Dedicado a Robert Durback.
AGRADECIMIENTOS
Me gustaría comenzar reconociendo una gran deuda de gratitud con Robert Durback, editor de Semillas de esperanza y otras antologías de las obras de Nouwen. Antiguo monje trapense, conoció y se hizo amigo de Henri Nouwen durante su visita a la abadía de Genesee en 1974. Al hacer mi primera selección de citas me serví de los ejemplares personales de los libros de Nouwen que tenía Durback, en los que había hecho muchas marcas con bolígrafo rojo y multitud de anotaciones. Durback tenía un gran don para encontrar los pasajes más citables de Nouwen, y he reproducido muchos de ellos aquí.
También debo dar las gracias a los miembros de la Sociedad Henri Nouwen –Karen Pascal, Judith Leckie y Stephen Lazarus– no solo por sus ánimos, sino por el duro trabajo de revisar los textos. Judith me acompañó también en la difícil etapa de reducir las seiscientas páginas de citas posibles a las cuatrocientas sesenta y seis que tiene [el original de] este libro. Sue Mosteller, buena amiga de Henri, fue, como siempre, una fuente de fuerza y de inspiración.
Fue un placer trabajar con el equipo de la editorial Convergent. La indicación del editor jefe, Gary Jansen, de que editar es como «componer una sinfonía» fue la clave que necesitaba para encontrar el ritmo, el tono y la cadencia del libro. Muchas gracias a él y a todas las personas de la editorial que se implicaron en este proyecto.
Y, finalmente, gracias a mi esposo, Don –primer lector, implacable editor y mejor amigo–, por su constante apoyo a todo lo que hago.
INTRODUCCIÓN
Este es un libro de meditaciones diarias seleccionadas a partir de los escritos, charlas y cartas de Henri Nouwen, algunos de los cuales no han sido publicados anteriormente. Reservar tiempo para la meditación diaria era esencial para Henri. Era su momento para estar ante Dios, para escuchar a Dios hablar con él.
Leer era una parte fundamental de la práctica diaria de Henri. Poseía una perspectiva única sobre la lectura espiritual. En su libro Aquí y ahora escribió:
La lectura espiritual no consiste solo en leer sobre personas espirituales o asuntos espirituales. Es también leer espiritualmente, es decir, ¡de forma espiritual! Leer de forma espiritual es leer con el deseo de dejar que Dios se acerque más a nosotros...
El propósito de la lectura espiritual [...] no es dominar el conocimiento o la información, sino dejar que sea el Espíritu de Dios el que nos domine. Por extraño que suene, la lectura espiritual significa dejarnos leer por Dios [...]
La lectura espiritual es leer con paciencia interior los movimientos del Espíritu de Dios en nuestra vida exterior y en nuestra vida interior. Con esa paciencia permitiremos que Dios nos lea y nos explique cómo somos en realidad.
Henri Nouwen luchó durante toda su vida contra la soledad y la angustia, que en cierto momento le condujeron a una espiral descendente de rechazo de sí mismo y desesperación. Henri optó deliberadamente por pasar gran parte del día en soledad, buscando a Dios. El resultado fue una epifanía: Eres el amado de Dios. Al principio apenas podía oír esas palabras, pero poco a poco aprendió a proclamarlas, permitiendo que su identidad primera como hijo de Dios echara raíces en el terreno de su corazón. Cuando se recuperó, sus charlas y retiros empezaron a centrarse más en la inmensidad de la compasión y el amor de Dios. En su libro Tú eres mi amado escribió:
Solo quiero decirte que tú eres el amado, y solo espero que puedas escuchar estas palabras mientras son pronunciadas con toda la ternura y la fuerza que el amor puede contener. Mi único deseo es hacer que estas palabras resuenen en cada rincón de tu ser: «Eres el amado».
Conforme iba haciéndose mayor, Henri escuchaba dos voces contradictorias en su cabeza sobre cómo vivir. La primera decía: «Mantente cerca del corazón de Jesús», y la otra le prevenía: «Asegúrate de tener éxito». Henri no era inmune a la llamada del mundo secular, que nos dice de forma sutil y manifiesta que no damos la talla. Se nos valora por la cantidad de dinero que ganamos, por el número de amigos que tenemos y por lo productivos que somos. Sin embargo, lo que Henri oía en lo más profundo de su lucha era contrario al instinto y radical: que rechazara una identidad mundana y reclamara su lugar como el amado de Dios.
En este libro, Henri nos invita a considerarnos, también nosotros, como preciosos a los ojos de Dios. ¡Se produce un cambio tan grande cuando lo hacemos! Nos interesa más ser que hacer; vendamos nuestras heridas en lugar de correr de lo que nos hace daño; trabamos amistad con la muerte en lugar de negarla.
Henri encontró una nueva capacidad para la alegría. Al proclamar que era amado sentía más compasión por la gente que le hacía daño, tenía más valor para vivir sus luchas como salidas hacia la libertad interior. Se volvió más afectuoso y se sintió más en paz consigo mismo y con el mundo.
Este libro de meditaciones diarias es una invitación a caminar con Henri Nouwen al centro de tu propio corazón, donde puede oírse la suave y dulce voz de Dios: tú también eres el amado.
1 DE ENERO
¡Un nuevo comienzo!
Hemos de aprender a vivir cada día, cada hora, sí, cada minuto, como un nuevo comienzo, como una oportunidad única de hacerlo todo nuevo. Imagina que pudiéramos vivir cada momento como un momento repleto de vida nueva. Imagina que pudiéramos vivir cada día como un día lleno de promesas. Imagina que pudiéramos comenzar el nuevo año escuchando siempre una voz que nos dijera: «Tengo un regalo para ti, ¡y tengo muchas ganas de dártelo!». Imagina...
¿Es posible que nuestra imaginación pueda llevarnos a la verdad de nuestras vidas? ¡Claro que es posible! El problema es que dejamos que nuestro pasado, que cada año va haciéndose más largo, nos diga: «Lo sabes todo; lo has visto todo, sé realista; el futuro será tan solo una repetición del pasado. Trata de sobrevivir lo mejor que puedas». Hay muchos zorros astutos que se abalanzan sobre nosotros y nos susurran al oído la gran mentira: «No hay nada nuevo bajo el sol... no dejes que te engañen».
Cuando prestamos oídos a esos zorros, acaban por tener razón: nuestro año nuevo, nuestro nuevo día, nuestra nueva hora, se vuelven sosos, aburridos, apagados, sin nada nuevo. Entonces, ¿qué hacemos? En primer lugar, debemos enviar a los zorros al lugar al que pertenecen: a sus guaridas. Y luego debemos abrir nuestra mente y nuestro corazón a la voz que resuena en los valles de nuestra vida y dice: «Deja que te muestre dónde vivo entre mi pueblo. Me llamo “Dios con vosotros”. Secaré las lágrimas de tus ojos; y ya no habrá muerte, ni llanto, ni tristeza. El mundo del pasado ha pasado» (cf. Ap 21,3-5).
Aquí y ahora
2 DE ENERO
Afiánzate en el amor de Dios
Cuando Jesús se bautizó en el Jordán, oyó una voz procedente del cielo que decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco» (Mt 3,17). Estas palabras revelaban la verdadera identidad de Jesús como el Amado. Jesús escuchó realmente aquella voz, y todos sus pensamientos, palabras y acciones salieron del profundo conocimiento de que era infinitamente amado por Dios. Jesús vivió su vida desde ese lugar de amor interior. A pesar de que los rechazos, celos, resentimientos y odios humanos le hirieron intensamente, siguió afianzado en el amor del Padre. Al final de su vida les dijo a sus discípulos: «Mirad, está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os disperséis cada cual por su lado y a mí me dejéis solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre» (Jn 16,32).
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