En ambos casos, sin embargo, en innegable el matiz figurativo de la forma verbal creada a partir de la referencia a un animal. Podemos observar ambas construcciones verbales en los siguientes ejemplos: « Avíspate si no quieres que te hagan tonto»; «tu hermano se achunchó cuando vio tanta gente»; «ella siempre lo engatusa con sus mimos y melindres»; « chicotea los caracoles porque vamos atrasados a la reunión»; « te fuiste al chancho con lo que le dijiste a tu amiga»; « le eché la foca cuando me dijo que estaba mal»; «seguro que vas a la fiesta a puro revolver el gallinero »; «realmente le pegaste al gato con las respuestas que diste». Los tres primeros ejemplos presentados corresponden a formas verbales que se han formado a partir de la derivación de una voz animal, es decir, se ha realizado un paso desde una clase sustantiva a una clase verbal. En el caso de Avíspate si no quieres que te hagan tonto , la forma verbal proviene, obviamente, del sustantivo avispa , el cual es transformado en un verbo mediante la adición de la terminación - ar . El caso de Tu hermano se achunchó cuando vio tanta gente y Ella siempre lo engatusa con sus mimos y melindres es algo diferente, ya que la derivación que se produce desde la forma nominal a la verbal es más compleja.
En achunchar y engatusar podemos observar un proceso de afijación discontinua, en el que a los sustantivos chuncho y gato se les une un sufijo que señala su carácter verbal (la terminación -ar ) y un prefijo que permite dar más coherencia a la nueva pieza verbal, generada a partir de una zoonimia. De esta manera, se observan por lo menos dos procesos mediante los cuales los hablantes crean nuevas formas verbales utilizando nombres de animales, que les permiten aumentar el caudal significativo de la lengua.
Un tercer mecanismo de creación de formas verbales mediante el uso de expresiones zoonímicas se produce a partir de la adición de una palabra del mundo animal a una forma verbal común de la lengua, suma que produce un nuevo complejo léxico, con un significado original y diferente de las partes que lo componen. Tal es el caso de Te fuiste al chancho o Chicotea los caracoles . Este tipo de complejo crea un significado metafórico que puede ser comprendido gracias a la experiencia y a la competencia comunicativa de los hablantes de la comunidad en la que estas expresiones se generan. En algunas de estas construcciones verbales, el significado del verbo principal se mantiene más o menos intacto (como en revolver el gallinero ), mientras que en otros el significado original se pierde y adquiere otro matiz en el conjunto (como en irse al chancho ).
Otro tipo de estructura sintáctica en la que se manifiestan las expresiones zoonímicas es el complemento, particularmente de tipo circunstancial. Llama la atención la gran productividad que las expresiones basadas en elementos del mundo animal tienen dentro del habla coloquial para describir acciones y situaciones de manera certera y significativa. En este tipo de estructuras sintácticas se manifiesta la enorme capacidad de observación y relación que los hablantes tienen respecto del mundo que los rodea y la lengua que utilizan, ya que muchas –por no decir todas– las expresiones zoonímicas que se construyen como complementos actúan como elementos comparativos entre la referencia del mundo animal y el elemento del discurso que el hablante compara.
La mayor parte de los complementos zoonímicos encontrados son encabezados por la preposición comparativa «como». A pesar de esto, es posible observar, aunque en menor medida, complementos circunstanciales de lugar y de tiempo dentro de las expresiones zoonímicas. La proliferación de complementos de carácter comparativo puede ser explicada por el carácter figurativo y de imagen que la alusión al mundo animal y sus elementos tiene. Algunos ejemplos de expresiones zoonímicas en estructura de complemento son los siguientes: «Estoy pensando en la inmortalidad del cangrejo »; «esa música está a todo chancho »; «mi abuela se acuesta con las gallinas »; «quedé como gato mirando para la carnicería con tan poca comida»; «me quemé como jaiba en la playa»; «con los calmantes que me dieron dormí como un lirón ».
Como se observa en los ejemplos, si bien los complementos encabezados por «como» parecen ser más comunes, es posible encontrar también otro tipo de preposiciones al inicio de los complementos. Dentro de esta gama, se observan complementos de modo (Esa música está a todo chancho ), de tiempo (Se acuesta con las gallinas ) e incluso suplementos, como en el primer ejemplo. Llama la atención en estos casos la aparente discordancia que existe entre la preposición que encabeza el complemento y la circunstancia a la que este hace referencia. La preposición «con», por ejemplo, pareciera ser más apropiada para establecer una relación de compañía o de instrumento, pero en este caso está señalando, con el conjunto del complemento, una circunstancia temporal, que solo puede ser comprendida por un hablante que participe de la comunidad de habla en la que esta expresión zoonímica se ha producido.
Una estructura muy productiva para la aparición de expresiones zoonímicas es la estructura comparativa [más + … + que + …]. Junto con los complementos encabezados por «como», este tipo de construcción permite relacionar y caracterizar sujetos y situaciones mediante una referencia a la realidad animal que los hablantes observan. Las comparaciones pueden ser utilizadas para expresar tanto matices positivos como negativos del elemento que determinan. En términos de significado, las comparaciones zoonímicas se construyen haciendo una referencia directa a una imagen real y efectiva observada en el mundo animal que es extrapolada e igualada a un sujeto o situación que quiere ser caracterizada. Esta caracterización se realiza con un innegable matiz humorístico que amplía la interpretación de la expresión y la sitúa en un plano eminentemente pragmático. En la construcción de estas expresiones comparativas pueden utilizarse como elementos zoonímicos tanto nombres de animales como partes o elementos relacionados de y con ellos. Algunos ejemplos: «Tu primo es más pesado que consomé de ballena »; «este auto está más arreglado que caballo de circo »; «dame un vaso de agua, estoy más seco que escupo de camello »; «Jaime quedó más contento que perro con pulgas con su regalo»; «doña Rosa es más chueca que peo de culebra »; «Pedro no presta nunca sus cuadernos, es más cagado que palo de gallinero »; «mi hermano es más flojo que gato de chalet ».
Para que estas construcciones puedan ser consideradas expresiones zoonímicas es necesario que en ellas se manifieste un grado de inmovilización que permita reconocerlas como frases fosilizadas que son usadas tal cual como aparecen por diferentes hablantes para significar lo mismo. Debido a que la estructura comparativa es muy productiva, es posible encontrar alguna comparación que utilice un elemento animal que aún no manifieste ningún grado de inmovilización, que sea utilizada por un hablante como parte de su idiolecto o que haya surgido de manera creativa en alguna interacción comunicativa. Para que un enunciado de este tipo pueda ser considerado efectivamente como una expresión zoonímica es necesario que se convierta en una estructura fuertemente amalgamada y que pueda ser parte del habla de todos o de gran parte de los hablantes de una comunidad.
Otro aspecto interesante de este tipo de construcción, y en general de todas las expresiones zoonímicas de estructura compleja, dice relación con el nivel de abstracción y de metaforización que manifiestan. Debido a que se encuentran en lo que podríamos denominar metáforas intermedias (siguiendo a Lakoff y Johnson, 1980), requieren que los hablantes, para comprenderlas, interactúen de manera efectiva con su comunidad de habla y sean capaces además de distinguir las relaciones que existen entre el mundo referido por la expresión zoonímica y el mundo de los sujetos comparados con ella.
Читать дальше