En A Mercy , sucede exactamente lo mismo. La fecha en que comienza la acción también se nombra con claridad desde el principio y las discusiones políticas alrededor del colonialismo y el comercio caribeño aparecen en el primer capítulo, que corresponde a Jacob Vaark. En el capítulo de Rebekka, su esposa, se mencionan la quema de brujas, las guerras entre facciones cristianas en Europa, las plagas del Renacimiento, la crueldad de la justicia inglesa y por supuesto, la situación de sumisión que sufrían las mujeres en las sociedades europeas, incluyendo la inglesa y la holandesa.
Por otra parte, se hace un estudio muy cuidadoso del momento histórico no solo estadounidense sino caribeño y mundial. A Mercy está claramente situada en el momento en que la burguesía (representada por Jacob Vaark) empieza a acrecentar su poder y hacerse fuerte frente a la aristocracia (representada por el esclavista portugués al que pertenecen Florens y su madre al comienzo) y también a desear parecerse a ella (la casa terrible que construye Jacob es parte de ese deseo). Es un momento de mucho movimiento comercial: se habla constantemente del dinero que atraviesa el Atlántico en el Comercio Triangular de esclavos, el comercio del azúcar y otros mercados típicamente coloniales. En cuanto a la esclavitud, es evidente que se está consolidando pero en el momento de la acción, no está restringida a los descendientes de africanos: todavía hay esclavos blancos e indios y también algunos negros libres.
En ambas novelas, lo histórico es central y se lo plantea con claridad y fuentes cuidadosas, pero al mismo tiempo, esa materia histórica está inserta en estructuras que, dentro de la tradición europea, no combinan bien con la relación que debería tener la “Historia” con los “hechos”.
Estructuras
A Mercy se cuenta en las voces de tres narradores. Al principio, hay una alternancia entre dos: una primera persona que habla a una segunda (Florens, que le habla al herrero, y digo “habla” porque al principio el discurso en bastardilla parece oral); y una tercera que va variando el centro de atención y pasa de personaje en personaje. Solamente al final, aparece el tercer narrador, otra primera persona, y es ella la que se queda con la última palabra. Se trata de a minha mae , la madre de Florens. Así, la hija abre la novela y la sostiene pero la que la cierra es la madre. El lazo entre ellas (cortado, maltratado por la esclavitud, como en el caso de Beloved ) es el marco de toda la historia. No hay duda de que el tema de la maternidad tiene mucho peso en la obra de Morrison.
De todos modos, el núcleo narrativo está, sin duda, en la tercera persona, intercalada entre los discursos (aparentemente orales) de Florens. Esa tercera persona describe, en este orden, las experiencias de : Jacob Vaark, amo de Florens; Lina, la amerindia esclava de Jacob; Rebekka, esposa de Jacob; Sorrow (Dolor 74), un personaje tan simbólico como el fantasma en Beloved ; y finalmente Willard y Scully, dos esclavos por deudas. La esclavitud se analiza así desde múltiples puntos de vista: una esclava negra y su madre en primera persona (esta última al final); un europeo dueño de esclavos; una esclava amerindia; una mujer blanca (cuya situación de falta de poder la acerca en parte a los esclavos, exactamente igual que muchas mujeres en Uncle Tom’s Cabin de Harriet Beecher Stowe 75); otra esclava, mestiza, que no tiene familia; y blancos esclavos por deudas.
Con estos elementos, la estructura literaria de A Mercy es espiralada: después de cada personaje se vuelve a Florens, cuyo discurso es cada vez más comprensible para los lectores, a quienes al principio les falta mucha información narrativa para entenderlo en profundidad. La espiral se corta al final con la aparición de a minha mae , cuyo relato vuelve atrás, a una historia inmediatamente previa al momento en que empieza el libro.
Así como se repiten las primeras y terceras personas, hay ciertos motivos que reaparecen rítmicamente cada tanto: los zapatos y los nombres (relacionados con problemas de identidad en el contexto específico de la esclavitud); los barcos (hay referencias al Middle Passage y a la migración europea hacia América); los debates sobre colonización y esclavitud y las ideas que los justifican (por ejemplo, el supuesto canibalismo de los pueblos no europeos); el amor humano en todas sus formas (maternidad, paternidad, pareja, amistad); las casas como realidades y como símbolos al mismo tiempo. Solamente al final, aparece el último de ellos: la escritura. Si se relee la novela, se nota que ese último motivo estaba presente desde el principio aunque bastante oculto. Por otra parte hay una serie de cuentos breves que resumen temas e hilos importantes de la novela.
Beloved apoya su crítica a la esclavitud y al binarismo europeo en un enfoque estructural diferente: lo que hace Morrison es subvertir y mestizar ciertos géneros europeos. En el centro de la mezcla de géneros que practica está la “novela de fantasmas”.
La obra está dividida en tres partes, casi como una obra de teatro clásica, y cada una de las partes empieza con la misma declaración descriptiva sobre un lugar esencial, la casa 124. La primera oración de la parte es: “ 124 was spiteful” (3) 76. Esa maldad es la que trae al fantasma y condena a las mujeres que viven en esa casa a enfrentarse con el pasado y el futuro al mismo tiempo. La de la segunda es “ 124 was loud” (199) 77, donde “loud” es claramente menos destructivo que “spiteful”, más tolerable. En la última parte, la primera oración es: “ 124 was quiet” (281) 78. Se trata del momento en el que los personajes se acercan por fin a la tranquilidad, la recuperación de cierta paz, no una paz completa por supuesto.
Dentro de esa evolución, marcada por los tres comienzos anafóricos, Morrison utiliza géneros europeos en un acto de apropiación inversa y los lleva a territorios nuevos, subversivos. Los rasgos de esos géneros son importantes para la estructura de la novela, sobre todo si se fija la atención en el gótico.
El gótico estadounidense es diferente del europeo (empezando por la centralidad del lugar, la mansión gótica que caracteriza al género), sobre todo porque los Estados Unidos no tienen una historia medioeval en la que abrevar. En el continente americano, no hay palacios góticos en los que establecer la narración y enraizarla con ideas conservadoras sobre la Historia, sobre todo el dolor por la pérdida de la autoridad feudal. Morrison toma mucho del gótico estadounidense, cierto, pero Beloved no es en realidad parte de ese género como sí lo son los cuentos de Edgar Allan Poe y Nathaniel Hawthorne y algunos rasgos de las novelas de William Faulkner. Esta novela es algo mucho más subversivo, más teñido de visiones del mundo que no pertenecen al “mainstream”.
Como en el gótico, tanto europeo como estadounidense, los dos lugares en los que se desarrolla la mayor parte de la acción son cerrados, lugares que establecen reglas propias, distintas de las del resto del mundo. Pero en lugar de castillos que esconden secretos terribles o monstruos, aquí se trata de una Plantación –más parecida a un castillo por la “aristocracia” de los dueños pero con un territorio abierto alrededor– y una casa pobre a la que se llama por tres números solamente, 124.
La Plantación tiene un nombre irónico y vacío: se llama “Sweet Home” (Dulce Hogar), una representación de la visión paternalista de la esclavitud como institución bondadosa y necesaria. Al contrario de lo que implica el nombre, se trata de un lugar cerrado, una cárcel. En ese espacio, los personajes negros son cosas, objetos solamente. Es un lugar del que es imperativo escaparse (como quien se escapa de una tumba en la que lo enterraron en vida, la metáfora esencial de la esclavitud y la cárcel).
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