Este atropello constante, que en las slave narratives se expresaba a través de alusiones solamente (ya que en ese momento era imposible que las escritoras negras describieran en detalle el acto sexual), aquí se convierte en una amenaza constante y explícita. En A Mercy , la amenaza de la violación para Florens lleva a a minha mae a entregarla a Jacob Vaark. En Beloved , algunos de los hijos de las mujeres negras son hijos de blancos y hay madres que no consiguen aceptarlos.
Quizá la marca más fuerte en los cuerpos --tanto de hombres como de mujeres--sea la de la muerte violenta, aplicada con toda intención por el amo primero y después, por Sethe a su hija pero solo para salvarla de la amenaza de la Institución. En Beloved , la muerte de la beba es solamente una entre muchas. Quizás el paradigma de estas imágenes de muerte sea la aparición del cuerpo sin pies y sin cabeza, ese cuerpo anónimo en el que cada esclavo imagina a uno de sus seres queridos. Ese cuerpo maltratado es el símbolo de los desaparecidos de la esclavitud, representados entre otros por los hijos que Baby Suggs nunca vuelve a ver. En A Mercy , también hay desaparecidos, miembros de la familia que no vuelven a reunirse, empezando por a minha mae y Florens, que no se cruzan nunca más excepto en la narración misma, donde sus voces aparecen contrapuestas.
La muerte horrenda de Beloved es consecuencia de la imposibilidad absoluta que tiene la maternidad de realizarse dentro de la esclavitud. Es esa imposibilidad la que hace que Sethe prefiera matar a su bebé antes que verla vivir como esclava. La razón se dice con todas las letras en la novela: cuando se vive como esclava, se vive sabiendo que “anybody white could take your whole self for anything that came to mind, not just work, kill or maim you but dirty you. Dirty you so bad you forgot who you were” (295) 100. La suciedad, la cosificación, la animalización, la humillación son constantes porque la institución convierte a seres humanos en cosas vendibles, en animales, en semi humanos sin derechos. Que las novelas de Morrison transcurren en tiempos de la esclavitud pero se refieren sobre todo a la neoesclavitud queda claro cuando, en Beloved , Paul D entiende su precio como cosa, como objeto vendible: “He has always known or believed he did, his value – as a hand, a laborer who could make profit on a farm–but now he discovers his worth, which is to say he learns his price. The dollar value of his weight, his strength, his heart, his brain, his penis, and his future” 101(267). Para la esclavitud, los seres humanos de origen africano son cuerpo solamente, son peso, fuerza, pene, corazón, cerebro. Nunca personas. Y sigue siendo así en el presente de la escritura: por eso Morrison agrega la cárcel para Paul D, esa “acronología” que marca Childs.
Cuando Paul D entiende que no es dueño de su propio cuerpo, tiembla. En su artículo, Childs estudia profundamente ese temblor. Con el estremecimiento de ese personaje, Morrison está mostrando el horror de la esclavitud a nivel de síntoma personal pero hay más que eso en sus novelas. En Beloved , a pesar de que el mundo de sus personajes está muy cerrado, cada tanto, la narración abre el foco y mira el momento histórico desde arriba, desde un punto de vista más general. Por ejemplo, en algún momento de la narración dedicada a Paul D, se habla de lo que aparece en las noticias de los diarios de la época sobre los negros: nunca los horrores de la esclavitud sino los relatos que los enmascaran (183). Más adelante, en la novela, hay una enumeración estilo Walt Whitman de ciertos hechos posteriors a la Guerra Civil, para mostrar que la abolición no terminó con la falta de derechos para los africanoestadounidenses: “Whole towns wiped clean of Negroes; eighty seven lynchings in one year alone in Kentucky; four colored schools burned to the ground; grown men whipped like children; children whipped like adults; black women raped by the crew; property taken, necks broken… human blood cooked in a lynch fire was a whole other thing. The stench stank” (212) 102. Esas aperturas de foco son parte de la visión general de la voz narradora, y permiten entender el peso simbólico de lo que se cuenta. Por supuesto, el uso de los personajes como símbolos es otro mecanismo que busca el mismo efecto.
Resistencias
Como ya se dijo, la resistencia es indispensable en ese contexto: la totalidad no puede, no debe aceptarse.
La muerte horrenda de Beloved es el acto de resistencia más terrible que se cuenta en Beloved. Es difícil aplaudirlo. Paul D le dice a la protagonista: “What you did was wrong, Sethe” 103(194) y la deja sola porque no puede tolerar la situación con la que se encuentra en la casa 124. Al final consigue volver pero eso es solamente cuando comprende ese asesinato como un acto de amor, y de sacrificio. El mismo tipo de sacrificio que hace a minha mae en A Mercy.
Ambas madres, a minha mae y Sethe, definen la maternidad desde lo heroico. Tanto la entrega de Florens como la muerte de Beloved son actos heroicos aunque parezcan lo contrario en una lectura superficial. En ambas novelas, la maternidad está en el centro y, en la situación de cosificación de la esclavitud, es directamente imposible cumplir con ese rol.
En Beloved , quien describe mejor el problema es Baby Suggs. La abuela de la 124 nunca vuelve a ver a sus hijos, apenas si logra encontrarse con su nuera y dos de sus nietas, una de las cuales muere asesinada veintiocho días después de que ella la conozca. La solución de Baby Suggs es una necesidad de no sentir nada hacia sus hijos: “The last of her children, whom she barely glanced at when he was born because it wasn’t worth the trouble to try to learn features you would never see change into adulthood anyway. Seven times she had done that: held a little foot; examined the fingertips with her own–fingers she never saw become the male or female hands a mother would recognize anywhere. She didn’t know to this day what their permanent teeth looked like; or how they held their heads when they walked” (163-4) 104.
En A Mercy , la maternidad se replica en la estructura. La escena seminal en la que a minha mae pide a Jacob Vaar que se lleve a su hija se cuenta varias veces: una vez desde el punto de vista de la hija, una desde el punto de vista del que la recibe, el nuevo amo, y una última vez desde el punto de vista de la madre, a la que se permite cerrar el libro y dar el último consejo, la “bendición” del título. En Beloved , la maternidad es el lazo principal (entre Sethe y Beloved, viva y después de muerta, como fantasma). Pero además tiene relación con dos actos violentos, intolerables: la violación y el “robo de la leche”. La mujer negra, cosificada y transformada en mercancía, es una reproductora de esclavos para los amos, como se dice en uno de los testimonios del primer capítulo y/o una proveedora de leche para los hijos de los blancos. La Institución roba el trabajo, el cuerpo, la vida, el futuro, y también la leche a los negros y lo hace con tranquilidad porque define a los negros como no humanos
Cuando Sethe llega a 124, llega agobiada por el pasado que pronto la llevará al asesinato y más tarde se convertirá en el fantasma de Beloved: “She shook her head from side to side, resigned to her rebellious brain. Why was there nothing it refused? No misery, no regret, no hateful picture too rotten to accept? (…) (her brain) Loaded with the past and hungry for more, left her no room to imagine, let alone plan for, the next day” (83) 105. Dentro de ese pasado cuyo peso es terrible, el robo de la leche es uno de los peores recuerdos para ella, junto con el látigo. Los dos símbolos del horror de la Institución Sureña aparecen en la misma conversación (18 a 21).
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