX HAYWOOD
El fragmento del testimonio de Feliz Haywood que se cita más adelante es una muestra impresionante de la ambigüedad y la complejidad de las estrategias de representación de los esclavizados en el “vernacular”. Las opiniones sobre la guerra, sobre su presencia/importancia, van y vienen entre “uno no sabía que estaba pasando...” y lo contrario: “sabíamos lo que estaba pasando todo el tiempo”. Sin embargo, Felix sabe lo que significa la Guerra con toda claridad, sabe que las cosas no van a cambiar para los esclavos. Sabe que las heridas que reciben los amos son solamente “en el dedo gordo del pie”.
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