“They used cowhide on you?”
“And they took my milk”.
“They beat you and you was pregnant?”
“And they took my milk!” (20) 106
Es el deseo de llevar su leche a sus hijos (no a los hijos de los blancos) el que hace que Sethe siga caminando bajo la violencia extrema de los negros muertos colgados de los árboles. Su furia es la raíz de su fortaleza: “What I had to get through later I got through because of you. Passed right by those boys hanging in the trees. One had Paul A’s shirt on but not his feet or his head. I walked right on by because only me had your milk and God do what He would, I was going to get it to you” (233) 107.
La angustia de una madre que no puede dar vida a sus hijos, que no puede entregarles su leche, es uno de los símbolos más fuertes de Beloved. Tal vez la declaración más completa sobre el tema la hace la misma Sethe en la parte que empieza “Beloved, she my daughter” (desde 236), el único fragmento en que Sethe habla en primera persona:
Nobody will ever get my milk no more except my children. I never had to give it to nobody else –and the one time I did it was took from me–they held me down and took it. Milk that belonged to my baby. Nan had to nurse whitebabies… The little whitebabies got it first and I got what was left. Or none. There was no nursing milk to call my own. I know what it is to be without the milk that belongs to you; to have to fight and holler for it, and to have so little left. (236) 108
Esa maternidad decidida y furiosa es el principio de la resistencia y explica la decisión final de Sethe con respecto a Beloved. Y la resistencia es igualmente importante en A Mercy. Para salvar a su hija, a minha mae hace que alguien le enseñe a leer y escribir y después renuncia a ella. Para salvarla, Sethe la mata y lo explica con claridad, complicando y retorciendo la metáfora de la muerte en vida: “if I hadn’t killed her she would have died and that is something I could not bear to happen to her” (138) 109.
Sorrow, la otra madre que aparece en A Mercy , tiene el mismo problema que Sethe en Beloved : la falta de tradición femenina en su formación. Ninguna de las dos sabe cómo ser madre porque crecen sin mujeres alrededor; no tienen madres ni abuelas ni hermanas ni tías que puedan transmitirles ese saber. En el barco en el que nace, Sorrow está sola entre hombres; por eso no sabe qué es el sexo y no se entera de que está embarazada; por eso, su primer hijo muere en el parto. Sin embargo, al final, cuando nace su segunda hija, después de un proceso deshilachado de unión con la comunidad mal formada de la propiedad de Jacob Vaark, “Sorrow” se cambia el nombre; decide llamarse “Complete”: “I am your mother”, she said. “My name is Complete” 110(134).
111. En una plantación chica, rodeada de hombres, Sethe crece sin tradición, sin parientes. Sin comunidad femenina. Es madre como puede, como le sale. Y lo está siendo en medio de una comunidad convertida en ganado.
Al final, sin embargo, Denver le ayuda a encontrar una comunidad y es por eso que “124 is quiet” y se respira cierta sensación de alivio, de curación. A Sethe le lleva toda la novela curarse, tanto por dentro como por fuera, y no puede hacerlo sola: necesita a su comunidad.
La novela muestra varias escenas de curación: el momento en el que Paul D lava el cuerpo de Sethe (320 a 322) y de alguna forma, borra la marca del látigo porque la lee de otra forma; porque por fin entiende que “You your best thing, Sethe” 112(322). Al comienzo del libro, Baby Suggs predica ese tipo de amor, un amor que también es físico porque lo físico es imprescindible para el renacimiento:
we flesh; flesh that weeps, laughs; flesh that dances on bare feet in grass. Love it. Love it hard. Yonder they do not love your flesh. They despise it. They don’t love your eyes… And O my people they do not love your hands. Those they only use, tie, bind, chop off and leave emply. Love your hands! Love them. Raise them up and kiss them. Touch others with them… You got to love it, you! (103-104) 113
Ese último pasaje describe la esclavitud en general: la cosificación (por eso, los blancos usan, descartan, dejan vacías las manos de los esclavos y desprecian el resto de los cuerpos negros); la humanidad innegable de esos cuerpos (afirma que los negros son cuerpos que lloran, ríen, cuerpos claramente humanos); y la necesidad de amarse, cuidarse, acariciarse y unirse para la curación.
Cuando Baby Suggs queda en libertad, siente que eso le devuelve su cuerpo (que estaba en manos de otros): “suddenly she saw her hands and thought with a clarity as simple as it was dazzling: “These hands belong to me. These my hands”. Next she felt a knocking in her chest and discovered something else new: her own heartbeat” (166) 114. La libertad implica control del propio cuerpo y del corazón, el “autocontrol” tan necesario para George Jackson en la década de 1960.
Así, en esta novela, la recuperación es personal, individual, pero para existir, es esencial la existencia de una comunidad. En Beloved , los esclavos intentan crearla varias veces. Lo consiguen a medias al comienzo, en el Sweet Home de tiempos de Garner. Con su muerte, queda al mando Schoolteacher y la comunidad se deshace. Se reconstruye poco después para planificar la huida (otra forma de resistencia, según Howard Zinn) pero Schoolteacher la destruye de nuevo. Del otro lado de la frontera, cuando Sethe llega a la comunidad de 124, la felicidad comunitaria le dura exactamente veintiocho días (cifra claramente relacionada con los ciclos femeninos); después, se frustra nuevamente por la intervención de Schoolteacher y la terrible muerte de Beloved. La presencia constante de ese personaje de nombre simbólico representa la forma en que la institución total ejerce su poder sobre todos y la necesidad de seguir resistiendo las veces que haga falta para que la vida (simbólicamente la casa 124) sea mejor. Eso solamente se consigue al final cuando toda la comunidad rescata a Sethe a través de Denver.
En Beloved , no hay salvación posible bajo la esclavitud (no la hay bajo ninguna institución total: en toda la literatura que habla de estas instituciones, para salvarse hace falta anularlas o escapar de ellas). En la historia de Paul D, los trabajos forzados de los presos, centro del artículo de Childs, representan las nuevas formas de la esclavitud en los siglos que siguieron a la abolición. Pero ahí también hay resistencia y también ahí hay comunidad: Paul D y sus compañeros hablan a través de la cadena que los une en estas escenas que Childs considera parte de un “anacronismo intencional”: “the difference was in the power of the chain… For one lost all lost. The chain that held them, would save all or none” (130) 115. Por eso se salvan cuando llega la inundación.
En A Mercy , no hay demasiada comunidad, excepto entre los esclavos de la casa de Jacob Vaark, en el período corto que transcurre entre la muerte de Jacob y el cambio profundo en Rebekka; y entre las mujeres que viajan en el barco hacia América, cuando forman una comunidad que les permite sentirse reinas (pag. 82 en adelante). Fuera de esos momentos, las resistencias de A Mercy son individuales. Es posible que esa falta de intentos comunitarios tenga que ver con el momento histórico que es el del empuje inicial de la esclavitud en todo el Caribe, incluyendo el Sur de los Estados Unidos, el mismo empuje que lleva a Jacob a convertirse en esclavista cuando, en un comienzo, rechazaba la idea.
Hay una coincidencia interesante entre las dos novelas: el debate y la lucha que se plantea alrededor de los nombres. En Beloved , Stamp Paid no acepta el nombre que le dan los blancos y elige otro: un acto de resistencia que implica que el personaje se niega a dejarse definir por los amos. Baby Suggs no quiere llamarse Jenny: se lo dice a Mr. Garner, el amo, cuando llega a la Plantación (167). Quiere conservar el nombre por el que la conoce su propia comunidad; piensa que tal vez así pueda volver a encontrarse con sus hijos perdidos, que no la reconocerían como “Jenny”.
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