Vale la pena detenerse solo en dos casos, pues proporcionan mayor información sobre las relaciones laborales de la empresa. En 1447, Martí y su hijo Gonçal eligieron como procurador a Lluís Munterde, un comerciante que según revela el acta notarial residía en la casa de los Roís («in domo mei Martini Roiç residentem»). Quizá se trata de los niveles últimos del aprendizaje profesional, cuando los jóvenes mercaderes formados en la casa-tienda del patrón, donde también vivían, asumían la función de factores comerciales en el extranjero. 101De no ser así, se trataría de un mecanismo de sociabilidad –el alojamiento de un comerciante foráneo– sobre el que se sustentaría la colaboración profesional, la corresponsalía, sin que intermediara pertenencia a la organización interna de la empresa. Un caso muy distinto fue el del cambista Lluís Belluga, profesional con una dilatada carrera a sus espaldas, con su propia mesa de cambios situada en el entorno de la lonja mercantil de la ciudad, que debía realizar la función de banca depósito para la empresa Roís, la cual no había crecido aún lo suficiente para transformar su función económica principal. Belluga, en cuya mesa se ingresaba o reintegraba el dinero de las letras de cambio giradas desde o hacia Valencia, es citado indistintamente como procurador o como factor y gestor de los negocios de Martí Roís, lo cual solo implica que estaba contratado por Roís para realizar esas gestiones. 102
PARIENTES Y COMPAÑEROS DE PROFESIÓN
El éxito profesional de Martí Roís dependió en buena medida del apoyo recibido de la red de sociabilidad en la que se integró, y de la posición que familiares y compañeros de profesión ocupaban en la sociedad local. En 1436, Bonanat Bellpuig hizo gestiones en la mesa del notario Pere Castellar, como procurador de Martí Roís, al cual mencionaba como cuñado suyo. 103Habían pasado veinte años desde su instalación en Valencia, y en el momento del juramento de la ciudadanía ante el justicia civil y alguno de los miembros de la Juradería, Roís se había comprometido a mantener familia y casa en la ciudad. La adquisición de la nueva residencia era una estrategia a largo plazo que contemplaba la integración en la sociedad local a través de una alianza matrimonial. La elección de esposa recayó sobre un linaje de corredores de origen converso que había acompañado a los Ruiz desde antes de la instalación de Martí Roís en la ciudad, y que había trabajado probablemente para su padre, Gonzalo Ruiz, cuando años antes hacía negocios en Valencia. 104Hacia mediados de abril de 1418, antes de haberse cumplido el año desde el juramento de ciudadanía, Blanquina reconocía mediante contrato notarial que su padre, Rossell Bellpuig, le había entregado joyas y ropas por valor de 3.000 sueldos como dote de su matrimonio con Martí. 105
El patriarca de la familia, Rossell, con el nombre de Jaffudà Coffe mientras pudo ser judío, era un profesional de reconocido prestigio en su medio laboral, los corredores de mercado, de orella , comisionados para mediar en las compra-ventas y en los negocios financieros. La matrícula de corredores, constituida a partir de los juramentos prestados ante el justicia civil, revela que en las décadas finales del siglo XIV la presencia de judíos en este medio profesional era notable: una séptima parte del grupo estaba integrada por hebreos. 106Es probable que todavía en la etapa adulta de su vida, la acumulación de riqueza le hubiera permitido incluso tentar ámbitos empresariales más complejos que los que se limitaban al mercado local. Al menos, un personaje homónimo, Jaffudà Coffen, es citado como mercader judío de Valencia en 1381, negociando con seda junto a artesanos hebreos barceloneses en la ciudad condal. 107
El pogromo de 1391 y la conversión forzada no amedrentaron a Rossell, que continuó con su actividad profesional. Al menos se conservan los juramentos de su profesión entre 1396 y 1432. 108A principios de 1434, la esposa de Martí Roís, Blanca Bellpuig, recibía un legado testamentario de su difunto padre, Rossell, entregado por sus hermanos y albaceas testamentarios, Bonanat y Rafael. 109Durante esas décadas, Rossell trabajó para las instituciones locales, bien el Consell bien la Diputació del General , realizando labores de correduría con el fin de arrendar los respectivos impuestos, cargar censales o contratar ayudas para el abastecimiento del mercado, por ejemplo. También en ese período, participó en la representación de su oficio, como en 1413 y 1424. 110
Su larga trayectoria profesional favoreció la mejora laboral y el ascenso social de sus hijos. Los dos hermanos citados, que sobrevivieron a otro desaparecido por muerte prematura, Daniel, trabajaron juntos la mayor parte de su vida. En un contrato temprano, de 1417, cuando Roís se afincó en Valencia, Rafael ya era citado como mercader ciudadano de Valencia. Daniel lo era ya antes de su fallecimiento en 1429. El otro, Bonanat, era mercader desde que se registra su actividad profesional en las mesas notariales, 1428. 111En ese año, reconocía a sus suegros, Joan Massana y su esposa Gràcia, haber cobrado los 8.000 sueldos negociados como dote de su mujer Tolsana. 112Desde bien temprano, ambos hermanos colaboraron en los negocios de Martí Roís 113y, con el tiempo, facilitarían la transición de la empresa Roís a la muerte del padre, colaborando con sus sobrinos; a la vez que estos, y en especial Gonçal Roís actuando como albacea testamentario, jugaron papeles claves en la renovación generacional de la familia Bellpuig. La relación laboral y afectiva entre las dos familias fue intensa y se mantuvo en el transcurso del tiempo.
Cuando Martí Roís se avecindó en 1417 ya habían pasado veinticinco años desde que el asalto a la judería había truncado el sueño de la comunidad hebrea en la capital valenciana. 114Un episodio de violencia extrema, acontecido el 9 de julio de 1391, que había costado la vida a cerca de doscientas cincuenta personas, provocado por el resentimiento y el odio ante el crecimiento demográfico y social de la comunidad hebrea, y urbanístico de su judería e integrado en el juego de intereses y desavenencias que desgarraban a la sociedad política valenciana de la época, lo que explica la participación en aquella barbarie tanto de pobres y menestrales como de miembros distinguidos de la oligarquía urbana. 115Tras la pacificación de la sociedad local por la monarquía, se inauguró una época de proselitismo militante durante la cual se impuso la oratoria encendida del dominico Vicent Ferrer, que apostaba por la integración social de la nacida comunidad conversa. Su triunfo supuso en 1396 la erradicación de cualquier posibilidad de recuperar la judería en la capital del reino y la expulsión de los recalcitrantes que no deseaban convertirse a la fe cristiana de las juderías que languidecían en otras villas del reino. A partir de entonces, las instituciones municipales y reales protegerían el proceso de integración social de los recién convertidos, de manera que el rastro de su pasado hebreo comenzaría a diluirse con el transcurso del tiempo. 116Hacia mediados de la década de 1420 la designación de neófito o converso comenzaba a desaparecer de las actas notariales, quizá por influencia de las propias instituciones públicas. Sin embargo, cuando Roís llegó a Valencia, todavía había pasado poco tiempo y la inquina, el rencor y la envidia campaban aún por las calles y plazas de esta ciudad. Y lo seguirían haciendo por mucho tiempo. Un ejemplo cotidiano. En 1448, se había descubierto la venta fraudulenta de pimienta en el mercado. La rápida actuación del mustaçaf , el oficial encargado de su vigilancia, había permitido detener a los culpables, de los que se decía que eran conversos. 117Esta acusación colectiva indica que el rasgo identitario de los descendientes de judíos convertidos al cristianismo aún no se había disuelto plenamente en la sociedad valenciana. Una década antes, en 1437, las comunidades de conversos de Cataluña y Valencia elevaban sus quejas al papa, y le hacían notar notar que el odio y el desdén de una parte de la comunidad cristiana los condenaba a la segregación e impedía incluso los matrimonios entre miembros de ambas comunidades. 118La endogamia familiar conversa se reforzaba con el desprecio de la mirada ajena. Y, aun así, la comunidad seguía prosperando.
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